Perlas negras/XXIV

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¡Toca, toca! Tus manos de nieve
son magas creadoras.
A su impulso, ¡qué lánguidas surgen
del piano las notas!
y llenando la estancia quieta
de voces melódicas,
fingen himnos, sollozos, gorjeos,
sinfonías del viento en las hojas,
cuchicheos discretos de brisas
y plañidos lejanos de olas...
¡Toca, toca! Tu música inspira
mis más bellas trovas;
al oírla, reviven en mi alma
las viejas memorias,
y parece que ausentes venturas
riendo retornan,
¡que me besa como antes mi madre,
que como antes me quiere mi novia!
¡Toca, toca...! y después, cuando expiren
temblando en l'alcoba
los acentos postreros, ¡oh virgen!
acércate, apoya
en la pálida frente del bardo
tus labios de rosas,
y qu'el ritmo del beso corone
de tu Liszt la potente Rapsodia,
de tu Schumann los vagos Nocturnos;
y que vuelen, cantando, las horas,
la canción de la esperanza,
tenue, blanda, misteriosa...