Porgía (fragmento)
(TRADUCCIÓN DE GUILLERMO BELMONTE)
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Es la hora en que Venecia
Entona sus alegres serenatas
y alredor de San Marcos
Bajo los negros y vetustos arcos,
Sepultados los piés en el rocío
y en una mano el antifaz teniendo,
La noche de una hermosa primavera
Se está con la mañana divirtiendo.
Ningun rumor en horas tan calladas
La majestad en los palacios turba
De los santos que cubren las portadas.
La ciudad languidece, y prisioneras
Las apacibles olas
Se aduermen en las blancas escaleras.
Entonces es, cuando se vé á lo léjos
Por negra encrucijada
Cruzar sin vela y rauda y silenciosa,
Una barca, remada
Por solo un marinero
y con estrecha cámara en el fondo
Que una luz lleva de fulgor ligero.
Así se deslizaba en la alta noche
Por las olas y el céfiro mecida,
La góndola fugaz donde remando
Iba Dalti surcando
El blando seno de la mar dormida.
Al repetido golpe de las olas
Dejó atrás la ribera,
y cuando apenas léjos se veía
La ciudad placentera,
Que se iba sin cesar desvaneciendo
y con leve descenso parecia
Que en el fondo del mar se estaba hundiendo,
Al contemplar desierto el horizonte,
Parecida al alción que el vuelo rápido
De repente sujeta,
Dejó caer la góndola sus remos
y en el celeste mar quedóse quieta.
- Porcia, - murmuró el jóven: ¡Qué bonanza
y qué brisa tan plácida se siente!
Cántame tu romanza.