Primeros auxilios en los casos de accidentes e indisposiciones repentinas/Estructura del cuerpo humano

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CAPÍTULO I
Estructura del cuerpo humano

Para entender las explicaciones que seguirán en el transcurso de este libro, hay que tener, á lo menos, una noción de la anatomía y fisiología del cuerpo humano; es decir, conocer los órganos principales y sus funciones. Sólo así podrán prestarse los primeros auxilios con conocimiento y conciencia, sabiendo lógicamente por qué se hace cada cosa, evitando hacerlo mal por rutina ó ignorancia. Nadie puede manejar, ni menos componer ó remendar una máquina, por más sencilla que fuere, sin algunos conocimientos de su manejo, y con mayor razón una tan complicada como la máquina humana, sin tener sólidos conocimientos; así, deben estudiar en varios textos la organización del cuerpo humano, las leyes de la física, nociones de higiene, etc., que nunca se sabrá lo suficiente.

Aquí sólo daremos una somera idea de la extructura del cuerpo humano, principiando por los huesos que forman la base sólida ó esqueleto del cuerpo (láminas 1 a, b y c).

Para facilitar su estudio se divide el cuerpo en tres porciones : cabeza, tronco y miembros ó extremidades. Se estudia la manera cómo los huesos se unen entre sí para formar articulaciones, atados por ligamentos; como el esqueleto está revestido de músculos con sus tendones que efectúan los movimientos, presididos por los nervios que salen del cerebro y la médula y cómo se efectúan las funciones de los sentidos y la manifestación de la inteligencia, sensibilidad y voluntad.

Todos estos tejidos y órganos necesitan ser alimentados por un líquido vivificante: la sangre, que se distribuye por vasos á impulso del corazón, después de haber sido purificada en los pulmones por la introducción de gas oxígeno del aire indispensable para la vida, y por esto debe ser renovado constantemente. Esta sangre es producida por la transformación alimentos que el hombre toma para ser elaborados por el estómago, intestinos y órganos anexos, para luego ser absorbidos y llevados sin cesar al torrente circulatorio; pero que no sirve si no está bien oxigenada.


Esqueleto

Los huesos forman el esqueleto (lám. 1 a, b y c) ó armazón del cuerpo; son duros, resistentes y perdurables, cubiertos de una membrana: el periosto.

Los huesos sostienen las partes blandas y delicadas, rodean y protegen los órganos esenciales de la vida, (cerebro, médula espinal, corazón, pulmones, entrañas, etc.) y producen los movimientos por medio de las artículaciones y de los músculos. El esqueleto (lámina 1 a, b y c) está formado por doscientos huesos y se compone de las partes siguientes: cabeza, tronco y extremidades (lám. 1 a, b y c).

Los huesos, según su forma, se dividen en largos, planos y cortos.

Los largos se encuentran en las extremidades superiores é inferiores : clavícula, húmero, radio, cúbito, femur, tibia, peroné, falanges, etc., y son los que se rompen (fracturan) más fácilmente y por lo tanto, son los que más nos interesa conocer. Los planos: huesos del cráneo, costillas, ilíacos, etcétera, son más difíciles de fracturar y rodean órganos importantes, como corazas. Los huesos cortos: vértebras, huesos del carpo, tarso, etc., necesitan una enorme fuerza para romperse.

Los huesos en la niñez son blandos y flexibles, como el cartílago, doblándose en vez de romperse; con la edad ó las enfermedades se vuelven duros y calcáreos, haciéndose frágiles; por esto se producen
Lámina 1 (a). — Esqueleto humano. — 1. Vértebras cervicales — 2. Clávicula — 3. Esternón — 4. Costillas — 5. Húmero — 6. Vértebras dorsales — 7. Vértebras lumbares — 8. Pelvis — 9. Radio — 10. Cúbito — 11. Fémur — 12. Rótula — 13. Tibia — 14. Peroné.
Lámina 1 (b).
ducen más fácilmente las fracturas en los viejos que en los niños.
Lámina 1 (c) — Esqueleto humano.

La cabeza: se divide en cráneo y cara. El cráneo y la cara se constituyen de veinte huesos y todos están sólidamente unidos entre sí, á excepción del maxilar inferior, que puede moverse en su articulación (lámina 1 a, b y c. La cavidad del cráneo encierra y protege el órgano esencial de la vida: el encéfalo (cerebro, cerebelo y bulbo). La cara encierra en sus cavidades la mayor parte de los órganos de los sentidos, que son prolongaciones del cerebro: el ojo (órgano de la visión), el 'oído (de la audición), la nariz (del olfato) y la lengua (del gusto).

La columna vertebral (espina dorsal, espinazo) sostiene y es el eje del esqueleto, y parte principal del tronco: encierra y protege la médula espinal (continuación del cerebro), y está formada por veinticuatro vértebras unidas entre sí por unos rodetes fibro-cartilaginosos, elásticos: discos intervertebrales, que permiten la flexión y la rotación del cuerpo y amortiguan los choques, á modo de elásticos ó cojines en la acción de saltar, de caer, etcétera (láminas 1-a, b y c).

El tronco: está formado de dos cavidades ó partes: el torax y el abdómen. El tórax (caja toráxica, pecho), está formado de doce pares de costillas (siete verdaderas y cinco falsas) unidas flojamente por las extremidades posteriores á las vértebras dorsales, y delante al esternón por medio de cartílagos elásticos.

El torax circunscribe la cavidad torácica, en la que están contenidos los órganos más esenciales de la circulación sanguínea y de la respiración: es decir, el corazón y los pulmones. La cavidad torácica está separada del abdomen por una pared muscular: el diafragma (láminas 12 y 13). El abdomen está sostenido por un cinturón óseo, ancho y fuerte: la pelvis (láminas 12 y 13), formado de tres huesos voluminosos, los dos huesos ilíacos y el sacro. Forma una base sólida para el vientre (abdomen), que es completado por delante por una capa espesa de músculos que sostienen las vísceras en él contenidas, y une el tronco á las piernas por medio de fuertes articulaciones muy movibles, llamadas articulaciones coxo-femorales (lámina 5).

Los miembros ó extremidades: son los que más interesan, por tener huesos largos que se fracturan más fácilmente. Los miembros se dividen en superiores é inferiores. El miembro superior se divide en hombro, brazo, antebrazo y mano; esta última en la muñeca ó carpo, metacarpo y dedos. El miembro inferior se divide en muslo, pierna y pie, y éste en tobillo' ó tarso, metatarso y dedos.

Así, son dos miembros superiores (brazos) y dos inferiores (piernas), formados por huesos largos en su mayoría (lámina 1 a, b y c).

El miembro superior se compone del hombro formado por la clavícula adelante, del omóplato detrás (paleta); el brazo o hueso del húmero; el antebrazo está formado por dos huesos: el radio, del lado del pulgar y el cúbito. La mano se compone de veintisiete pequeños huesos: ocho para el carpo ó muñeca, cinco para el metacarpo o palma de la mano, y catorce para los dedos, que se dividen en tres hileras: falanges, falanginas y falangetas. El miembro superior es mucho más movible que el inferior, porque está fijo al omóplato, que goza de una gran laxitud por las inserciones de sus músculos (lámina 2).

El miembro inferior se compone del femur ó hueso del muslo; de los dos huesos de la pierna: tibia adentro y peroné afuera; el pie, que está formado de veintisiete pequeños huesos: siete para el tarso o tobillo, cinco para el metatarso o planta del pie y empeine y catorce para los dedos, que tienen tres hileras como la mano. La rótula es un hueso corto que impide los movimientos de la rodilla hacia delante, pero no está adherido al esqueleto, sino que es sostenido por tendones. El estudio de los huesos de las extremidades es el que más interesa por la facilidad con que se fracturan (lámina 1 a, b y c).

Articulaciones: son las uniones de los huesos entre sí. Hay articulaciones fijas, como el cráneo; semi-movibles, como las vértebras; movibles como el codo y la rodilla, y muy movibles, como el hombro y la cadera, ó porque hay una reunión de articulaciones muy cerca, como en el carpo y el tarso. Estas últimas son las que se dislocan más fácilmente, porque aunque son fuertes, están tan sueltas que permiten á los huesos movimientos en variadas posiciones y hay que conocerlas para tratar las entorsis y luxaciones.

Las extremidades articulares de los huesos están cubiertas de cartílagos muy lisos, cuyas superficies se mueven muy fácilmente las unas sobre las otras. Los huesos están reunidos entre sí por ligamentos muy fuertes y tapizados por las membranas sinoviales, que son bolsas elásticas, que segregan la sinovia (el aceite de la máquina), y forman, al rededor de las articulaciones cápsulas cerradas; también existen á lo largo de los tendones de los músculos formando las bolsas ó vainas sinoviales entre las diversas aponeurosis de los músculos y en todo sitio que goza de gran movimiento.

Lámina 2. — Articulación del hombro ó articulación escápulo-humeral — 1. Cabeza del húmero — 2. Cavidad glenoidea — 3. Tendón de la larga porción del músculo biceps — 4. Ligamento coracoides — 5. Fragmento del ligamento acromio-coracoides — 6. Sección del tendón del músculo subscapular — 7. Larga porción del músculo triceps.
Como es en los miembros donde se encuentran las articulaciones más movibles, que se tuercen (entorsis) ó se recalcan ó dislocan (luxación) más fácilmente, debemos conocerlos en particular
  • Lámina 3 (a). — Codo: cara anterior de la articulación del codo derecho (esquema). — 1. Parte inferior del cuerpo del húmero — 2. Cúbito — 3. Radio — 4. Epicóndilo — 5. Epitróclea — 6. Cóndilo — 7 y 8. Tróclea — 9. Cavidad coronoidea — 10. Apófisis coronoideo — 11. Cabeza de radio.
  • Lámina 3 (b). — Codo: corte ánteroposterior de la articulación del codo. — 1. Húmero — 2. Cúbito — 3. Cavidad coronoidea — 4. Cavidad olecraneana — 5. Olécrano — 6. Apófisis coronoideo — 7. Corte de la tróclea humeral.
Lámina 4. — Mano. — Sinoviales de la muñeca. — 1. Sinovial radio—cubital inferior — 2. Sinovial radio-carpiana — 3. Sinovial del pisiforme — 4. Sinovial general del carpo — 5. Sinovial trapezo-metacarpiana — 6. Sinovial ganchoso-metacarpiana. — I, II, III, IV, V, metacarpianos. — R, radio. C, cúbito — Piramidal. — L, semilunar. — S, escafoides. — T, trapezio. — P, trapezoide. — G, grueso grande, — C, hueso ganchoso.
con sus cartílagos interarticulares, sinovia, vaina, tendones, músculos, etc. La que más fácilmente sufre entorsis ó luxación es la articulación del hombro ó escápulo-humeral, porque la cabeza del húmero sale fuera de la cavidad, á pesar de los ligamentos y músculos que la rodean, como puede verse en la articulación abierta (lámina 2).
Lámina 5. — Cadera: corte transversal de la articulación coxofemoral. — 1. Zona del ligamento semi-anular — 2. Rodete cotiloideo — 3. Tendón reflejo del recto anterior - 4. Grasa del fondo de la cavidad cotiloidea — 5. Ligamento redondo — 6. Ligamento transverso de la gran escotadura — 7. Membrana obturatriz.
Otra articulación que sufre mucho por cualquier golpe es el codo, cuya estructura complicada explica la facilidad de entorsis, luxaciones ó fracturas de los extremos de los huesos (lámina 3 a y b).

Los dedos de la mano (lámina 4) en sus relaciones con la muñeca ó carpo, y ésta con el antetebrazo (cúbito y radio), están expuestos á lesionarse á menudo en que no sólo puede fracturarse el extremo del radio, sino que pueden torcerse ó dislocarse alguno de los muchos huesitos que forman esta parte del cuerpo; como también el salir las bolsas sinoviales de las articulaciones formando abultamientos que contienen sinovia (lámina 4).

  • Lámina 6 (a). — Rodilla: vista de frente, sin la rótula y con ligamentos.
  • Lámina 6 (b): — Rodilla: corte ántero-posterior mostrando rótula, ligamentos y vainas sinoviales.

Las extremidades inferiores están también expuestas á golpes, y sus articulaciones son muy movibles, y por eso es necesario conocer bien estas articulaciones.

La cadera ó coxo-femoral es una articulación formada por la cabeza del fémur, que entra en la cavidad cotiloidea de los huesos ilíacos ó pelvis, y que en grandes caídas ó movimientos puede ser contundido ó luxado (lámina 5).

La rodilla es una articulación que fácilmente se tuerce (entorsis); rompe los ligamentos ó se fractura la rótula ó se inflama la sinovia, quedando á menudo sentido por largo tiempo, como puede tenerse una idea por su estructura (lámina 6 a y b).

El pie por numerosos huesos y articulaciones forman la garganta del pie y talón (tarso, y el pie mismo (metatarso) con sus dedos puede dislocarse (luxación), torcerse (entorsis) y ser contundido por diversas causas, á pesar de lo fuerte de sus ligamentos (lámina 7).

Lámina 7. — Pie: — corte ántero-posterior de las articulaciones. — 1. Hueso calcáneo — 2. Hueso astrágalo — 3. Hueso escafoide — 4. Corte del primer hueso cuneiforme — 5. Corte del primer hueso metatarsiano — 6. Hueso sesamoideo del dedo gordo — 7 y 8. Tendones, flexor y extensor — 9. Tibia — 10. Tendón de Aquiles.
Los músculos

Los músculos (la carne) son masas rojas y blandas, constituídos por fibras que á veces están en reposo (lámina 8) y tienen la propiedad de contraerse, es decir, de hacerse más cortos y más gruesos en medio al aproximarse entre sí los puntos de uniones (lámina 9); dichos extremos que se unen á los huesos por tendones (láminas 8 y 9). Los músculos están cubiertos por tejido fibroso que forma vainas y aponeurosis, que los agrupan según las funciones que desempeñan, y tienen diversas formas.

Lámina 8. — Músculo biceps en reposo.
Lámina 9. — Músculo biceps en contraído.
Cuando los músculos están destinados á efectuar grandes trabajos, como levantar pesos, etcétera,
Lámina 10. — Músculos de la cara anterior del cuerpo.
Lámina 11. — Músculos de la cara posterior del cuerpo.
son grandes y fuertes masas, como en la pantorrilla y la cadera (láminas 10 y 11); los destinados á cubrir cavidades son anchos, como sobre el abdomen, la mejilla, etc. (láminas 10 y 11); cuando su acción es sólo dar una gran movilidad, son numerosos y pequeños, como en la cara para dar expresión (lámina 10).

El desarrollo de los músculos constituye la belleza, fuerza y energía física. Su enumeración y sitio puede verse (láminas 10 y 11).

Lámina 12. — Vísceras (tórax y abdomen). — 1. Tráquea — 2 y 2. Pulmones — 3. Corazón — 4. Diafragma — 5. Hígado — 6. Estómago — 7. Intestinos delgados — 8. Intestinos gruesos — 9. Vejiga.

No sólo en la parte exterior del esqueleto existen numerosos músculos; sino también en el interior del cuerpo.

Un músculo ancho separa la cavidad torácica de la abdominal y se llama diafragma (láminas 12 y 13); otros músculos forman parte de los principales órganos contenidos en el tórax y abdomen que constituyen las vísceras.

En la cavidad torácica las vísceras principales son el corazón (músculo hueco), los vasos y los pulmones (lámina 12). En la cavidad abdominal encontramos el hígado, los riñones, el estómago, los intestinos, etc. (láminas 12 y 13), recubiertos todos por una membrana serosa llamada peritoneo que se inflama fácilmente cuando cualquier órgano del abdomen está lesionado.

Lámina 13. — Abdomen: corte ántero-posterior del peritoneo. — vess., vejiga — ut., útero — rect., recto — int.gr., intestino delgado — col. tr., colón transverso — gr.ep., gran epilòn — est., estómago — foie, hígado — ep. g. hep., epiplón gastro hepático — arr. cav., cavidad posterior de los epiplones.

Gran número de músculos terminan por tendones, que son de tejido inextensible con sus vainas sinoviales para ayudar el deslizamiento cuando los puntos de inserción están muy distantes uno de otro, disposición admirable, parecida á la de las palancas, las correas y las ruedas de las máquinas más perfeccionadas (ejemplo: músculos palmares del antebrazo); pero entre las correas de tracción de las máquinas y los músculos hay otra diferencia importante, y es que éstos no se deterioran por el trabajo, sino que, por el contrario, ganan en vigor (ejemplo: el brazo del herrero, del gimnasta, etcétera), porque el trabajo ennoblece al hombre.

El corazón

El corazón no es como se dice ó se cree comúnmente, el asiento de las sensaciones y de los sentimientos; más bien es una especie de bomba impelente y aspirante, que mueve la sangre (láminas 14, 15, 16 y 17). Es un aparato carnoso complicado, un músculo hueco, revestido interiormente de válvulas, que se contrae y se dilata regularmente (comparable á una jeringa de cauchu) (láminas 15 y 17). Está formado de cuatro cavidades: dos aurículas, arriba, y dos ventrículos debajo; cada aurícula comunica con su ventrículo correspondiente (láminas 15 y 17). La cesación del movimiento, la paralización del corazón, produce la muerte rápidamente (láminas 14, 15, 16 y 17).

El corazón está situado en la mitad izquierda de la cavidad torácica (láminas 12 y 16). Está constituído de dos mitades (láminas 15 y 17), separadas completamente entre sí. La mitad izquierda, es decir, ventrículo del lado izquierdo, suministra la sangre á todas las partes del cuerpo; y la aurícula del mismo lado recibe de los pulmones la sangre purificada.

La mitad derecha: ventrículo del lado derecho, envía la sangre á los pulmones á purificarse y recibe en la aurícula derecha la sangre venosa de todas las partes del cuerpo (láminas 14, 15, 16 y 17).

La sangre traída por las venas cavas entra en la aurícula derecha (láminas 15 y 17), pasa de allí al ventrículo derecho, pasando luego á la
Lámina 14 — Corazón y grandes vasos del mediastino. — 1. Ventrículo derecho — 2. Arteria pulmonar — 3. Ventrículo izquierdo — 4. Cayado de la aorta — 5. Tronco arterial braquio cefálico que se divide en: carótida primitiva y subclavia derecha — 6. Carótida primitiva izquierda — 7. Subclavia izquierda — 8. Aurícula izquierda — 9. Aurícula derecha — 10. Vena cava superior — 11 y 12. Troncos venosos braquio-cefálicos derecho é izquierdo formados por la reunión de la yugular interna y de la subclavia — 13. Tráquea arteria — 14. Aorta descendente — 15. Vena cava inferior y venas suprahepáticas.
Lámina 15. — Corazón: corte y vasos principales. — 1. Ventrículo izquierdo — 2. Ventrículo derecho — 3. Aurícula derecha — 4. Aurícula izquierda — 5. Arteria aorta (cayado y ramas torácicas) — 6. Arteria pulmonar — 7. Venas pulmonares — 8. Vena cava inferior — 9. Vena cava superior.
Lámina 16. — Corazón y pulmones en la cavidad torácica. — 1. Pulmón derecho — 2. Tráquea respiratoria — 3. Corazón — 4. Ventrículo derecho — 5. Ventrículo izquierdo — 6. Aurícula derecha — 7. Vena pulmonar — 8. Arteria aorta (cayado y aorta torácica) — 9. Arterias carótida y subclavia — 10. Vena cava inferior — 11. Vena cava superior — 12. Venas yugular y subclavia.
arteria pulmonar para ir á purificarse en los pulmones y volver á la aurícula izquierda por las venas pulmonares, para pasar en seguida al ventrículo izquierdo y de allí distribuirse á todas partes del cuerpo por la arteria aorta (láminas 14, 15, 16, 17 y 18).

La arteria pulmonar y la aorta presentan en su origen tres repliegues en forma de nidos de paloma y se llaman válvulas sigmoídeas (lámina 15).

Circulación de la sangre (esquema). — V. V. Ventriculos con aurículas — P. Circulación pulmonar ó menor — C. Circulación mayor de todo el cuerpo.
Vemos que el corazón derecho (aurícula) recibe la sangre venosa de todas partes del cuerpo, que pasa por la válvula tricúspide al ventrículo derecho que la envía á los pulmones para oxigenarse; mientras que del lado izquierdo (aurícula) la recibe purificada, y pasa á través de la válvula mitral al ventrículo izquierdo que la suministra á todas partes del cuerpo (láminas 15 y 17).
Vasos sanguíneos

El conjunto de tubos ó vasos que distribuyen la sangre á todas partes del cuerpo y la vuelven á traer al corazón, constituye el sistema de vasos sanguíneos (láminas 18, 19, 20, 22, 23 y 24). Son como los caños de aguas corrientes y los conductos de desagüe, dividiéndose y subdiviéndose, haciéndose cada vez más pequeños hasta formar los vasos capilares (lámina 21), que vuelven á reunirse para hacer troncos cada vez mayores (láminas 18, 19, 20, 22, 23 y 24).

Las arterias son los vasos que llevan la sangre fuera del corazón, impulsada por éste como si fuera una bomba (láminas 18 y 19).

Las venas son los vasos ó tubos que traen la sangre al corazón (láminas 20, 23 y 24); éstas son engrosadas por los líquidos que traen los vasos linfáticos (lámina 22), que absorben el exceso de líquidos existentes en los tejidos; el jugo nutricio del canal digestivo por los vasos quilíferos (lámina 22). Esta potencia de absorción de los vasos hace que la linfa sea también el vehículo que conduce las infecciones al torrente circulatorio, junto con la sangre de las venas en las cuales se derrama. Estos vasos se arrollan en diversos sitios, formando los ganglios linfáticos (lámina 22) que se inflaman fácilmente, dando indicios bajo el brazo, cuello, ingle, etc., de la infección absorbida.

Los vasos que son necesarios conocer bien, son las arterias (láminas 18 y 19) por las cuales corre con fuerza la sangre, cuyo movimiento se llama pulso. Puede percibirse la impulsión en diversas partes del cuerpo, siempre que la arteria pasa superficialmente debajo la piel.

Pueden las arterias comprimirse en estos puntos contra las partes duras, como los huesos, y así impedir siga saliendo la sangre en casos de hemorragia arterial. Esta hemorragia se produce cada vez que ha sido cortada una arteria, porque ésta se mantiene abierta á causa de su estructura firme, formada de anillos que no se aplastan
Lámina 18. — Sistema arterial. — a. Arteria aorta — b b´. Arterias carótidas — c. Arteria subclavia derecha — c´. Arteria subclavia izquierda — d. Arteria humeral — e. e´. Arterias femorales — f. Arteria radial — f´. Arteria cubital — g. Arteria peroné — g´. Arteria tibial — h. Aorta abdominal — h´. Arteria dorsal del pie.
como las venas, y luego la fuerza de impulsión del corazón que hace sea peligrosa una hemorragia arterial.

Una vez cortado ó roto un vaso sanguíneo, no vuelve jamás á unirse, y la sangre que por él pasaba se derrama en el sitio y es absorbida, formándose á veces ramas colaterales en la misma dirección; son otras ramas pequeñas que se engrosan ó multiplican y suplen el vaso roto según las necesidades de la parte á irrigarse (láminas 18, 19, 20, 21, 22, 23 y 24).

Lámina 19. — Arterias principales.
Para poder evitar una hemorragia arterial y
Lámina 20. — Venas principales.
Lámina 21. — Capilares uniendo las arterias con las venas.
prestar los primeros auxilios necesarios, hay que saber perfectamente las principales arterias, su trayecto y puntos donde pasan superficialmente, huesos sobre los cuales se pueden comprimir con los dedos (compresión digital), á lo más por medio de vendas, etc. (compresión mecánica).
Lámina 22. — Sistema linfático. — T. canal toráxico — RC. Receptáculo quilífero — L A C. Linfáticos quilíferos del intestino.
Del ventrículo izquierdo sale una arteria del grosor del pulgar llamada aorta (láminas 14 al 22) que se divide en conductos cada vez más estrechos
Lámina 23. — Venas: región posterior superficial de la pierna. — a. Vena safena externa — b. Nervio safeno-peroné — c. Nervio safeno-tibial — d, d. Rama del nervio safeno interno.
que imitan el tronco y ramas de un árbol (árbol arterial).

Forma al salir del corazón una vuelta como el mango de un bastón y por eso se llama cayado de la aorta, que luego baja del lado izquierdo de la columna vertebral, formando en el pecho la aorta torácica (láminas 18 y 19); atraviesa el diafragma y toma el nombre de aorta abdominal; única parte en que puede comprimirse contra la columna vertebral á la altura del anillo umbilical, antes de dividirse en ilíacas, en los casos de hemorragia de algún órgano del bajo vientre (láminas 12, 13, 18 y 19).

Del cayado de la aorta salen tres ramas, la carótida izquierda y subclavia izquierda; mientras del lado derecho salen unidas en un corto trecho, formando el tronco bráquio-cefálico (láminas 14, 16, 18 y 19). Dentro del tórax no puede comprimirse ninguna arteria y en los delgados apenas puede hacerse en las hemorragias del abdomen.

La subclavia (láminas 14, 16, 18 y 19) puede comprimirse desde atrás sobre la clavícula contra la primera costilla (lámina 1) y la carótida (lámina 18) delante el músculo externo-cleido-mastoideo (lámina 19) y contra la columna vertebral. La facial, rama de la carótida, puede comprimirse contra el maxilar inferior cerca la boca; otra rama, la temporal, contra la sien ó hueso temporal; la nasal, á raíz de la nariz; la auricular posterior, detrás la oreja contra la apófisis mastoidea; la lingual debajo la lengua.

La braquial no puede comprimirse por estar muy profunda; pero la humeral se comprime desde abajo sobre la parte interna y superior del húmero; la radial sólo puede comprimirse cerca la muñeca donde generalmente se toma el pulso; la cubital pasa profundamente y con la radial forma el arco palmar que hay que comprimir en heridas de estas arterias y las de los dedos (láminas 18 y 19).

Del abdomen sale la gran arteria femoral (láminas 18 y 19), cuya hemorragia es formidable: se siente su latido á la mitad de la ingle, y se comprime hacia arriba, contra el borde de los huesos ilíacos, ó sea la pelvis. Puede comprimirse la arteria poplitea, aunque difícilmente, en el hueco popliteo contra la articulación de la rodilla ó doblando la rodilla fuertemente. La tibial y la peronea están demasiado profundas para comprimirse; sólo hácese en la arteria dorsal del pie (láminas 18 y 19). Este trayecto de las arterias debe estudiarse minuciosamente.

Lámina 24. — Venas: región superficial del pliegue del codo mostrando venas y nervios. — a, a. Venas radiales — b, b. Venas cubitales — c. Vena mediana común — d. Vena comunicante — e. Vena mediana cefálica — f. Vena mediana basílica — g. Vena cefálica — h. Vena basílica — i. Rama del nervio radial — j. Nervio músculo-cutáneo — k, k. Ramas del nervio braquial cutáneo interno.

Las arterias se ramifican sin cesar en ramas cada vez más finas (arteriolas), pues forman á su terminación una red compacta de conductos microscópicos, que llamaremos: vasos capilares (láminas 21 y 22). Estos capilares están distribuídos en enorme cantidad por todo el cuerpo y dan á la piel un tinte rosado. Si se comprime con el dedo sobre cualquier sitio de la piel, se forma una mancha blanquecina, que desaparece lentamente, cuando se hace cesar la presión; porque durante el tiempo que dure ésta, la sangre refluye fuera de los capilares; así quitando el dedo la sangre vuelve lentamente. La coloración súbita de las mejillas, es efecto de una repleción rápida de sus capilares. Una picadura ó cortadura ligera en la piel, abre muchos de estos vasos microscópicos, y la sangre se escapa, como de una esponja.

Las últimas ramificaciones de los capilares se reunen á su vez para formar ramas más voluminosas, por las cuales la sangre vuelve al corazón. Se llaman éstas: venas (láminas 20, 23 y 24). Son los cordones azules que se ven debajo de la piel, cuando dejan colgado el brazo (láminas 23 y 24) y que desaparecen completamente cuando lo levantan bien alto, porque son de paredes elásticas y poco resistentes y tienen válvulas que ayudan á llevar la sangre al corazón, y oponerse á la gravedad. Cuando se dilatan permanentemente forman las várices, principalmente en las piernas (lámina 23), y casi siempre hay una doble red que acompaña las arterias, una profunda y otra superficial.

Los auxiliares de estos vasos son los capilares linfáticos, que recogen los líquidos de las diversas partes del cuerpo y los llevan al corazón mezclada con la sangre venosa para luego ir á purificarse al pulmón (lámina 22). El peligro de las infecciones es principalmente por los vasos linfáticos, también por ellos es la dirección centrípeta en que debe efectuarse el masaje para ayudar la circulación de retorno, cuando se desea auxiliar el corazón que trabaja mucho en alguna enfermedad.

Aunque las venas y arterias casi siempre siguen el mismo camino, puede suceder que en un accidente sólo se hiera uno ú otro; así, si punzan una vena, se escapa sangre de un color rojo obscuro casi negra, formando un chorro uniforme, sin gran fuerza, porque el corazón no ejerce influencia directa; si hieren una arteria, sale sangre de un color rojo encarnado, formando un chorro fuerte y rápido que difícilmente cesa solo, con sacudidas intermitentes. Este movimiento intermitente y fuerte es causado por las impulsiones del corazón y la elasticidad de las arterias. Cualquier parte del cuerpo que se pincha, se hiere una multitud de capilares, cuya sangre sale babeando por la herida y su cantidad depende del número de capilares interesados, y no es de gravedad por sí mismo.


La sangre

Es el líquido vital rojo y caliente, que es impulsado sin cesar por el corazón, atravesando todas las partes del cuerpo por un sistema maravilloso de vasos sanguíneos. Está formada de una parte transparente y fluída (suero) y de pequeños discos planos (corpúsculos sanguíneos), glóbulos rojos y blancos, de los cuales cerca de cinco millones se pueden encerrar en un milímetro cúbico, y entran muy cerca de veinticinco trillones en toda la masa de la sangre de un hombre y las dos partes constituyentes de la sangre se separan en la sangre coagulada, procedente de una sangría.

Pasan por la aorta en cada impulsión del corazón unos 150 á 200 gramos, calculándose el peso de la sangre en 1/13 de peso del cuerpo; así, uno que pesa 65 kilos tendrá 5 kilos de sangre, que pasará por el corazón en 30 pulsaciones, es decir, en medio minuto, y porque las pulsaciones son de 60 á 70 por minuto; de ahí el peligro de las heridas de las grandes arterias que puede producir la muerte en pocos momentos á causa de la hemorragia.

La sangre sirve para alimentar y para calentar el cuerpo, lo cual se efectúa, sobre todo, por los corpúsculos rojos que llevan el oxígeno.

La sangre negra ó venosa contiene más gas carbónico en el suero; la sangre roja, más oxígeno en los corpúsculos. La sangre roja durante su trayecto á través de los capilares en el interior de los tejidos, cede su oxígeno y se carga de gas carbónico. Es preciso deducir de ésto, que lo que ocurre en los vasos sanguíneos son reacciones químicas, que podemos comparar con la combustión, en donde hay igualmente pérdida de oxígeno y producción de gas carbónico (fuego, lámparas, velas, gas, etcétera), y estas reacciones químicas son las que dan por resultado el calor y la nutrición.

La sangre venosa, sangre utilizada, habiendo regresado al corazón, debe ir al pulmón (láminas 16 y 17) para ser purificada, es decir, debe perder su gas carbónico y cargarse nuevamente de oxígeno, volviéndose así sangre roja, que vuelve al corazón para distribuirse por todo el cuerpo, bajo el nombre de sangre arterial.


La respiración y los pulmones

El cambio ó purificación de la sangre llevada por la pequeña circulación tiene lugar en los pulmones (láminas 12, 16, 17 y 25) por la respiración. Los elementos del aire ó atmósfera (oxígeno, nitrógeno, gas carbónico, vapor de agua) no se agotan, porque hay un intercambio entre la nutrición de los vegetales y la respiración de los animales; el gas carbónico, espirado por éstos, es absorbido por las plantas (principalmente las hojas) para su nutrición; y exhalan continuamente oxígeno; de ahí, la necesidad de la aereación continua de las habitaciones y el beneficio de estar rodeadas de plantas que reciben luz y sol.

Día y noche deben tenerse abiertas las ventanas, respiraderos ó ventiladores de las habitaciones, porque el oxígeno es el elemento que más nutre y tonifica el cuerpo, sin el cual se debilitan las personas y se exponen á muchas enfermedades. Estos gases están en ciertas proporciones casi fijas: oxígeno 21 por ciento, nitrógeno 79 por ciento y una pequeña cantidad, 0.0003 de gas carbónico (anhidro carbónico), y si se altera en cuanto á cantidad ó se forman otros gases en un sitio cerrado, hace daño y aún puede producir asfixia y la muerte.

Los pulmones son dos masas esponjosas situadas á cada lado del tórax (láminas 12, 16 y 25), y en donde el aire entra y sale por los movimientos de fuelle de la caja torácica; están envueltos por unas membranas llamadas pleura, y se nutren como los demás del cuerpo por la sangre arterial purificada.

Lámina 25. — Aparato respiratorio: Laringe del hombre, tráquea, bronquios y pulmones, con la ramificación de los bronquios y la división de los pulmones en lóbulos.

El aire entra por la boca y nariz; luego pasa á la faringe, que comunica con la laringe; por delante y detrás de aquélla con el esófago, pasa á la tráquea (láminas 12, 25 y 26), que se separan en dos para formar los bronquios, que se dividen como un arbol, en ramas cada vez más pequeñas. Estas acaban por formar una cantidad innumerable de pequeñas vesículas (células pulmonares), rodeadas cada una de una rica red de capilares, pertenecientes á la pequeña circulación, y abastecidas por el corazón derecho; todo lo cual constituye el aparato respiratorio (láminas 16 y 25).

La sangre de estos capilares toma el oxígeno al aire que entra en estas vesículas por la inspiración ó aspiración; le devuelve por la espiración, el gas carbónico cuya cantidad se encuentra aumentada por esto en el aire espirado constituyendo la respiración. La sangre, vuelta roja, regresa ahora de los pulmones al corazón izquierdo para ser distribuída de nuevo por todas las partes del cuerpo, que constituye la función de la circulación (láminas 17 y 18).

En el aire, el nitrógeno es el elemento neutro, y el oxígeno es el elemento vivificante, nutritivo del aire; el gas carbónico es el producto de la combustión animal, la parte utilizada, como si dijéramos la ceniza; el gas carbónico no es apto para alimentar en esa forma al cuerpo y debe ser eliminado, principalmente por la respiración, porque sino constituiría un verdadero veneno en la sangre.

Si una causa cualquiera impide este cambio pulmonar y esta eliminación de gas carbónico; por ejemplo: la estrechez de la laringe por compresión en el crup, un semi-ahogado, etc., resultará bien pronto la muerte. Sucede lo mismo cuando el oxígeno falta en el aire inspirado; como sucede al ratón bajo una campana, cuarto cerrado, la gruta del Perro cerca de Nápoles, ó un pozo cegado, habitación con fuego ó muchas luces y mal ventilada, bodega en igual condición, donde hay fermentación que produce mucho gas carbónico.


Los riñones

Hay otros productos de cambio de los materiales de la combustión, á más del gas carbónico, que deben ser eliminados; que son sobre todo: el agua y la úrea. Esta última sustancia encierra los elementos nitrogenados que se encuentran fuera de uso, y es segregada por los riñones (lám. 12 y 18).

Los riñones son los filtros del cuerpo, los mejores eliminadores de las impurezas; son dos órganos oblongos de la forma de una habichuela, que se encuentran en la parte posterior de la cavidad abdominal, á cada lado de la columna vertebral, y en donde la úrea y otras sustancias, disuelta en una gran cantidad de agua, se derrama por dos largos conductos: uréteres en la vejiga (láminas 12, 13 y 19), que está alojada en la parte baja y anterior de la pelvis y comunica al exterior por la uretra (lámina 12).


La piel

La piel es un órgano que ayuda la respiración, y es no menos importante para la eliminación de las sustancias ya inútiles (lámina 26). La piel envuelve todo el cuerpo, y en su calidad de mala conductora del calórico es, ante todo, una capa protectora para la conservación de la temperatura del cuerpo, á lo cual también contribuye, en gran parte, la capa grasosa subcutánea.

En el espesor de la piel (lámina 26), se encuentra una gran cantidad de glándulas sudoríparas(aproximadamente tres millones), que segregan en las veinticuatro horas, poco más ó menos tanta agua como los riñones (cerca de un kilogramo), en parte por la transpiración y en parte por exhalación imperceptible ó perspiración (lámina 26); tiene á más gran cantidad de glándulas sebáceas que suavizan la piel y folículos pilosos que la protegen de las causas externas.

En el sudor hay cantidades bastante notables de sustancias sólidas en el agua ya utilizadas (cerca de ocho gramos, especialmente de sales), que se vuelven dañosas, tóxicas, si se retienen en el cuerpo, y por eso la utilidad de los cuidados de limpieza, cambio de ropa y la aeración, etc., porque los pulmones, los riñones, la piel y el intestino, son los grandes eliminadores que deben funcionar con regularidad.

Lámina 26. — Piel: corte. — a, b. Capa superficial de la epidermis — c. Capa media — d. Capa de Malpighi ó pigmento — e. Papila — f. Dermis — h. Tejido adiposo — i. Glándulas sudoríparas (glomérulos) con sus conductos excretores.
Aparato digestivo

Los alimentos sirven para reemplazar los elementos del cuerpo, que habiendo ya servido para su sostén, han sido eliminados. Para esto, los alimentos deben pasar por un largo conducto músculo-membranoso, de diámetro variable, el conducto ó tubo alimenticio ó canal digestivo, (láminas 12, 13, 27, 28, 29 y 30) para ser modificados, y durante su paso á través de este conducto y por la función alimenticia de la digestión, dan á la sangre sus diferentes elementos nutritivos, que son absorbidos por los linfáticos quilíferos que lo llevan al torrente circulatorio (láminas 22 y 27).

Recibimos los alimentos en la boca; son divididos en la cavidad bucal por los dientes y mezclados con la saliva, que modifica algunos de los alimentos que penetran á traves de la garganta ó fauces y de la faringe, que se encuentra detrás de la laringe; luego sigue por un tubo estrecho, llamado esófago, que se extiende contra la columna vertebral en el tórax, perfora el diafragma, y en el abdomen comunica con el estómago (lámina 30).

El estómago es un vasto saco musculoso, cuyas paredes segregan un líquido ácido, disolvente de muchos alimentos: el jugo gástrico; y el estómago (láminas 12, 27 y 28), por medio de sus continuos movimientos, mezcla íntimamente este líquido con las sustancias alimenticias.

La pasta así obtenida (quimo), es arrojada por las contracciones del estómago á los intestinos (láminas 12, 13, 27, 29 y 30), primero al delgado, que se divide en tres partes: duódeno, yeyuno é iliôn (láminas 27, 29 y 30), que recorre en toda su longitud á consecuencia de los movimientos vermiculares ó peristálticos de que este conducto está animado.

Durante este trayecto los vasos linfáticos (quilíferos) (láminas 22 y 29), alojados en las paredes de los intestinos delgados (láminas 22, 27 y 29), absorben los elementos nutritivos del quimo y los transportan bajo la forma de quilo á la sangre.

La elaboración del quimo es secundada por el aflujo de ciertos líquidos que favorecen la digestión: la saliva, jugo gástrico y especialmente de bilis, fabricada por el hígado (láminas 27 y 29) que se encuentra á la derecha, debajo del tórax y del jugo pancreático ó saliva abdominal (lámina 29), elaborada por una glándula: el pancreas que se encuentra detrás del estómago (láminas 27 y 29).
Lamina 27. — Canal digestivo.de. Esófago — cs. Cardías del estómago — sp. Baso — s. Estómago — p. Pancreas — py. Piloro — l. Hígado — gb. Vesícula biliar — d. Duodeno — i. Intestino delgado — c. Ciego — va. Apéndice vermiforme — ac. Colon ascendente — tc. Colon transverso — dc. Colon descendente — ic. Colon ilíaco — r. Recto — a. Ano.
Lámina 28. — Estómago: fibras musculares. — 1. Fibras circulares del esófago — 2 y 3. Fibras circulares del estómago — 4. Fibras circulares del piloro — 5. Corbata suiza.
Lámina 29. — Intestino: relaciones del duodeno con el páncreas. — 1. Páncreas — 2. Conducto pancreático. — 3. Desembocadura de este conducto en el duodeno — 4. Duodeno — 5. Conducto colédoco — 6. Vena porta — 7. Vena cava inferior — 8. Aorta — 9. Arteria esplénica — 10. Bazo — 11. Arteria mesentérica — 12. Tronco celíaco.
Lámina 30 — Intestino: sección al nivel del íleon y el ciego; también se ve el apéndice vermicular.

El residuo de los alimentos privados de sus elementos nutritivos pasa al intestino grueso (láminas 27, 29 y 30), que principia en el flanco derecho, formando un saco llamado ciego, que tiene el apéndice vermicular (lámina 30); luego sube por ese lado del abdomen por el colon ascendente, cruza por debajo el estómago por el colon trasverso y baja por el lado izquierdo por el colon descendente, forma una S sobre el hueso ilíaco llamado colon ilíaco y acaba por alcanzar la extremidad inferior del tubo digestivo: el recto, que termina en un esfínter llamado ano, donde tiene lugar la defecación (láminas 12, 13, 27 y 29).

Sistema nervioso

La contracción de los músculos se efectúa por el intermedio de los nervios, que se introducen con los vasos sanguíneos entre los diferentes planos musculares, enviando á su interior los filetes nerviosos. Sin estos elementos sanos no hay movimientos ni mucha vitalidad. Esta contracción depende casi siempre de la voluntad; sin embargo hay ciertos músculos que obran independientemente de ésta; es decir, que gozan de un movimiento espontáneo (corazón, estómago, intestinos); que porque son enervados por el sistema gran simpático, son poco influenciados por la voluntad, como son los que presiden la nutrición del mismo músculo.

El sistema nervioso es de una gran organización muy complicada y admirablemente misteriosa, siendo objeto de los estudios é investigaciones constantes de una porción de médicos y naturalistas, porque parece encerrar la explicación de la vida y de sus condiciones de existencia, por ser centro de la actividad humana en sus manifestaciones de la inteligencia, sensibilidad y voluntad.

Las partes esenciales del sistema nervioso, son: el encéfalo, la médula espinal y los nervios (lámina 31).

El encéfalo, está encerrado dentro de la cavidad craneana, bajo la forma de una masa pulposa, redondeada, lisa, de un color gris blanquecino, constituida de sustancia nerviosa; se divide en cerebro, cerebelo y bulbo. Se observan en la superficie del cerebro numerosas circunvoluciones, siendo su estructura de las más complicadas (lámina 31).

El cerebro es asiento de la inteligencia, de la voluntad y de la sensibilidad; él es el que preside las funciones vitales; de aquí una diferencia notable de sus dimensiones, comparado con el resto del cuerpo, entre el hombre y los animales, según el grado de inteligencia. Así, en el hombre forma 1/40 del peso del cuerpo; en el elefante, 1/500; en la ballena, 1/3000.

Lámina 31. — Sistema nervioso. — 1. Cerebro — 2. Cerebelo — 3. Médula espinal

El cerebro envía desde su centro los filetes nerviosos á los órganos de los sentidos; estos nervios llegan á la cara á través de las aberturas del cráneo (nervios del olfato, del oído, de la vista y del gusto), á las yemas de los dedos y los músculos.

El encéfalo termina por el cerebelo y el bulbo, donde es el asiento de las funciones vitales de circulación y respiración.

La prolongación principal del cerebro forma la médula espinal (lámina 31). Esta es un largo cordón cilíndrico gris blanquecino, formado de sustancia nerviosa y de fascículas nerviosas, y cuya destrucción produce parálisis ó insensibilidad.

La médula espinal está alojada en el canal vertebral, que está en el interior de la columna vertebral, y envía por los agujeros de conjunción treinta y un pares de nervios, que se extienden por todas partes del cuerpo, y sirven para trasmitir los movimientos (raíces anteriores) y recibir las sensaciones (raíces posteriores), que el cerebro pone en comunicación con el mundo exterior y los órganos entre sí.

Los nervios (lámina 31): son unos cordones blancos que salen del encéfalo y la médula, se dividen en ramas cada vez más pequeñas (las más finas de estas ramas sólo son perceptibles con el microscopio), que se distribuyen por todas las partes del cuerpo, y por su intermedio tiene lugar la percepción ó sensación, los movimientos y la nutrición.

Las raíces nerviosas se encuentran en el cerebro, y se puede comparar todo el sistema nervioso á una red telegráfica: el cerebro es el despacho central; las estaciones accesorias y las principales vías de comunicación residen en la médula espinal, mientras que los hilos telegráficos están representados por los nervios. Los telegramas van y vienen con la rapidez del rayo: por ejemplo; como sucede cuando se pincha la mano, hay sacudimiento nervioso, luego retracción de la mano, etc.; en el acto de solfear, tocar el piano, ejecutar órdenes militares: marcha, alto; al pensar y escribir, etc. La alteración de cualquiera de estas partes trae trastorno en las funciones.

Las lesiones de la sustancia cerebral ó los derrames de sangre en el cerebro, producen el síncope, la pérdida de los movimientos, de las sensaciones, de la palabra. Las lesiones de la médula espinal producen la parálisis de la parte del cuerpo que se encuentra por debajo del sitio lesionado (interrupción de la corriente nerviosa y á veces con entrecruzamiento de los nervios). El desgarramiento ó la compresión de un nervio, producido, por ejemplo; por un instrumento cortante ó punzante, ó por un arma de fuego, tiene por efecto la parálisis sensitiva ó motriz de la parte donde se distribuye el nervio; á veces puede restituirse por la cicatrización del nervio.

La lesión del bulbo ó nudo vital (lámina 31) produce la muerte inmediatamente (ahorcado, rotura de cuello, puñetazo en la nuca); todos estos conocimientos son adquiridos por experimentos en los animales, y estos experimentos son incontestablemente útiles á la humanidad entera, y, por consecuencia, legítimos, debiendo estudiarse en sus mayores detalles.

El nervio gran simpático: está fuera del sistema nervioso que acabamos de describir, pero ligado á él por filetes nerviosos; no está bajo la dependencia de la voluntad, aunque gobierne y coordine por sí solo las funciones orgánicas del cuerpo, es decir, la circulación de la sangre, la respiración, la nutrición y la eliminación. Se le designa con el nombre de sistema nervioso del gran simpático ó ganglionar, y tiene sus conexiones con el sistema nervioso central por medio de hilitos muy delgados.

Su actividad es contínua, lo mismo durante el sueño, que en el estado sincopal (apoplegía cerebral, lesión del cerebro, envenenamiento por el alcohol, etcétera). El gran simpático se compone de dos cordones extendidos en el tronco á lo largo de la columna vertebral y presentan un gran número de abultamientos (ganglios nerviosos), y emiten infinidad de delgados filetes nerviosos, sobre todo para los órganos dotados de funciones espontáneas: corazón, pulmones, estómago, intestinos delgados, intestinos gruesos.

Ejercicios prácticos

La instrucción sobre la anatomía y fisiología no debe darse aparte de la práctica; sino á más de señalar en el cuadro y sobre su mismo cuerpo los diversos órganos, deben desde la primera lección aplicar estos conocimientos al arte de prestar primeros auxilios en casos de accidentes; así al estudiar los huesos, pueden tratar fracturas, luxaciones, etc., y en la lección sobre la circulación, hacer la compresión digital ó mecánica sobre las principales arterias, etc. Así, en este capítulo no se detendrán buscando la perfección, sino se repetirá una parte en cada lección.



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