Página:La venida del mesias en gloria y magestad - Tomo I.djvu/93

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
12
LA VENIDA DEL MESIAS

años de posesion, cuantos tiene la Iglesia del mismo Cristo, la cual como consta de la tradicion constante y universal, y tambien de todas las historias eclesiásticas, siempre lo ha creido, lo ha enseñado, y lo ha practicado: así lo recibió de los Apostoles, y así lo halla espreso en las mismas Escrituras. Yo pues, como todos los católicos, estamos en posesion legítima de esta presencia real; y una posesion legítima inmemorial, basta y sobra para fundar un derecho cierto.

16 No basta, me responden tumultuosamente: cuando se halla, y se produce en juicio algun instrumento ó escrira auténtica que prueba lo contrario, va por tierra la posesion inmemorial. Bien: muéstrese, pues, digo yo, este instrumento, esta escritura para ver lo que dice, y en qué términos habla. Por mas esfuerzos que hacen, y por mas que vuelven y revuelven toda la Biblia, nada producen en realidad, nada muestran, ni pueden mostrar, que destruya, que contradiga, que repugne de algun modo á mi posesion y á mi derecho. ¿Donde está, pues, este lugar de la Escritura santa? ¿De donde, por tomarlo literalmente, bebieron este error? Por el contrario, yo les muestro, no uno, sino muchos lugares de la misma Escritura, que están claramente á mi favor. La muestro en primer lugar, los cuatro Evangelistas[1], que lo dicen con toda claridad, cuans de hablan de la última cena. S. Juan, aunque nada dice en esta ocasion, ocupado enteramente en otros misterios admirables que los otros Evangelistas habian omitido; pero ya lo dejaba dicho y repetido en el capítulo seis de su evangelio; mi carne verdaderamente es comida: y mi sangre verdaderamente es bebida. El que come mi carne, y bebe mi sangre, &c. El pan que yo daré es mi carne por la vida, del mundo[2]. Les muestro en fin la instruccion que sobre

  1. Mat. xxvi, 27, 28. Marc. xiv, 22, 23, et 24. Luc. xxii, a 17 usque ad 20.
  2. Caro enim mea verè est cibus: et sanguis meus verè est potus. Qui manducat meam carnem, et bibit meum sanguinem, &c. Panis quem ego dabo, caro mea est pro mundi vita.—Joan. vi, 56, 57, et 51.