POLÍTICA DOMÉSTICA 147
Así se producen esas tristes reacciones envenena- «loras de la vida de tantas mujeres que sufren el «castigo consiguiente á un egoismo secreto que, más tarde ó más temprano, deja adivinar sus cálculos y su hipocresía; pues con el hábito de conseguir éxi- tos halagieños se adormece la vigilancia, se disi- mula cada: vez menos la intención, y el resultado «es que se despierta la duda en almas crédulas y confiadas, y se pierde, por una serie de im- -prudencias, todo cuanto se ha conquistado á fuerza «de astucia, cálculo y paciencia.
Debe darse á la influencia y á la acción de la mujer en la familia la parte más amplia y cumpli- da, con tal que jamás escuche las sugestiones de una personalidad egoista siempre dispuesta á mani- festarse y á invadir todo lo que con ella se rela- ciona.
Preciso es reconocer que el carácter y el saber no tienen sexo. ¿No hay maridos completamente incapaces de ejercer dirección moral y aun de ad- ministrar los intereses materiales de la familia? En semejante caso ¿deberá la mujer, por espíritu de mo- destia y por antipatía hacia todo lo que parezca
