POLÍTICA DOMÉSTICA 183
La nuera suele ser á los ojos de la apasionada madre de su marido la rival que ha de arrebatarle mucho cariño de su hijo, y condenarla á no ocupar en el corazón de él sino un lugar secundario. Para resignarse á sufrir tan doloroso sacrificio, esa madre necesita un valor verdaderamente heróico. Sin embargo, ¡cuán raro es encontrar .una nuera que conozca las dificultades de tan peligrosa situación! Ordinariamente, no parece sino que, en vez de amoldarse á sentimientos tan delicados y respeta- bles, se propone despreciarlos, no perdiendo oca- sión de poner de manifiesto, por modo muy osten- sivo, los progresos de su valimiento y la decadencia «del ascendiente que antes se ejercía sobre su marido; y aun con todo esto, será preciso tenerla por mo- derada, si no pierde los respetos y miramientos más indispensables.
Por desgracia, en semejantes casos, los corazones heridos no suelen perdonar, y las victorias alcan- zadas son seguidas por derrotas dolorosas. La sue- gra cuya voluntad ha sido contrariada por impru- dencias, se transforma en jefe de oposición; la autoridad que le dan su posición, su experiencia y su edad, le facilita el tomar cuantas represalias
