92 POLÍTICA DOMÉSTICA
mano, sentimos en el alma una impresión que paten- tiza el lazo moral que nos liga 4 las víctimas.
El amor de nuestros semejantes es tan verdadero, que sufrimos con aquellos cuya ruina el patriotismo nos obliga á desear en la guerra. Y no se crea que estos sentimientos puestos en oposición se ahoguen mutuamente; no, porque los mismos hombres que sin piedad se matan en las crueles necesidades de los combates, se dan la mano en las treguas, y, des- pués de la lucha se devuelven sus muertos y seres- tañan sus heridas, recíprocamente.
Todos estos sentimientos, aunque tienen apoyo se- guro enel alma, no se reficren á ninguna persona en particular, sino á un conjunto de seres en general. La amistad, por el contrario, tiene siempre un ob- jeto particular, y lo distingue de todos los demás.
La igualdad es otro carácter de la amistad, que ha sido explicado por uno de los más eminentes mo- ralistas de la antiguedad. Cualesquier que sean las desigualdades exteriores entre dos personas, la amis- tad supone entre éstas unos mismos deberes y dere- chos. Quien exige más que da, es un amo, y quien da más que recibe, es un siervo: lo esencial de la Amistad consiste en que cada uno dé sin exigir.
