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Reflexiones o sentencias: 10

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§ 91. No es otra cosa el deseo de justicia, sino un vivo recelo de que nos desposean de lo nuestro. De aquí proviene aquella consideración y aquel respeto a los intereses del próximo, y aquella escrupulosa aplicación a no perjudicarle en nada. Este temor retiene al hombre en los límites de aquellos bienes que debe al nacimiento o a la fortuna; y sin él usurparla a los otros cuantos pudiese.


§ 92. La justicia en los Jueces moderados no es mas que el deseo de su elevación.


§ 93. Vituperamos la injusticia, no por la aversión que la tenemos, sino por el perjuicio que nos ocasiona.


§ 94. El amor a la justicia en la mayor parte de los hombres no es otra cosa que el temor de sufrir la injusticia.


§ 95. El silencio es el partido más seguro de quien desconfia de sí mismo.


§ 96. Lo que nos hace tan inconstantes en nuestras amistades, es la dificultad de conocer las calidades del alma, y la facilidad de conocer las del ingenio.


§ 97. Nada podemos amar sino con relación a nosotros mismos, ni hacemos más que seguir nuestro gusto y placer cuando preferimos nuestros amigos a nosotros mismos: pero no obstante, solo cuando haya esta preferencia será verdadera y perfecta la amistad.


§ 98. La reconciliación con nuestros enemigos es un deseo de mejorar nuestra condición; un cansancio ya de la guerra, y un temor de algún mal suceso.


§ 99. Cuando nos cansamos de amar, celebramos la infidelidad de la otra parte, por quedar quitos de nuestra fidelidad.


§ 100. El primer movimiento de gozo que tenemos por la felicidad de nuestros amigos, ni proviene de nuestra bondad natural, ni de la amistad que les profesamos: es un efecto del amor propio que nos lisongea con la esperanza de lograr nuestro turno de felicidad, o de sacar algun partido de su buena fortuna.