Relaciones sanas/Los mitos de amor

De Wikisource, la biblioteca libre.

Los mitos
de amor

A veces, ideas
de las que no somos
conscientes nos juegan
malas pasadas

¿Te has parado a pensar en las ideas que tienes en torno al amor? ¿Te suenan las frases «el amor todo lo perdona» o «quien te quiere te aporrea»? ¡Apostamos a que sí! Seguro que más de una vez se las has oído decir a tus familiares o amigos y amigas; claro, porque crecemos escuchándolas y poco a poco las vamos incorporando a nuestra forma de pensar. Esto se debe a que los mitos corresponden a creencias sobre el amor romántico que no son necesariamente respaldadas por la experiencia, pero sí son compartidas por nuestra sociedad y se van transmitiendo de generación en generación. Podría decirse que es la forma en que nuestra sociedad y cultura establecen lo que es el amor romántico. Nuestros propios datos en relación con estos mitos en Chile, al igual que estudios realizados en otros países, indican la existencia de estos entre los y las jóvenes. A continuación te presentamos los diez mitos que los y las jóvenes mantienen en Chile:

Entendiendo la importancia que se da a estas creencias es que hemos decidido enseñarte historias sobre algunos de los mitos con los que los y las jóvenes suelen estar más de acuerdo. Esperamos que te sirvan para darte cuenta de cómo los mitos pueden influir negativamente en tus relaciones y así seas consciente de que no necesariamente los tienes que aceptar.

Todos tenemos
una media naranja

–¡Amor, tengo que contarte algo! –gritó Patricio al ver su computador.

–¿Qué pasa? –murmuró Constanza al escuchar aquello.

–¡Quedé! ¡quedé! –gritó nuevamente Patricio mirando a su chica.

–¿Dónde, cariño? –preguntó ella pese a saber a lo que se refería.

–En Informática en Valparaíso –respondió con alegría.

–¡Pero, cariño! ¿vas a irte? –dijo con tristeza.

–Amor, te dije que esto podía pasar –contestó con el rostro tenso.

–Lo sé, cariño… pero también dijiste que yo era tu media naranja y que estaríamos siempre juntos… ¿Acaso ya no me quieres?

–No se trata de eso, Constanza…

El amor
lo perdona todo

Entre risas entraron a la fiesta y a la distancia Alejandro vio a su pololo conversando con un compañero de curso. Se acercó hasta ellos y ante la mirada incrédula de su pololo, Alejandro gritó muy fuerte:

–¡Llevo buscándote un buen rato!

–Qué raro, Alejandro, he estado todo el rato acá mismo… –respondió su pololo mirándole con cara de sorpresa.

«Mentiroso» –pensó Alejandro–. Y sin darle tiempo a terminar la frase, le lanzó un derechazo en la mejilla que casi lo hizo caer. En ese instante todos gritaron horrorizados. Luis, desconcertado al ver lo que su amigo había hecho, lo agarró y lo sacó del lugar rápidamente.

Alejandro, con los ojos fuera de sus órbitas por el dolor y la rabia que sentía, gritó:

–¡Maldita sea! ¡¿Qué he hecho?! Otra vez… Yo había prometido controlarme, pero bueno, él me ama de verdad como yo a él.

Además, no fue solo mi culpa… –decía, cuando de pronto Luis lo interrumpió:

–Lo que ha ocurrido está mal, Alejandro, deben pedir ayuda. No puedes reaccionar así cada vez que algo te parece mal. Él siempre te perdona y luego siguen como si nada hubiera pasado.

Te ha dado varias oportunidades y terminas diciendo siempre lo mismo: que entre ustedes el amor es más fuerte y por eso lo puede y perdona todo…

–Lo sé, Luis –asintió Alejandro, mientras le temblaba el cuerpo.

Los celos
son una prueba de amor

–¿Te encuentras bien? –preguntó Juan a Sofía mientras se arreglaba para salir de fiesta.

Ella lo miró y no contestó nada. Juan, al ver su cara de enojo y gesto de incomodidad, salió del baño y le dijo:

–Estás molesta porque voy a salir ¿verdad?

–He oído a tus compañeras comentar que irá Natalia también.

Juan asintió y, cuando iba a responder, Sofía se acercó hasta él y le dijo:

–Te prohíbo estrictamente que hables con ella; sé que ya no tienen nada y que ahora estás conmigo, pero prefiero asegurarme y evitar problemas. Después no quiero enterarme por otros que han tenido algún tipo de contacto.

–Sofía –consiguió balbucear con voz triste–, no hablo con ella desde que estamos juntos; era mi mejor amiga y en su momento solo se confundieron las cosas.

–¡Ya estamos! –respondió indignada– Como suelte por mi boquita lo que yo pienso de esa relación, vamos a acabar muy mal.

–Creo que es mejor que me vaya –murmuró Juan acercándose a Sofía para despedirse.

–No olvides lo que te dije –respondió acercándose cariñosamente a él–. Y ya sabes que si me pongo tan celosa es porque te quiero, si no me importara, no estaría ni ahí.

Si estás leyendo esta parte es porque ya leíste las historias presentadas. Quizás te parecieron divertidas ya que puede ser que las asocies a tu vida cotidiana y sobre todo porque, cuando somos jóvenes, solemos hacer esfuerzos por estar con la persona que queremos. Los mitos cumplen la misma función: están construidos y respaldados por nuestra sociedad; por lo tanto, influyen en nuestras creencias y actos amorosos. Cuanta más edad tenemos, más sentido nos hacen estas frases y las vamos interiorizando de forma errónea, ya que las relaciones amorosas no son para sufrir sino más bien para disfrutar en conjunto.