San Isidro labrador de Madrid/Acto III
Acto III
Sale JUAN DE VARGAS.
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Juan de Vargas: | Fértiles márgenes verdes del humilde Manzanares; |
(Sale ISIDRO con su aguijada.)
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Isidro: | ¿Quién llama? |
Juan de Vargas: | ¿No me ves? |
Isidro: | ¡Oh, mi señor! ¿Adónde con tal calor, |
Juan de Vargas: | A ver la labranza vengo, mas muero de sed que tengo: |
Isidro: | Ojalá yo lo tuviera, pero ¿allí no hay una fuente? |
Juan de Vargas: | ¿Adónde? Pues su corriente aún no bendice si quiera |
Isidro: | Si burlo, venid conmigo. |
Juan de Vargas: | Con lo que dices me espantas, y la sed que tengo creces. |
Isidro: | Entre estas peñas había agua, cuando Dios quería. |
(Hace con el aguijada una fuente.) |
Juan de Vargas: | Un nuevo Moisén pareces. ¡Válgame el cielo! ¿Qué es esto? |
Isidro: | ¡Justo es, bebed, Jüan, mi señor! |
Juan de Vargas: | Bebo, aunque mayor calor le espera al alma después. |
Isidro: | David dijo que Dios puso los ríos en el desierto, |
Juan de Vargas: | ¡Oh, qué divina Helicona hoy te da el cielo, Madrid! |
(Sale la ENVIDIA y el DEMONIO acechando.)
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Envidia: | El alma envidiosa siento nuevamente arder. |
Demonio: | Envidia, vuélvome loco cuanto más este oro toco, |
Envidia: | ¿Hoy te dan estas lanzadas a ti? |
Demonio: | Sí, mas con una aguijada. |
Envidia: | Que no quiere Dios, es cierto, como eres ya moro muerto, |
Isidro: | A la villa voy, señor. |
Juan de Vargas: | Juntos podemos volver, que también tengo que hacer. |
Isidro: | ¡Divina fuente de amor, esta que habéis hecho aquí; |
(Vanse ISIDRO y JUAN.)
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Demonio: | ¡Que crea este que ha de ser así! |
Envidia: | ¡Tente, no seas atrevido! Que si estatuas suele haber |
Demonio: | ¿Dios atarme a mí? |
Envidia: | ¿No sabes que te ató por la mejilla |
Demonio: | ¿Qué maravilla que abra a las aguas süaves |
Envidia: | Si deso ya tanto sentimiento enseñas, |
Demonio: | ¿Cómo le podré engañar? |
Envidia: | Una estratagema piensa de las que tu hacer solías |
Demonio: | Escucha, Envidia, él está sin su mujer estos días, |
Envidia: | Que camines y que lo pongas por obra; |
Demonio: | ¡Villano, viven los cielos que no habéis, si hay fuerza en mí, |
(Vanse, y salen RUBIO y MORATA, pobres.)
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Rubio: | ¿No me diréis de qué modo se junta esta gente aquí? |
Morata: | ¿No veyes que es Cabildo? |
Rubio: | ¡Ah!, sí, y ,¿come el Cabildo todo? |
Morata: | Los de aquesta cofradía se juntan un día en el año. |
Rubio: | ¿Comen a fee? |
Morata: | No es engaño, y sabed que es hoy el día |
Rubio: | Que no lo supe me pesa, Antonio, porque en verdad |
Morata: | Las sobras dan de la carne, vino y pan. |
Rubio: | ¡Qué bendita cofradía! Pésame de haber traído |
(Sale un SOLDADO con una pata gorda.)
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Soldado: | ¡Señora pierna, ya llega tarde, porque habrán comido! |
pues ella come también. Mal la podré sustentar | |
Morata: | Pierna gorda viene aquí |
Rubio: | Pues ¿cuándo suele faltar? |
Morata: | Más ducados le ha valido que si la tuviera sana; |
(Salen SILVESTRA y MARI SECA, pobres.)
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Mari Seca: | A fee, Silvestra, que está la puerta bien guarnecida. |
Silvestra: | ¿Si habrán dado la comida? |
Morata: | Todos estamos acá. ¡Oh, Silvestra! ¡Oh, Mari Seca! |
Silvestra: | ¿Hemos venido a buen hora? |
Rubio: | Cerrado tienen agora, mas quien madruga, no peca. |
Morata: | Yo pienso que está cerrado porque nadie pueda entrar. |
Ciego: | ¿Pues no podremos llamar? |
Morata: | Será el llamar excusado. |
Ciego: | ¿Hay gente? |
Morata: | Bueno, aquí está lo más de la pobrería. |
Ciego: | ¿Está Rubio? |
Morata: | ¡Pues podía faltar! |
Ciego: | ¿Hay hembras acá? |
Morata: | Mari Seca y la Silvestra. |
Ciego: | Linda cecina; ¿y quién más? |
Morata: | Pierna gorda. |
Ciego: | No dirás que está aquí la infamia nuestra. |
Morata: | Si tocáis la chinfonía quizá os abrirán a vós. |
(Sale ISIDRO con capa y sombrero.)
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Isidro: | Como es la fiesta de Dios cuelgan su tapicería. |
estos los Césares son de la portada del cielo. | |
Morata: | ¡Oh, amparo nuestro! |
Rubio: | ¡Oh, mi padre querido! |
Soldado: | ¡Oh, Isidro! Seas bienvenido. |
Isidro: | ¿Queréis comer? |
Morata: | ¿No está claro? |
Silvestra: | ¿Sois vós de la cofradía? |
Isidro: | Cofrade, mis hijos, soy. |
Mari Seca: | Muy tarde vais. |
Isidro: | Tarde voy. |
Ciego: | ¿No llamáis? |
Isidro: | Llamar querría. ¡Abra, señor mayordomo! |
Mari Seca: | ¡Padre, metednos allá! |
Isidro: | Ninguno se quedará hoy sin comer, si yo como. |
Rubio: | Pues él lo dice, yo os juro que nadie con hambre quede. |
(Dentro un MAYORDOMO.)
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Mayordomo: | ¿Quién es? ¿Quién va? |
Isidro: | Quien püede. |
Mayordomo: | ¿Quién puede? |
Isidro: | Yo os lo aseguro. |
Mayordomo: | Diga el nombre. |
Isidro: | ¿El nombre? Dios. ¡Mirad si Dios puede entrar! |
(Sale.)
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Mayordomo: | ¿Es hora para llamar? |
Isidro: | ¿Es muy tarde? |
Mayordomo: | Son las dos. |
Isidro: | Quedeme en la iglesia un poco. |
Mayordomo: | Sois vós grande rezador. |
Isidro: | Hijos, entrad. |
Mayordomo: | Lindo humor. |
Isidro: | Entrad conmigo. |
Mayordomo: | Estáis loco, todos habemos comido; |
Isidro: | Convídase Dios aquí, Príncipe de polo a polo. |
Mayordomo: | ¡Qué barbarismo, la prisa que da de entrar! |
(Sale la MENTIRA, ENVIDIA y DEMONIO.)
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Demonio: | Ha entrado a hacer franca mesa, puesta la esperanza en Dios. |
Envidia: | ¿Y qué te parece a ti? |
Demonio: | Que los dará de comer. |
Mentira: | ¿Que tiene tanto poder? |
Demonio: | Dásele Dios contra mí, apártate aquí, Mentira, |
(Sale un COFRADE.)
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Cofrade: | ¿Quién de otro milagro raro no se confunde y admira? |
Mayordomo: | ¿Qué ha sido? |
Cofrade: | Que Isidro entró donde su ración estaba; |
Mayordomo: | ¡Válgame el cielo! |
Cofrade: | Esto pasa. |
Mayordomo: | Voylo a ver. |
Cofrade: | Con ellos come. |
Demonio: | Harame que el cielo tome con el furor que me abrasa. |
Mentira: | Mal podrás tomar el cielo después que se te cayó |
Demonio: | ¿No?, pues yo tomaré, Mentira, el suelo; |
Envidia: | ¿Cuándo cesarán mis penas? ¿Quédame más que envidiar? |
Demonio: | Si hoy tu frente no coronas, honra de mis capitanes, |
Mentira: | Tú verás hoy mis hazañas. |
Envidia: | Ya se acaba la comida; los pobres quedan sentados, |
Demonio: | Querrale a Dios gracias dar por todos los convidados. |
Envidia: | Repara en que para envidia mía, |
Demonio: | Tiene el hombre el padre alcalde; ¡coman, revienten! |
Envidia: | Sí harán. |
(Sale ISIDRO.)
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Isidro: | Antes que al pobre yo despida, pida, Dios mío, harina a su molino, lino, |
(Mientras ha dicho este soneto se habrán quitado la MENTIRA, | |
el DEMONIO y la ENVIDIA tres ropas, que traerán quedándose de villanos.)
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Demonio: | En efeto, es el Cabildo. |
Mentira: | Luego ¿no lo veis, compadre? |
Envidia: | ¿Y cómo cualquier cofrade...? |
Mentira: | Y os diré cómo. |
Envidia: | Decildo. |
Mentira: | Después os lo contaré, que a Juan de Vargas querría |
Demonio: | ¿Que hoy os podéis volver allá? |
Mentira: | Pues no. |
Envidia: | ¿Y qué tenéis acá? |
Mentira: | ¿No os digo que a hablarle voy? |
Demonio: | ¿Sobre qué? |
Mentira: | Sobre que están con escándalo notable |
Isidro: | A mí dicen. |
Mentira: | Porque habita su mujer en una ermita |
Demonio: | ¿Por qué? |
Mentira: | Porque si a ser santa fue, tales sus costumbres fueron |
Isidro: | ¡Válame Dios! |
Envidia: | Bien haréis en que la saquen de allí. |
Isidro: | ¡Que mi mujer vive así! |
Demonio: | Yo pienso que le hallaréis en la puerta de la Vega, |
Mentira: | Adiós, que voy a buscallo. |
Isidro: | Piadoso llanto me ciega. ¡Ay, María!, tú de quien |
¡Ay, Señor!, que mis pecados habrán sido la ocasión, | |
(Vanse, y sale MARÍA.)
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María: | Emperatriz del cielo, a quien bendicen todas las naciones. |
(Sale un ÁNGEL.)
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Ángel: | María, la envidia fiera del demonio, que os persigue |
María: | Señor, ¿el esposo mío, conmigo enojado está? |
Ángel: | La mentira de quien digo le ha engañado deste modo, |
(Vase, y sale ISIDRO.)
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Isidro: | ¡Qué pensamiento crüel, vencer mi humildad porfía! |
María: | No será justo que espere; y con un enojo igual... |
Isidro: | Hela allí de la otra parte, pero ¿cómo pasaré? |
María: | Sin duda Isidro me vee; quejas al aire reparte. |
Isidro: | La barca está más arriba, no tomé la senda bien. |
María: | Manto, sed barca también, pues navega fe tan viva. |
Isidro: | ¡Ay mi Dios, el manto ha echado, y sobre él los pies ha puesto! |
María: | Naveguemos, pecho honesto, al puerto que os ha culpado. |
(Pase el río por su invención, y al llegar de la otra parte | |
ISIDRO la reciba en sus brazos.)
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Isidro: | ¡María! |
María: | ¡Isidro! |
Isidro: | Estos brazos te esperan. |
María: | El puerto son desta mi navegación. |
(Sale la ENVIDIA, el DEMONIO y la MENTIRA.)
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Envidia: | Dándose están mil abrazos. |
Demonio: | Si María pasa el río sobre su manto de pies, |
Mentira: | ¡Notable es la santidad desta divina mujer! |
Demonio: | Es María, ¿qué ha de ser sino mar con tempestad, |
Envidia: | No te espantes, si otra más alta María |
Demonio: | Deslumbrome el resplandor; no creas tanto favor, |
Envidia: | Y de su mano sospecho que la llevó. |
Demonio: | Si ella la mano le dio, ganó el cielo por la mano, |
¿qué milagro que a sus pies el río se transformara | |
Mentira: | ¿Qué quieres de Isidro aquí? ¿Ya qué te queda que intentes? |
Isidro: | En fin, María, ¿te sientes buena? |
María: | No lo estoy sin ti, pero pues tu gusto es, |
Demonio: | ¿No le ha dicho nada? |
Envidia: | Nada. |
Demonio: | Vio el desengaño en sus pies. |
Envidia: | ¿Qué hacemos los tres aquí, Tántalos de aqueste río? |
María: | ¿Vate bien, Isidro mío? |
Isidro: | Bien, aunque enfermo sin ti, que muy sin regalo estoy. |
María: | Dios sabe si te sirviera. |
Isidro: | ¿Quiérente en esta ribera? |
María: | Bien quista, mi Isidro, soy. Sus pastoras y pastores |
Mentira: | ¿No te espanta aquel estilo de amores? |
Demonio: | Pierdo, Mentira, el juicio. |
Isidro: | Mira que no hablen cosas que a sus almas sean dañosas, |
María: | ¿Cómo están mis dos señoras? |
Isidro: | ¿La de Atocha y Almudena dirás? |
María: | Dios me haga büena, no hablé desas dos auroras; |
Isidro: | Salud tienen; las que yo digo a dar vienen |
María: | La de Atocha, ¿cómo está? |
Isidro: | En su ermita con su hijo, ¡santo Dios, qué regocijo |
María: | Algún día querrá Dios que su humilde casa aumente. |
Demonio: | ¡Qué conversación! |
Envidia: | Detente. |
Demonio: | ¡Que se vayan estos dos por esta inocencia al cielo, |
María: | La Virgen del Almudena, ¿cómo está? |
Isidro: | ¡Pardiez, María! Morena como solía, |
María: | Isidro, Dios te acompañe. |
Isidro: | No te espantes que me bañe llanto el rostro con tu ausencia. |
María: | Y tú, para que me hiciese a tus costumbres igual, |
Isidro: | ¡Ay, si los dos nos viésemos en el cielo! |
María: | Yo lo espero. |
Isidro: | Es justo celo. |
María: | Isidro, adiós. |
Isidro: | María, adiós. |
(Vanse los dos.)
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Demonio: | ¡Rabia en mí, que me consuma! |
Envidia: | ¿Qué te parece? |
Demonio: | No sé. |
Mentira: | ¿Hay tal amor? |
Envidia: | ¿Hay tal fe? |
Demonio: | ¿Qué ciencia, Envidia, qué pluma, cómo no saber leer, |
(Suena ruido.)
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Mentira: | ¿De qué es aqueste rumor? |
Envidia: | Pastores deben de ser, que como el agosto han hecho, |
Demonio: | ¿No había harto veneno en mi pecho? |
Mentira: | Huyamos. |
Envidia: | ¿Dónde vas? |
Demonio: | Voy al infierno. |
Envidia: | Bien harás. |
Demonio: | Isidro, no quiero más contigo; rendido estoy. |
(Vanse, y salen BARTOLO, CONSTANZA, TERESA, LORENZO, ESTEBAN, | |
y otros pastores con su Cruz de espigas, y instrumentos; canten así.)
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Músicos: | Vuela caballito, vuela, darte yo cebada nueva. |
Músico 1.º: | Hicieron su agosto. |
Músico 2.º: | Por aquestas vegas. |
Músico 1.º: | Donde se juntan. |
Músico 2.º: | Y casados quedan. |
Músico 1.º: | Manzanares verde.
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Músico 2.º: | Y Jarama bella. |
Músico 1.º: | Los pastores suyos. |
Músico 2.º: | Después de la siega. |
Músico 1.º: | Y de espigas rojas. |
Músico 2.º: | Una Cruz compuesta. |
Músico 1.º: | Vienen a la ermita. |
Músico 2.º: | Quieren ofrecella. Vuela caballito, vuela, |
Músico 1.º: | A Santa María. |
Músico 2.º: | Rosa y Madre bella. |
Músico 1.º: | A su hijo hermoso. |
Músico 2.º: | Lirios y azucenas. |
Músico 1.º: | A San Juan Bautista. |
Músico 2.º: | Olorosas yerbas. |
Músico 1.º: | A San Pedro Apóstol. |
Músico 2.º: | Mastranzo y verbena. |
Músico 1.º: | A San Roque hermoso.
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Músico 2.º: | Trigo de las eras. |
Músico 1.º: | A San Sebastián. |
Músico 2.º: | Trébol y mosquetas. |
Músico 1.º: | Al gran San Cristóbal. |
Músico 2.º: | Pinos de la sierra. Vuela caballito, vuela, |
Manzanares: | ¡Pastores! |
Jarama: | ¡Hola, pastoras! |
Bartolo: | Cielos, ¿qué es esto? |
Constanza: | ¡Ay, Teresa! ¿Qué es lo que sale del río? |
Manzanares: | No os turbéis; oíd pastores. |
Jarama: | Oíd, ¡oh montes!, oíd, selvas, a vuestro río Jarama, |
Manzanares: | A Manzanares oíd, verdes prados, alamedas |
Constanza: | ¡Ay, Bartolo, que estoy muerta: los ríos hablan! |
Bartolo: | Pues no. |
Constanza: | Eso contaba mi abuela que fue en tiempo de Lisopo, |
Bartolo: | Calla necia, ¿nunca has oído decir |
Constanza: | Dice que hablaban estonces, como personas, las bestias. |
Bartolo: | Y agora también, Constanza, que hombres hay que hablan como ellas. |
Manzanares: | Madrid, fundación de griegos, cerca de ciento y noventa |
los ciegos ojos, los mancos manos, los tullidos piernas. | |
Jarama: | Pastores, porque los tiempos, aunque en vuestras vidas vuelan, |
Manzanares: | Id, pastores de Jarama, a ver su cuerpo en la tierra, |
Lorenzo: | Id presto, amigos pastores. |
Bartolo: | Costanza, Lorenzo, Esteban, ¿qué hacemos que no cortamos |
Lorenzo: | De haber hablado me pesa mal de Isidro, con envidia. |
Esteban: | Yo iré, y con lágrimas tiernas pediré perdón al Santo. |
Lorenzo: | Camina.
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Constanza: | Vamos, Teresa. |
Envidia: | Deja de atormentarme, ¿qué me quieres? Otra vez a Madrid andar me mandas. |
Demonio: | Y tan pesado, que de las barandas y corredores del supremo cielo, |
Envidia: | ¿Agora cómo puedo yo ayudarte? Ya Isidro es muerto. |
Demonio: | Pasa cuarenta años. |
Envidia: | ¿Tan presto? |
Demonio: | Sí, que quiero yo enseñarte; si se han pasado seis mil por nuestros daños, |
Envidia: | Pasen, pues, cuarenta; mas mira, que son vanos tus engaños. |
¿No ves que al lado, porque más te asombre, del altar santo del primer Cristiano, | |
Demonio: | Corre este tafetán. |
Envidia: | Tiembla la mano. |
Demonio: | ¿Que este es Isidro? |
Envidia: | Sí. |
Demonio: | ¿Que esté en el puerto del cielo, hecho por áncora un arado? |
Envidia: | ¡Rabio de envidia, mi tormento es cierto! El estar desta suerte levantado, |
Demonio: | ¿Lámpara tiene? |
Envidia: | Sí. |
Demonio: | Mátala presto. |
Envidia: | ¿Qué importa? Cada sábado del cielo un ángel baja, y de otra luz compuesto, |
Demonio: | ¿Baja? |
Envidia: | ¿Pues no lo ves? ¡Qué envidia fiera! |
Demonio: | ¡Con ser füego, me convierto en yelo! |
Ángel: | Isidro, así manda honrarte el Señor de cielo y tierra; |
Envidia: | Enciéndeme las entrañas de la envidia que me queda. |
Demonio: | Paso, y mira, que entra un hombre. |
Envidia: | ¿Es sacerdote? |
Demonio: | Aunque sea quïen quisiere, he de estar |
Juan Sacerdote: | Agora que ninguno verme puede, con aquestas tijeras cortar quiero, |
Demonio: | ¿No ves aquello? |
Envidia: | En todo tengo de hallar, si aquí me estoy, cuidado. |
Ludovico: | Todo pasa, Fernando, deste modo. |
Demonio: | ¿Dos crïados del Rey son estos? |
Envidia: | Mira lo que dicen. |
Fernando: | Si fuera un noble godo, un caballero ilustre, donde aspira |
Ludovico: | Advierte que hablas mal desa manera. |
Fernando: | Pues ¿quieres tú que crea que un villano hace milagros? |
Envidia: | Aquí aparte espera; bien dices que es error del vulgo vano; |
Fernando: | Que todo es invención tengo por llano. ¿Los campos de Madrid, la tierra dura, |
Ludovico: | ¿Qué tienes? |
Fernando: | Una roca el corazón me oprime. |
Ludovico: | Porque veas que el cielo se ofendió de tu fe poca; |
Demonio: | ¿No miras que le castiga el cielo? |
Envidia: | Luzbel, ¿qué importa, si ya van con él al Santo |
Demonio: | ¡Como! ¿La misma persona de la Reina doña Juana, |
Envidia: | ¿Para qué aguardamos siglos? Huye, que si aquí tu loca |
Demonio: | Bien dices, loco me torna el ver que tantos milagros |
Envidia: | ¿Que un capote de dos faldas ceñido con una soga |
Demonio: | ¡Huye! |
Envidia: | Pensarlo me asombra. |
Reina: | Yo vengo determinada. |
Cura de San Andrés: | Vuestra Majestad, señora, mire bien. |
Reina: | Dejadme, padre, que todo es honra y gloria |
Cura de San Andrés: | Su Majestad llegue sola. |
Reina: | Isidro santo, esta Reina, aunque humilde y pecadora, |
Mayordomo: | Es justa cosa que esta reliquia posea |
Reina: | Padre, yo me voy. |
Cura de San Andrés: | El cielo dé a Enrique tantas vitorias, |
Reina: | ¡Ay, cielo! Subir no puedo la grada. |
Mayordomo: | Subid, señora. |
Reina: | No puedo, Almirante.
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Mayordomo: | ¿Cómo? |
Reina: | ¡Jesús, qué temor me asombra! Cuando llego vuelvo atrás. |
Juan Sacerdote: | Señora, volver importa lo que al Santo habéis quitado, |
Reina: | Isidro santo, perdona, pues que tú sabes mi celo; |
Mayordomo: | Prueba ahora. |
Reina: | Tiemblo toda. |
Mayordomo: | ¿Salió? |
Cura de San Andrés: | ¿No lo ves? |
Juan Sacerdote: | Aquí acaba, ¡oh villa famosa! |