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Siluetas parlamentarias: 02

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Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


FELIX M. GOMEZ


La empresa del Colón ha demostrado prácticamente la conveniencia de alternar una función de primeras partes con otra de partiquines.

Como quien dice: golpes de palmas con toques de pitos.

No se ofenda por lo que va dicho, á guisa de preámbulo, el diputado Gomez.

Este, hoy por hoy, no puede aspirar mas que al modesto titulo de altro primo tenore en el elenco ministerial del Parlamento.

Primero, porque no pasa de ser una factura recien desdoblada, lustrosa de puro nueva, sin las arrugas de la práctica parlamentaria, y sin las foas del reclamé que alborora la superficie tranquila de los charcos al punto de creerlos tan profundos como mares.

Segundo, porque Leguizamón, Alcorta, Posse y Ruiz de los Llanos, tienen á su cargo los primeros papeles, no habiendo dejado al simpático correligionario por Corrientes sinó la poco importante tarea de speaker de la Comisión de Poderes.

Algo como ejecutante de sinfonías de segundo órden para anunciar la entrada de nuevos coros parlamentarios.

Sin embargo, lo confieso y lo deseo, el diputado Gomez puede llegar al primer rango de la legion situacionista: o por un tour de force de sus aptitudes, que no son pocas ni malas; ó por un tour de main del cual resulte un claro considerable en la escasa compañia de granaderos de su batallón.

Sino, ¡pobre Felix Maria! como dirán sus camaradas. Todavia ignora el embétement que, como afección técnica, trae aparejado el oficio de muñero de sorpresa en las votaciones legislativas de cuatro años consecutivos!

Y después, el retiro á las tareas privadas, especie de lápida que condensa, en unas pulgadas cuadradas de las que rodean nuestro cuerpo, toda la oscuridad de que no fué posible desprenderse al trasponer los umbrales del Congreso.

Brrr! ¿Y para eso se aspira con tal ahinco á ocupar las bancas del legislativo? ¿Para trocar la oscuridad inofensiva en olvido cáustico, se sacrifican afecciones personales, pudor político y consideración social?....

Por lo que al diputado Gomez se refiere, creo que no está en su mente la idea de sofrenar su aspiració ná unas varas de la mesa del Presidente de la Cámara, para volver á Corrientes siguiendo la parabólica trayectoria de cualquier cometa legislativo.

El jóven congresal sabe que la audacia es tan buen carril que, aun co nmediano talento, se anda ligero sobre sus rieles.

Ministro de Gobierno en Corrientes, se sirvió de Toledo primero, de Derqui en seguida, para que cubriesen su lenta marcha de peon del ajedrez político, Y en pocas jugadas consiguió llegar á dama.

Si la soplarán de aqui á dos años?...

El diputado Gomez no ha hecho hasta hoy un solo discurso.

Ha dado, como muestra de su feracidad, uno que otro informe sobre el escabroso argumento de tal ó cual eleccion mediterránea.

Examinémoslo bajo esta faz de miembro informante de la Comision Política del Parlamento.

Primero, sus medios de espresión. Su voz es gruesa, pero sin flexibilidad que la haga susceptible de seguir la línea sinuosa de los tópicos que forman la materia de una arenga parlamentaria.

A una elevada tonalidad no corresponden en este caso, ni la agilidad oratoria del doctor Leguizamón, ni los recursos del registro vibrante de que echa mano el doctor Gallo, ni mucho menos la docilidad con que la voz obedece á las corrientes nerviosas que recorren el cuerpo del orador en el doctor Quintana.

Y no es que Gomez carezca de notas vibrantes, ni que sus recursos oratorios sean escasos, ni que el timbre de su voz no llegue á ser frecuentemente simpático.

Es que el Diputado correntino no sabe utilizar sus medios vocales. Estoy seguro que, si quisiese pronunciar un discurso pasable, daria un four de marca mayor.

Imaginar un hombre menos imperfecto que el Diputado Gomez, ó si quereis, dejadle su rostro de poeta romántico que no prescinde ni de la arquitectura spongieuse del peinado, ni de la mirada melancólica que parece necesaria para la emisión del dulce acento correntino.

Pero abrumadle con el peso de una suma de talento mayor que la de su caja intelectual; con una erudición sólida y flamante; con medios expresivos mas ricos que los de su repertorio; y con la rapidez de concepción, de que indudablemente carece.

Asi, tal como lo hemos transformado, no será un orador, ni mucho menos. ¿Qué le faltará?...

La humanidad dispone de cindo sentidos materiales para la vida ordinaria. El orador deber estar en pleno uso de igual número de sentidos pero inmateriales, para la vida parlamentaria.

Del olfato, para seguir la pista á la cuestión entre los matorrales del debate, y para acechar el «cuarto de hora» de atención del auditorio.

De la vista, para comprender los lados débiles ó fuertes del pró y del contra, y para estar al cabo de la situación de ánimo de la Cámara.

Del tacto, para la elecció acertada de los argumentos y de los pensamientos, de modo que no se den de guantadas con el asunto ó con los sentimientos dominantes en la Sala.

Del gusto, para la adaptación de la frase, de la mímica, del tono y del timbre, á las diferentes situaciones del discurso.

Y del oido, para no desafinar, con la voz ó con la frase, el ritmo oratorio de cada período, ni la cadencia correlativa del conjunto.

De todos esos sentidos, el doctor Gomez apenas ha demostrado poseer el de la vista.... Y aun creo que es miope!

Como miembros informativos, no percibo diferencia alguna entre el Diputado Gomez y el Senador Tello.

En son de pegar un solo á cualquier conocido que encuentran á mano, ambos honorables disertan aburridamente, lo mismo para dar la píldora que el Estado debe pagar á un zángano que para describir una ilusoria elección antes de aprobar el ingreso de algun ex-gobernador ó ex-Ministro de Provincia.

Cormenin no conoció sinó es que olvidó á los oradores Informantes que declaman como conversan, que medio recitan y medio improvisan y cuya peroración, como el estribillo cargante de las petipiezas, se reduce á un humilde pedido de aprobación.

Ni siquiera le ha dado al Diputado Gomez, por seguir las huellas de su colega el Doctor Tagle.

Para este, de quien nos ocuparemos proximamente, el miembro informante equivale a la cabeza de una comisión.

Es el que piensa, el que hace, el que deshace, y el que agita los otros miembros por medio de los nervios y los músculos reglamentarios.

Gomez ha preferido seguir las aguas apacibles de su ex-colega, el simpático Balza. Solo que este era miembro de la Comisión de Guerra, casi tan útil como Tagle en la Comisión de Presupuesto.

Pero la Comisión de Poderes, un respetable Tribunal de Inglaterra, no es mas que una agencia administrativa de colocaciones parlamentarias. Se expide cómo y cuando lo ordenan las facciones imperantes. Y á estas les interesa dejar fuera de la Comisión lo mejorcito de sus elementos, para rellenar la armazón presentada por el miembro informante.

Pero, digamos la verdad: sí el Diputado Gomez no ha hecho nueva escuela como miembro informante en subsidio, -en cambio se ha esforzado por demostrar, sinó con discursos al menos con interrupciones, que no pertenece a la vulgaridad de los ocupantes de bancas.

Esto hace concebir esperanzas de que Gomez no se quedará muy atrás de sus gefes: el orador semi-maligno, semi-jurista Dr. Posse; el orador fraseólogo Dr. Leguizamón; el orador lógico Dr. Ruiz de los Llanos; y el orador economista Dr. Tagle.

Por lo menos, y sus antecedentes lo corroboran, Gomez no desperdiciará bolada para ser del Estado Mayor. ¡Dios lo ayude!

No remataré este esbozo, sin aclarar la estraña circustancia de insistir mas en la personalidad del diputado Gomez que en la descollante del Dr. Gallo. Amigos y adversarios se saben de memoria al orador elocuente de las improvisaciones correctas, de la frase inspirada, y del galano estilo.

Cada uno de sus discursos ha sido al dia siguiente disecado con esmero y proligidad, sin escapar del análisis parcial de una sola de las cambiantes con que deslumbran las peizas oratorias del diputado tucumano.

Examinar en absoluto personalidades conocidas, como la del Dr. Gallo, solo exige una mera tarea de selección respecto de las opiniones propias y agenas.

Es preferible sacar partido de los caractéres especiales de una de sus faces, y de los rasgos distintivos con las entidades oscuras que forman á su lado, en el cuerpo colegiado de que es miembro descollante.

Digo esto, porque presumo que no serán mis leves observaciones á la táctica oratoria del Dr. Gallo, las que habrán motivado el exacto y juicioso cargo que sus admiradores han hecho á la silueta anterior.

Observaciones improcedentes respecto de la pieza, uniformemente bella, que ha producido ayer el Dr. Gallo.

Tampoco imagino que obedezca a presunciones de futuros juicios apasionados sobre el orador de su predilección, lo que haya movido á un diario de la mañana á ensayar una pirueta que lo hizo caer de narices sobre dos volúmenes del Larousse.

No es mi ánimo sacar retratos, ni meterme á fotógrafo chapucero para saciar enconos de que carezco.

Modesta sota de una colaboración periodística que solo se propone surtir las secciones de lectura variada de EL NACIONAL, me entretengo como podria hacerlo otro colega, en delinear perfiles de siluetas parlamentarias.

Sin mas bagage que las nociones vulgares sobre la recta y la curva, y uno que otro rudimento del dibujo y del colorido, -elijo á mi paladar los tipos que desfilan, y los doy á la estampa sin retoques ni floreos.

Así, me apresuro á dejar de mano al Dr. Félix Maria Gomez, para ejercitar mis dedos ya mas prácticos, en otra figura de mayor talla, que acaba de atraerse, con un discurso, la peligroso atención de un maestro del oficio de que soy aprendiz.

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