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Tratado de la lepra:2

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Aquí demanda Maestro Alfonso la duda del testo de la brivia de la lepra que se pega

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Señor muy noble, algunas vezes se detovo mi imaginativa en aquel testo de la lepra del vestido e de la pared; non fallo escripta bastante razón a ello, pero, señor, considerando aquello posible de considerar de la muy alta alteza del Embiador del çielo la ley e la grant dignidat del mediante dador Moisén e la grant ignorançia de los reçeptores, podemos fallar alguna paresçençia de razones. E si yo non soy engañado, paresçen en tres razones, que la una d'ellas dizen los del Talmud.

Primera, qu'el maior fundamiento que esa ley quiso fundar fue creençia de las cosas sobre natura, las cuales llamamos o son contra natura o contra la costumbre de la natura. E seguramente e con grant audaçia lo pudo fazer la ley, mayormente a los que aún tenían las manos lodosas del barro de servidumbre de fazer adobes, en que se criaran, que non entendían de la natura intrínseca de las cosas, menos que supieron argüir nin demandar nin responder desque oyeron fablar a Dios con ellos. E para les bien asentar el dicho fundamiento, examinólos si creerían lo que es imposible al absoluto poder de Dios. De onde, cuando tractó Moisén de la mundificaçión de las lepras e de las cosas inmundas, puso ende una imposibilidat, de cómo les convenía fazer si contesçiese que la lepra estudiese en el paño o en la pared, ca non da testimonio qué contesçió de fecho, mas dize si tal cosa fuese, conviene así mundificar; e es a saber que, si non fuere nin pudiere ser, quito es el argumento. E pues ellos esto non fallavan si era contra natura o non, bien fincava que todo lo ál que paresçe imposible que lo creerían sin dubdar.

Imagino que pasará por razón fasta aver otra mejor. E con esto concuerdan en alguna manera los judíos del Talmud, que dizen así: «¿Qué cuidado tovo Dios porque degollemos por el garguero más que por el colodrillo? Mas podemos dezir que non fueron estos preçeptos salvo para provar e examinar a los omes si los obedesçerían, que así dize David: 'La palabra de Dios es examinada'». Fasta aquí es su dicho; esto es en el salmo Diligam te, Domine, que dize: «Deus meus, impoluta via eius: eloquia Domini igne examinata: protector est omnium sperancium in se».

Segunda razón, que si en singular supiésemos las cosas que en aquel viejo tiempo concurrían, podía ser que supiésemos alguna cabsa d'esto, como sea verdat que en el muy antiguo tiempo muchas de sus cosas non concordaron con estas presentes, por lo cual avemos muchas por imposibles que non fueron entonçe así avidas por tales. E de presente avemos algunas en acto que en ese antiguo tiempo las pudieran aver por imposibles de contesçer. De onde se sigue ser verdat que por muchas cosas fueron e son e serán ocultas al entendimiento de la humanal natura.

La terçera razón, que dizen los del Talmud que esta lepra avía de ser en pena del murmurar e dezir mal unos de otros; e que ello que avía de començar en las casas. Si se repentiese de su pecado, que esto era propósito que estonçe non se estendería la lepra. E si perseverase en el pecado, que se faría la lepra en el su lecho e en sus vestagas; e si mas perseverase, que se apegaría en sus vestidos e después en su cuerpo. E aquella gente tenían resçebida por çierta esta opinión, como sea opinión credulidat de alguna cosa dubdosa. E eso mesmo tenían de aquella agua que davan a la muger que la çelava su marido de adulterio, que tenían que, beviéndola, se le avía de caer el anca e avía de finchar el vientre. E estas tales credulidades traían provechos çiertos que todo sabio entiende. E apusieron a esta dicha lepra pegarse en tantas guisas, fundando sobre algúnt verdadero fundamiento, ca es enfermedat contagiosa e abominable, pero non en tanto grado segúnt natura.