Tratado de la lepra:3

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Aquí responde el señor Don Enrique e proçede por el proçesso del tractado muy sotilmente[editar]

Maestre Alfonso, vi un escripto por Johán Ferrandes de Valera, menor de días, a mí embiado, que paresçía ordenado por vos, responsivo a la cuistión que, mediante el susodicho, vos pregunté de la lepra por la ley de Escriptura expresada que en las paredes e preseas de las casas contesçe por maliçia contagiosa, onde declarastes vuestro paresçer çerca d'ello, poniendo methaforado sueño. Por el cual entendí reposo de vuestro entendimiento, que se falló en el vergel del saber. E ya passado por muchas esperiençias, querés el fructo coger del conosçimiento de la verdat e de buenas costumbres. E ya tenés baxada la rama corporal, aviendo domado los sensuales apetitos, queda baxés la otra mental de las cogitaçiones, que nunca se doblega fasta el postrimero de la temporal vida instante, e en aquél se alcança la feliçidat, la cual Dios vos otorgue en aquella ora.

Por la vieja que vino a vos entiendo la ley musaica, siquiere de Escriptura, que por su antigüedat e nombre femenino por vieja la significastes, usando de la figura prosopeya. E díxovos en spiritual locuçión que la yo a vos embiava, significando que remitía a vos la declaraçión de su testo. Aquélla en vuestra niñez conosçistes por prática, e agora la conosçedes por theórica; estonçes en figura, agora en virtud e verdat; e lo que sembrastes en tiempo de Escriptura, cogés al presente en tiempo de Graçia; olvidástesla cuanto a la observançia, mas non cuanto al fin; ella vos olvidó cuanto a la subjugaçión e todavía de vos se recuerda cuanto a la libertad. Ella vos despertó suçitando vuestro entendimiento e claro ingenio a la declaraçión de lo en la cuestión demandado.

Tomastes la péñola de la investigativa a tiento çerca d'este passo, por ser cosa que non paresçe mucho nesçesaria saber, ca en otras cosas muy presta la falláredes e bien temprada. Con ella escrivistes artíchicamente en el liso papel de vuestra inventiva, cuyo traslado es lo qu'el dicho Johán Ferrandes embió a mí, en el cual paresçen tres razones. Las dos que de los actores del Talmud emprestadas tomastes e la una por vos añadida, a reparaçión e complimiento de aquéllos, cuya substançia muestra que la dicha lepra por curso de natura naturada non podría estar en pared nin preseas, segúnt la legal letra ya dicha afirma. E aunque posibilidat de los presentes ignorada lo otorgase, pónese en dubda si en algún tiempo contesçiese en acto, teniendo que fuesen dezires temptativos por explorar la creençia del judaico pueblo.

E pienso que así como con alegre talante la vuestra quesistes comunicar opinión, non con menos deseo esperaes saber la mía, maguer a vos alguna non faga mengua. Por ende, queriéndovos complazer, expressaré lo que a mi rudo entender siento que se podría dezir, salvando todavía las determinaçiones que la santa Iglesia católica ha fecho o fiziere de aquí adelante, e salvo la declaraçión que los santos doctores d'este e sobre este passo fizieron, e salvo el mejor juizio de los maestros e graduados, siquiere estudiantes en la sagrada theología, a quien esta materia es propia por ser testo legal de ley divina; e salvo el más conosçimiento que los naturales han de lo que en esta razón natural menear puede, ca yo, non informado plenariamente de las sobredichas cosas, podría fáçilmente ir contra la verdat d'estos secretos non deliberadamente. Onde, si algo dixier contra ello, helo por non dicho, adiriendo e afirmando a las e las opiniones cathólicas.

E bien conosco ser en mí presunçión osar poner la mano apesgada en temporales negoçios en el velo alçando del templo e cuidar mostrar los entalles de la çítara cubierta de oro e con los pies calçados de mundanos embolvimientos pisar el suelo santo. Mas la benigna suportaçión que en vos de mis errores e pequeños dezires todavía fallé da a mí algúnd osar diga qué siente mi ignorançia en este paso, non determinando nin eligiendo opinión, mas queriendo sobre ello oír e entender mejor doctrina, así de vos como de otros a notiçia de quien viniese, en la siguiente manera.

Siempre oí a valientes maestros devían ser las declaraçiones e entendimientos de las palabras de la ley conservantes el mesmo testo e non desviantes e menos contradizientes del e al entendimiento literal. E así paresçe lo tenga Nicolao de Lira en el prinçipio de su declaraçión sobre el testo bíblico, tanto que reprehende a sant Agustín, reverençia propuesta, porque dixo Super Genesi que Dios fiziera todas las cosas en un instante, derrogando el testo que puso la criaçión en e por departidos días. E si las razones que los del Talmud han puesto militasen, serié falso el testo de las antepuestas leyes, lo uno que non contendría verdad nin posibilidat; e lo ál que firmaría Dios oviese menester para saber la creençia del pueblo medianería de temptaçiones e espiriençias, que es absurdo de afirmar. Esto mesmo el Pugión, fablando sobre los hegados del Talmud, tiene, que cuanto pudiere el declarador buenamente deve el testual seso conservar. E rabí Moisén de Egipto en los Pacuquim que fizo en los catorze libros así lo conseja, que se tengan al testo e lo defiendan cuanto razón sofrir pudiere, todavía guardándose de obstenida porfía e seca credulidat, por non seguir la torpe manera de los carraim, que comen puerca cuidando líçito sea, pues en la ley que defendió el puerco non lo vieda nin nombra expressamente.

Otrosí, dévese conosçer que las observançias de la ley antiguadas en plática de los omnes non avían de ser del todo lexos de la razón humana. E esto conosçiendo, algunos ebraiquistas letrados se trabajaron a dar razón a los seisçientos e treze mandamientos que Dios a Moisen departió, en los cuales las memoradas leyes se contienen, así como Aben Hasdra en el Çefer atuamin. E porque toviesen fixo en la memoria este cuento, puso en los diez mandamientos de las tablas seisçientas e treze letras, a significar que en los diez los seisçientos e treze implíçitamente eran contenidos. Esso mesmo, aquel número en el nombre de çeçid e fechura era conservado, segúnd la valía del cuento de sus letras e número de filos. E por eso lo traían vestido blanco, significando mundiçia, e de aquél colgados los ocho filos a cada ángulo, teñidos con sangre de hilazón e añudados con los çinco ñudos, e agora cárdenos a memoria de aquella tintura.

Pues, viniendo al propósito, paresçe por conservaçión del testo mejor dezir que fue e es posible contesçer lepra en la pared e preseas de la casa, maguer fasta essa ora que lo Dios mandó a los omnes non fuese revelado. E non es contra razón natural, ca, bien considerada la difiniçión de la lepra, en todo compuesto e elementado corporal materialmente e actual acaesçer puede. Es su difiniçión, segúnt concordança de los filósofos e médicos, tal: lepra es dolençia mala que viene de esparzimiento de la cólera negra en todo el cuerpo, corrompiendo la complisión de los miembros e figura de aquéllos. Así lo ha dicho Gilalberto en el Compendio de medeçina, que fue singular prático e non menos theórico. E tomada la concordia de todos los passados, deduzc esta materia de lepra en el seteno libro en el capítulo de la lepra copiosamente, onde adelante dize que esta cólera adusta e negra viene en podrimiento por causar la dicha dolençia. E dando comparaçión cuál es aquel podrimiento, añade que es menguamiento de la calor natural e de la humidat radical, así como en los cuerpos secos e en los estiércoles. Donde se entiende que la sequedat de cualquier cuerpo elementado e complisionado, animado o non animado, que con menguamiento de la calor natural altera la complisión e muda la figura, es dicha lepra. E por esta manera la tierra e polvo e pajas e vassuras, cuando se convierten en estiércol, puédese dezir que son leprosos. E por esso el actor nombrado fizo comparaçión de los cuerpos secos e del estiércol, aviéndolos por leprosos.

Cuanto más esta dolençia, por ser universal en todo el compuesto, es más común a todos los compuestos que las dolençias particulares que acaesçen en los miembros, las cuales non contesçen si non en los cuerpos distinguidos por miembros, nin los açidentes del ánima que non acaesçen si non en los animales, empero la lepra a todas las naturas, animal, vegetal e mineral es, como en cada una d'ellas acaesçe.

Que sea en los animales razonables manifiesto es e cada día visto e en los libros de mediçina asaz departido. Que sea en los animales non razonables, asaz lo testigua Pedro Helías en su libro De menascalía, en el capítulo de la lepra de los cavallos, onde afirma que así acaesçe a las otras bestias. E ya d'esto avía fablado Aristótil en el Libro de los animales en diversos lugares, cuando tracta qué dolençias acaesçen a las bestias.

E que sea en la natura vegetal asaz se muestra en la Filahanaptia, que quiere dezir Agricultura caldea, en la cual Abenohaxia dixo en la lavor de la olivera cómo acaesçen algunas dolençias, e nombró entre ellas la hitiriçia, cuando se tornan las fojas amarillas por sequedat. E añade que, si non es curada segúnd él allí muestra, que viénense a torçer sus fojas e encañutarse e faze el fructo menudo e muy amargo e el cuexco grande e nunca bien madura e nasçen torondos en sus ramas e non salen derechas e descortézanse. E aquello tal dizen que es lepra. De los robres pone que la mofa que se faze en su tronco, a que dizen en latín usnea, de la cual el Zaharahui tanta mençión fizo en el tractado que partió por treinta macalas, es lepra del roble e apégase por contagión a los robles que están de çerca. E así de otros vegetales trae cómo les acaesçe esta enfermedat.

E que sea en la natura mineral, afírmalo Ageber en la Suma mayor, en el capítulo del plomo, do dize que en su compusiçión fue oro e por lepra que le acaesçió quedó así obscuro e inmundo. E Rozimus dixo en el libro De turba philosophorum que el orín que viene en el fierro e en el arambre es lepra de aquellos cuerpos. E así de los otros en su manera e segúnt puede resçebir su compusiçión.

Así que de todo esto era ya fablado e en uso de las gentes. Non quedava si non fablar cómo esta lepra en las casas e preseas d'ella acaesçer podría. E quísolo revelar Dios a Moisén, por guardar el su pueblo, que en ellos avía de morar, por conservarlo en sanidat, así que mejor pudiesen complir las çerimonias e ordenaçiones de su ley santa, que en dolençia sólo por voluntad obedençial e deseo se complir pueden. Ca el sordo la palabra de Dios e predicaçión oír non puede; e el mudo non puede mostrar su doctrina, nin el çiego non puede leer en su ley, nin el tollido ir al templo sin grant afán e ayuda, nin el maníaco ha temor d'Él. E así de los otros por dolençias detenidos particulares. Cuanto más el que de tal dolençia como es la lepra fuere cruçiado, que es dolençia de dolençias e mal en que concurren muchos males.

El que lo ha pierde la boz e non puede fablar; duélenle las coyunturas más que si fuese artético; láxansele los nervios más que de parlático; calor estraña nunca se d'él parte; tuérçensele los miembros más que al tollido; cánçer universal al cuero comprehende; soluçión de continuidat dentro e de fuera del cuerpo le acaesçe; la sangre podresçida rompe las venas e se embalsa en la carne, fistulándola; por todo postemaçiones e finchaduras, postillas, sanies e anguxidades en él son falladas; dolor de tripas, constipaçión de vientre, passión de estómago, perdimiento del apetito, tremor en el coraçón e tristeza, turbaçión de cabeça e gravidat, escotomía en los ojos, tiñítico en las orejas, caimiento de los cabellos. ¿Qué diré? Cuántas dolençias particulares por la mayor parte que a los miembros acaesçen vienen juntas e acompañan a ésta, como el mesmo Gilalberto dize en el libro allegado e signos de la lepra en sus espeçies, do cuenta sus açidentes, en tanto que en el capítulo «De elefançia», interpretando este nombre, dixo que, así como el elefante preçede en magnitud corporal a las otras bestias, así esta dolençia preçede a las otras dolençias.

Por eso mayor embargo faría al cumplimiento de las çirimonias de la ley e justo era a esto fuese proveído. E aun algunos quieren dezir que por eso les fue defendido el puerco, porque en él acaesçe más esta dolençia que en algunos de los animales, tanto que menos se fallan en el mundo d'ellos sanos que de leprosos. E contésçese en esto que, si le catan deyuso de la lengua, fallarle an granos como granos de trigo e duros como ternilla, e en la carne, cuando es muerto, aparesçen granos como de lantejas grandulosas entre lo grueso e lo magro. E cuando más es el daño, por todo e en su grossura paresçen colores verdes. E los canes non lo quieren comer cuando ge lo lançan. Por eso se embuelve en los çenagares rallos con la sequedat e dañamiento que siente de dentro.

E fue menester fablar de la lepra que venía en las casas por cuanto la tierra de Canaán, adonde avían de morar, era toda contaminada por la maliçia de los que en ella moravan de antes, tanto que non solamente las casas eran leprosas, mas aun la tierra era por sequedat e contagión de los abitantes tornada salada e infecunda. D'esto dixo David en el salmo çentéssimo sexto: «Terra fructifera in salsugine a maliçia abitancium in ea». E por esso en aquella ley dize del Levítico e capítulo XIIII: «Cum ingressi fueritis terram Canaan, quam ego dabo vobis in possessione, si fuerit plaga lepre in hedibus, etc.». E non lo dixo nin mandó guardar antes cuando estavan en los tabernáculos en el desierto.

Aquí paresçe que la mundiçia del pueblo judaico fue tanta en el desierto, que non engendró lepra en sus tabernáculos por causa estrínsica, como engendraron los cananeos en sus casas biviendo viçiosamente e pecadriz, mayormente en las culpas de la luxuria e de la gula, comiendo viandas muchas e curiosas, cuales non podía el estómago digirir, por cuya indigistión se causava fetor en los sudores de aquéllos e en su resollo, corrompiendo e podreçiendo el aire de sus moradas, el cual dessecava la humidat de las paredes radical e engendrava en ellas semejante infecçión de la suya, corrompiendo la complisión de la materia de la pared. E cuando era en cuerpo radicada avía maior fuerça, faziéndole perder su forma por finchadura e descortezamiento, fendeduras e molimientos; e tal mesmo en las vastagas o preseas de la casa de lana o lino o cuero e en los semejables. Non menos d'esto causava la luxuria por ellos desmesuradamente usada, mayormente con los vientres llenos de viandas, las cuales por aquel acto podreçían e corrompían e tal substançia infecta resçebían los miembros, por do mudavan sus complisiones innatas e perfundían en el aire el fétido vapor, alterándolo, e, por él mediante, las cosas a quien llegava. Con todo esso, algunas vezes acaesçió e acaesçe oy día por causa intrínsica nasçer la lepra en la pared e preseas por el antigüedat e consumçión del húmedo radical, la calor natural diminuida, por do la complisión se varía e sequedat con putrefacçión se intreduze, causante lepra.

E maguer non se lea cuando contesçiese en acto para que se fiziese la mundificaçión mandada, non es de poner dubda que contesçió, pues que se mandó. En otra guisa fuera el mandado infructuoso. E apruévalo que contesçió, por cuanto oy contesçe, segúnt las señales que aquellas leyes dan que d'esto fablan. Primeramente, en los vestidos e preseas, por sequedat que en ellos viene con putrefacçión corrompiente la complisión, sale en su sobrefaz esa humidat que dentro así a su conservaçión tenía reclusa e incorporada por cogimiento e complixión de las partes. E esta como grossura, a la cual se apega el polvo sotil e cargando, muéstrase mancha blanca e çenizienta, así como si azeite allí oviese caído. E otras vegadas, por mucho cargamiento e inmundiçia que se allega, declínase a bermejura poco paresçiente, porque escureçe, e esto tal es lepra manifiesta. E por eso en el trezeno capítulo del dicho Levítico dize: «Si alba vel rufa macula fuerit, infecta lepra reputabitunr».

E para examinar si aquello viene de causa intrínsica o extrínsica, mandó allí ençerrasen aquella tal ropa do esto acaesçiese por siete días. Por esso dixo: «Ostendetur quod sacerdoti que considerata recludet septem diebus», por apartarla del uso de los omnes cuya era. E así apartada, si sin el partiçipamiento d'ellos cresçía, mostrava que de causa intrínsica avía prinçipio; e si non cresçía o se amenguava, paresçié que de los omnes o otras cosas infectas resçebía aquel daño. Por eso dixo adelante: «Rusus aspiciens si deprehenderit crevise, lepra perseverans erit». E tal como ésta, ya avía fuerça de traspassar su infecçión en otra cosa. Por esto mandó que fuese quemada tal ropa e lo que çerca d'ella estuviese o en que estuviese, así como arca o almario. Por eso dixo: «Polutum iudicabit vestimentum et omne in quo fuerit inventa idcirco comburentur flamis». E si viniese por causa extrínsica, mandávale fazer mundificaçión de lavamiento, después de que, si aquella mácula más escura paresçiese de lo otro, manda que sea rompido aquel pedaço. Por eso dixo: «Si autem obscurior fuerit locus lepre postquam vestis es lota, aprumpet eam et a solido dividet».

Aquel poluçión e inmundiçia que allí carga corta el pelo e queda raso, paresçientes los filos de la texedura nudos e secos esblanquesçidos. Estonçe la gente de agora dízele tiña e llaman aquel paño tiñado. E cuando lo dexan así, corrómpese en aquel lugar la texedura de los filos e forádase e dízenle esa ora, quasi polluta, polilla. Algunas vezes se fazen ende pequeñuelos gusanos; e esto muestra acabada corrupçión, ca la fin de corrupçión es prinçipio de generaçión, como el Aristótil dize in libro De generaçione et corrupçione.

D'esta tal lepra dixo el testo «lepra volatilis et vaga», a la cual non ay remedio si non arder aquello en que fuer en llamas de fuego. Por eso dixo: «Debet igne comburi». E viene más en la lana por aver seído de cosa biva e allega más a la egualdat de la complecçión que las cosas vegetales. E non solamente en la lana texida, mas aun en la filada e por labrar, este dañamiento viene. E dízenle los de agora que se taja o corta por estar mucho por texer. E resçibe aína aquella impresión por la oquedat suya que tira mucho cualesquier humidades vezinas, como paresçe en la casa regada, cuando la lana tira, maguer esté apartada, de lo regado. E paresçe aun de la infecçión que resçibe del ressollo del lobo, de que Aristótil dixo en el seteno libro De los animales qu'el paño fecho de tal lana cría muchos piojos allí: «Et lana ovium quas comedit lupus, post comestione panni illius rescipiunt plus pediculos».

E así como es dicho en el vestido de la lana, así contesçe en su manera segúnt el subjecto en el lino e estambre e cueros e pieles e coberturas e semejables cosas. E por eso concluyó aquel capítulo nombrando estas cosas e diziendo: «Ista est lex lepre: vestimentum lanei et linei staminis atque sub tegiminis omnisque suplectile pelicie». E segúnt que de los omnes infectos en los vestidos lepra acaesçe, así de la ropa leprosa la complisión de los que la usan se corrompe e daña.

Pues visto cómo la lepra en las vestagas acaesçe, queda veer cómo esté en la pared de la casa, siquier sea intrínsica o de causa extrínsica. Cuando aquella mala complisión se entreduze en la materia de la pared, corrómpese la primera que la conservava e desécale la humidat a ella radical que detiene las partes secas e las continúa en solididat. E fázese cavernosa, resçibiendo en aquellas cavernosidades la humidat estraña o del aire infecto, o de sí o de la mala complixión engendrado. E éste faze dilatar la corteza o enlozidura, alçándose torondos en la pared e apartándose de lo firme d'ella. E cuando omne tañe en aquellas gibas, feriendo, suena hueco; e, continuándose el dapñamiento, con pequeño golpe se quiebran e caen aquellas cortezas e en su caer fazen son más sordo que otra corteza non así infecta. E sale de aquella oquedat olor malo del aire féctido o infecto que estava allí recluso, así como de tierra seca mojada con poca lluvia. E queda en lo descortezado polvo terroso e en algunas partes como tela de araña. Esto es el prinçipio de la lepra que en ella viene. Por esto dixo Ledan, ya aviendo algúnd sentimiento d'esta lepra, en el libro que fizo De jaçinto, fablando de la mundificaçión de las cosas do avían de fazer las obras del sol e sus altiçames: «Domus munda est que stopis mundata in parietibus rimulas seu scorataciones lepre infectas non habeat».

E dende síguese o de aquel daño provienen otros, así como sallir en la superfiçia de la pared una terrosidat blanca, e carga así como si sal mojada estoviese pegada en aquel logar. E cuando omne lo toma con los dedos, desfázese como farina impalpable; e en el gusto es agudo como salitre e rasca la lengua. Pero si lo lançan en el fuego, non arde como salvitre; antes está como tierra muerta e huele mal su socarradura. Esto muestra que la complixión de las partes áridas lançan fuera su humidat e la agena, generando en la sobrefaz aquella salsedumbre previniente de indigestión, ca las cosas digestas dulçes son, como testigua Aristótil en el libro De los animales seteno, allí: «Quod est digestum in omnibus rebus est dulcius». E porque descontinúa las partes, es dicho llaga, como llaga sea soluçión de continuidat. E por esto el testo de aquel libro e capítulo XIII dize: «Si fuerit plaga lepre in edibus».

E cuando fabló de la lepra del paño en el capítulo de antes, dixo macula, a mostrar que en el paño, maguer se raya e caiga el polvo del lugar infecto del paño, non solvía la continuidat de su texedura fasta que era confirmada e lepra volátil.

Viene aun llaga en la pared, sumiéndose en alguna parte por contracçión de la sequedat de sus partes con figura deforme sin regla, non seyendo bien çircular nin angulada, e por escuresçimientos infecta de amarellura o rubifacçión poco paresçiente, como dize el testo adelante: «Et cum viderit in parietibus illius quasi valiculas palore super robore deformes et humiliores superficie reliqua, etc.» Estonçes mandava que sacasen todas las cosas que en la casa eran muebles en que se pudiesen pegar o quien pudiese resçebir infecçión e çerrarla por siete días. E si después cresçiese, mostrava que era de causa intrínsica. Por eso mandava sacasen las piedras en que fuese o partes e lo lançasen fuera de la çibdat en lugar apartado e non de provecho. Por esso dixo: «Invenerit crevise lepram, jubebit lapides quibus lepra est et proiciet eos extra civitatem in loco inmundo». E agora dizen a esto que es salvitre que sale en las paredes, ignorando esta lepra.

E más adelante mandó, porque alguna infecçión non quedase, que rayesen las paredes de la tal casa por de dentro en derredor e el polvo de la rasura fuese lançado fuera de la poblaçión en logar inmundo, e de otras piedras e enlozidura nueva fuese la casa reparada, do dize: «Domum autem ipsam radi intrinsicus per circuitum et spargi pulverem rasure inmundo lapidesque alios reponi pro hiis qui ablati fuerant et loco alio liniri domum». E si, así esto fecho, otra vez paresçiesen más en aquella pared llagas de máculas resparzidas, dize que por lepra perseverante sea avida, que quiere dezir incurable. Essa ora manda sea la casa derribada e sus piedras e madera e polvo sea de la villa lançado en logar inmundo, como dixo: «Ingresus sacerdos viderit reversam lepram, et parietes respersos maculis, lepra est perseverans, et inmunda domus, quam statim destruant et lapides eius ac ligna atque universum pulverem proiicient extra opidum in loco inmundo». Esta postrimera espeçia es cuando aquellas llagas o tales susodichas de un color primero escuresçidas se desvarían en colores o escuresçimientos, que son dichas máculas, e por apartar d'ellos aquellos viçios por que el aire se corrompía e la lepra material se engendrava.

E maguer una de las razones que se podrían asignar porque lo Dios mandó e reveló es por conservar la salud corporal del pueblo e dar lugar mejor su ley mejor complir pudiesen, otras spirituales se dan, como adelante porné. E lo que dixeron los del Talmud que esta lepra era pena del murmurar, significa por la magnitud del dapño la magnitud de la culpa de la murmuraçión, que es comienço de muchos males e barajas, como dixo Aristótil en el quinto libro De los animales: «Susurracio est principium pugne». E queriéndola vitar, allegaron esto.

Otras razones más altas se pueden asignar, así como entender que aquélla era figura e sombra de misterios venideros esa ora en la ley de graçia. E todas aquellas çerimonias antiguas fueron figura e enxemplar de las ordenanças de la ley de graçia, en do ovieron complimiento, declaraçión e reposo. Por esto dixo Sant Pablo, Ad ebreos, octavo: «Qui oferunt secundum legem munera que exemplari et umbre deserviunt». Así que en estas leyes de la lepra fue figurado el sacramento de la confisión, imposiçión de las penitençias e remissión de las culpas. En esta guisa dio complimiento a la ley nuestro Salvador Ihesucristo; por eso dixo: «Non veni solvere legem sed adimplere» (Matei quinto).

Lepra es en el ánima la culpa mortal. E cuando es en el propósito o voluntad, está en la pared de la casa de nuestro cuerpo, la cual acaesçe í por sequedat de buenos pensamientos e por ocçiosidat podrida. Cuando es en los primeros movimientos, muestra finchadura de propia confidençia, faziendo oquedat de vano detenimiento. Esa ora, si non es desechado del humano pensamiento, fázese la llaga en el consentimiento, que conviene luego mostrarla al saçerdote por confisión; que, si lo non faze, salta en los vestidos e preseas, que son la guarnisçión de las costumbres e ábitos virtuosos, tiñándolos e rayéndolos por uso e continuaçión de aquellos pensamientos fasta lo fablar por la boca e atrevidamente consejar e deliberar en ello, corrompiendo la complixión de las buenas costumbres, como dixo sant Pablo: «Corrumpunt enim bonos mores coloquia mala» (prima Ad Corintios quindécimo). E si esto por el ministerio saçerdotal non es mundado, pégase en la carne, que se entiende ponerse en obra, el temor de Dios pospuesto, fasta que meresçen de lo poblado ser apartados, es a saber echados de la comunión de los fieles e del gremio de la Iglesia cathólica.

E por aquellos tres grados de la pared, del vestido e de la carne, se entienden los tres grados de culpa, cogitaçión, locuçión e obra. E estas tres significaron los pohetas por las tres furias infernales, Alleto, Megera e Thesifone, de las cuales el Ebreardo fizo mençión en el capítulo «De filiis Saturni», allí: «Eumenides 3, Thesiphone Allectoque Megera». E sobre ello la glosa allega aquel verso magistral:

«Cum mens lectatur, tunc Alecto vocatur;
et cum mente ferat, despumat in ore Megera;
tunc est Thesifone cum produc nunc iurgia, etc.»


Por ende, se cometen todos los yerros. Por eso dixo sant Gerónimo: «Primum pecatum esse cogitare que mala sunt; secundum cogitacionibus atque vise perversis; tercium quod mente degeneret opere complire» (originaliter Super Amos, et transuntive in canone «De penedi», 1º. capitulo, «Super tribus»).

E si bien consideráredes los misterios e secretos que la umana flaqueza alcança de aquellas maravillosas leyes de la lepra, fallaredes correspondençias en la materia, distinçión, diferençia e gravidat de las culpas que quitan el ánima de su devida salud e le non dexan complir el obsequio divinal. Eso mesmo, reluze la mundificaçión, restituçión, remissión e absoluçión por los saçerdotes ministrada.

Cuánto se podría desto dezir e a ello aplicar vós lo entendés e cuán fermosas espusiçiones dar e correspondençias fallar por lo que es asomado en mi rudo dezir e inculto fablar como sope, non como devía, seguiendo el de Séneca consejo in libro De quatuor virtutibus, las útiles más que fermosas usar palabras loando allí: «Sermones utiles magis quam facetos ama».

Ministré la materia; a vos es dado vestir la forma, corregendo, declarando, añadiendo, emendando, detrayendo e interpretando sobre lo que puse, que d'estas alcançaes más cosas e avés el entendimiento más reposado e libre de las ocupaçiones que destorvan a mí e fazen menos eso poco que alcanço.

Empero non deven en este tiempo de graçia alguna usar de aquellas leyes, nin temer la lepra de la casa o curar de la mundificaçión d'ella. Bástale a cada uno curar de guardar su ánima de spiritual lepra. E si le acaesçiere, a la purgaçión de la confesión recorra, segúnt santa Iglesia ha ordenado, e así complirá la voluntad divina, segúnt quiso esta ley fuese complida, ca de otra guisa sería judeizar e temer más el corporal dapño que la spiritual culpa e de Dios manifiesta ofensa. E el sabio entenderá por estos dezires qué deve fazer; e conosçerá qué se podría esplicar por lo implíçito e aquí contado.

El poderoso Dios, que vos guardó de la lepra de las malas costumbres, vos dé graçia por vuestra dotrina mundifiquedes los leprosos moralmente con moral mundificaçión.