Usuario:Ignacio Rodríguez/Traducción/El alma del hombre bajo el socialismo

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El alma del hombre bajo el socialismo (1891)
de Oscar Wilde
traducción de Wikisource
Nota: Basada en la primera publicación hecha en The Fortnightly Review. New Series. Vol. 49 (Old Series: Volume 55), No. 290, February 1891, pp. 292-319

La principal ventaja que resultaría del establecimiento del Socialismo es, indudablemente, el hecho de que el Socialismo nos aliviaría de la sórdida necesidad de vivir para otros que, en el estado presente de las cosas, oprime tan fuertemente a casi todos. De hecho, rara vez alguien escapa a ella.

De vez en cuando, en el trascurso de un siglo, un gran hombre de ciencia como Darwin; un gran poeta como Keats; un fino espírituco crítico como el Sr. Renan; un artista supremo como Flaubert, han sido capaces de aislarse, de mantenerse fuera del alcance de los reclamos de otros, de quedarse "al resguardo del muro", como dijo Platón, y así alcanzar la perfección de lo que estaba dentro suyo, para su propio incomparable beneficio, y para el incomparable y duradero beneficio del mundo entero. Estas, sin embargo, son excepciones. La mayoría de las personas arruina sus vidas por un altruismo exagerado y malsano, —se ven forzadas, de hecho, a arruinarlas. Se encuentran rodeados de pobreza espantosa, de fealdad espantosa, de hambre espantosa. Es inevitable que se conmuevan por esto. Las emociones del hombre se despiertan más rápidamente que su inteligencia; y, como dije hace algún tiempo en un artículo sobre la función de la crítica, es más fácil tener simpatía con el sufrimiento que con el pensamiento. De la misma manera, con intenciones admirables aunque desorientadas, se abocan muy seriamente y muy sentimentalmente a la tarea de remediar los males que ven. Pero sus remedios no curan la enferemedad; simplemente la prolongan. De hecho, sus remedios son parte de la enfermedad.

Tratan de resolver el problema de la pobreza, por ejemplo, manteniendo vivos a los pobres; o, en el caso de cierta escuela muy avanzada, entreteniéndolos.

Pero esto no es una solución: es agravar la dificultad. El objetivo adecuado es tratar de reconstruir la sociedad sobre una base tal que la pobreza sea imposible. Y las virtudes altruistas han prevenido justamente alcanzar este objetivo. Tal como los peores esclavistas eran aquellos que eran buenos con sus esclavos, y de esa manera evitaban que aquellos que sufrían por el sistema se dieran cuenta de sus horrores, y que los que lo contemplaban los entendieran, en la situación de Inglaterra las personas que más daño hacen son las que intentan hacer el mayor bien; y por último tenemos el espectáculo de hombres que han estudiado en serio el problema y conocen la vida —hombres educados que viven en el East End— que salen adelante a implorarle a la comunidad que limite sus impulsos altruistas de caridad y benevolencia. Lo hacen sobre el supuesto que tal caridad degrada y demoraliza. Están completamente en lo cierto. La caridad crea una multitud de pecados.

También hay que decir algo. Es inmoral ocupar la propiedad privada para aliviar los horribles males que resultan de la institución de la propiedad privada. Es tanto inmoral como injusto.

Bajo el Socialismo todo esto, por supuesto, cambiará. No habrán personas viviendo en harapos fétidos y pocilgas fétidas, criando niños enfermizos y hambrientos entre circunstancias imposibles y completamente repulsivas. La seguridad de la sociedad no dependerá, como lo hace ahora, del estado del clima. Si llega una helada no tendremos cien mil hombres sin trabajo, vagando por las calles en un estado de repugnante miseria, o quejándose con sus vecinos por alguna ayuda, o amontonándose en torno a abominables refugios para tratar de conseguir unpoco de pan y el sucio alojamiento por una noche. Cada miembro de la sociedad compartirá la prosperidad y felicidad general es, y si llega una helada prácticamente nadie estará peor.

Por el otro lado, el mismo Socialismo tendrá su valor simplemente porque llevará al Individualismo.

El Socialismo, Comunismo, o como se quiera llamarlo, al convertir la propiedad privada el riqueza pública, y cambiar la competencia por la cooperación, restituirá la sociedad a su condición de un organismo saludable, y asegurará el bieniestar material de cada uno de los miembros de su comunidad. De hecho, le dará una base y un medio adecuados a la Vida. Pero para el completo desarrollo de la Vida a su máximo nivel de perfección, se necesita algo más. Se necesita Individualismo. Si el Socialismo es Autoritario; si hay Gobiernos armados con poder económico del mismo modo que hoy tienen el poder político; si, en una palabra, tendremos Tiranías Industriales, entonces el último estado del hombre será peor que el primero. En este momento, a consecuencia de la existencia de la propiedad privada, a mucha gente se le permite desarrollar sólo una limitada cantidad de individualismo. Están ya sea sin ninguna necesidad de trabajar para vivir, o se les permite escoger la esfera de actividad que realmente les es propicia y les da placer. Estos son los poetas, los filósofos, los homres de ciencia, los hombres de cultura —en una palabra, los hombres que se han realizado, y que con los cuales la Humanidad se realiza parcialmente. Por la otra mano, hay mucha gente que, sin poseer propiedad privada, y al estar siempre al límite de la inanición, se ven obligados a hacer el trabajo de bestias de carga, a hacer el trabajo que no les es propicio y al cual están obligados por la Tiranía perentoria, irracional y degradante de la necesidad. Estos son los pobres, y entre ellos no hay gracia en sus costumbres, ni encanto al hablar, ni civilización, o cultura, o refinamiento en los placeres, o alegría de vivir. De su fuerza colectiva la Humanidad se beneficia en prosperidad material. Pero sólo es el aspecto material el que se beneficia, y el hombre que es pobre es, en sí mismo, de ninguna importancia. Es meramente el átomo infinitesimal de una fuerza que, lejos de tomarlo en cuenta, lo aplasta: de hecho lo prefiere aplastado, porque de esa manera es mucho más obediente.

Por supuesto, podría decirse que el Individualismo generado bajo las condiciones de la propiedad privada no es siempre, o siquiera como regla, de un tipo fino o maravilloso, y que los pobres, si bien no tienen cultura ni encanto, tienen muchas virtudes.