Voces chilenas de los reinos animal y vegetal/Ñ
Ñanculahuén. m. (Linum aquilinum).
Vuélvese a presentar en esta voz la duda de si debe escribirse con n o ñ y con o o u. Si en araucano es ñamculahuén (lo que nos ofrece todavía una tercera variante), cambiada sólo la m en n, debemos preferir la forma con que damos el nombre de esta hierba, llamada también retamilla entre los españoles. Está su descripción en Molina, quien dice que su significado indígena es el de «yerba medicinal del águila»: «arroja unos vástagos ramosos, con hojas alternadas, aguzadas y pequeñas, y lleva unas flores amarillas compuestas de cinco pétalos, asidos de dos en dos a un piececillo común, y su pistilo pasa a ser una cápsula membranosa y pentágona, que contiene varias semillas pequeñas. Los naturales emplean esta planta con buenos efectos en las fiebres intermitentes...»
Lenz, n. 946: ñancolahuén. Román, lo mismo, pero quiere que en su lugar se diga retamilla.
Ñilhue, m.
El ñilhue es planta anual, lechosa, con las hojas abrazadoras espinosas y dentadas; las flores amarillas, liguladas, y las cabezuelas corimbosas. Esta maleza y otra especie llamada oleraceus, son comunes en Chile y se consideran de procedencia europea, por más que su nombre vulgar sea netamente araucano.» Reiche. Las malezas que invaden los cultivos de Chile, p. 15.
La Jacobaea Leucantemi de Molina, de la cual dice: «El Padre Feuillé, cuya memoria sera siempre grata a los chilenos, describe difusamente un gran número de plantas medicinales del reino de Chile, y entre las muchas que representa con la mayor exactitud en bellísimas láminas, se encuentran elegantemente descritas la pichoa... y el ñilhue, del cual usan mucho para purificar la sangre.» Lenz prefiere la forma nilhue, que en todo caso, cualesquiera que sean las variantes ortográficas de tal nombre, la más corriente es la que emplea la ñ, mas ajustada a la etimología araucana, que sin duda le corresponde. Así también Pérez Rosales: «El ñilhue, que sube a la altura de un hombre a caballo, ostenta un tallo tierno y jugoso, de dos pulgadas de diámetro...»
Estimando Román que el ñilhue corresponde a la cerraja española, no quiere que se admita aquella voz; pero, ¿porqué no, si su nombre araucano prueba que era conocido en Chile por los indios y con él le designan en el país?
Ñipa. f. (Escallonia illinata).
«La ñipa es un arbolito que crece como un estado y a veces estado y medio.» Rosales. Pertenece a la familia de las Saxifragáeeas. Entre la gente culta se le da el nombre de verraco, por el fuerte olor que despide. En terrenos cultivados (de lo que soy testigo) adquiere un desarrollo extraordinario.
Lenz, n. 962. Román no acepta la voz, suponiéndola equivalente a la nipa, que trae el Diccionario, pero no ha tenido presente que esta última corresponde a la familia de las palmas, que ni de cerca se aproxima siquiera al arbusto chileno de que se trata.
Ñire, m. (Fagus pumilio).
«Árbol de veinte metros de altura, pero que se muestra en forma de arbusto en las inmediaciones de las nieves eternas. Las flores masculinas, así como las femeninas, son solitarias; las hojas son elípticas, obtusas, profundamente aserradas, con los dientes obtusos, bífidos.» Philippi.
Tanto este autor como Gay, escriben ñirre, pero la forma correcta es la que da Lastarria, ñire, que es con la que todos le conocen en el sur, como observa Román.
Es indudablemente araucana, aunque no se halla en los vocabularios de esa lengua, y parece muy aventurada la etimología de gùrù, zorra pequeña, o gùren, que le señala ese último autor. El P. Augusta tiene la voz por araucana, aunque no la ha oído a los indígenas.
Ñocha, f. (Bromelia Landbecki).
Hierba chilena de la familia de las Bromeliáceas: «Las hojas casi desprovistas de espinas, las espigas paucifloras, el caliz blando, las flores blandas, frutos insípidos. Las hojas sirven para hacer sogas, canastos, etc. En los montes de Valdivia.» Philippi.
La etimología de la voz es araucana, que Febrés traduce «hierba de que hacen sogas.»
Román y Lenz.
Ñuño. m. (Sisyrinchium).
Planta de la familia de las Irídeas, «de que hay muchas especies en Chile conocidas en el campo con el nombre de huilmo y ñuño. Las raíces, que son fibrosas o fasciculadas, son bastante drásticas, y se pretende que las especies con llores rosadas son muy dañinas para los animales vacunos.»
Adviértase que otros dicen nuño, (bajo cuya forma la trae Román), voz derivada del quichua nuñu, mamar, según lo advierte el Inca Garcilaso en sus Comentarios Reales. Román cree que de ella se formó el araucano nuyu, que Febrés traduce «chupones que se comen.»
Prefiero la forma vulgar ñuño, que se conserva en el toponímico Ñuñoa, barrio suburbano de Santiago, que así se llamaría por abundar en tiempos pasados allí esa planta.