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A fuerza de arrastrarse: 17

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Escena X

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BLANCA Y PLÁCIDO.


BLANCA.-¿Lo has oído? Para ella soy menos que una criada.

PLÁCIDO.-Y yo para todos soy casi un lacayo. ¡Qué importa! Hay que sufrir, hay que esperar; ya llegará el desquite.

BLANCA.-Cuando llegue el desquite, ¿qué seremos los dos? ¡Seres abyectos, escarnecidos, pisoteados!... ¿Hay algo en el mundo que compense estas humillaciones? ¡Humillada por ella..., por ella!... ¡Sólo es amable contigo!... ¡Yo creo que tú te resignas gustoso!

PLÁCIDO.-¡Por Dios, Blanca!

BLANCA.-¿Tú me quieres o se acabó tu cariño?

PLÁCIDO.-¡Siempre lo mismo!... Mira, el día en que triunfe te contestaré.

BLANCA.-Pero ¿qué entiendes tú por triunfar? Por ejemplo: ¿casarte con Josefina?

PLÁCIDO.-¡Qué desatino! Pero ¿no comprendes que es una locura? Yo, ¿qué soy? ¡Nada! ¿Y ella?... ¡La heredera del título y de los millones del marqués?... ¿Estás en tu juicio?

BLANCA.-Te parece desatino sólo por la distancia que os separa, no por otra razón. ¿No es ese lo que piensas? ¡Pues no seas tonto! No te apures. ¡Si tú puedes llegar! ¡Sigue arrastrándote y llegarás! ¡Tienes talento, ellos son necios! ¡Tienes astucia, ellos son torpes! ¡No, la dignidad no te pesa, ni la conciencia te estorba, ni mi amor te salva! ¡Arriba, arriba! Que no quiero entorpecerte el camino y me voy de esta casa.

PLÁCIDO.-Silencio, Blanca. ¡No des un escándalo! Prudencia, Blanca, ¡que puedes hacerme mucho daño!

BLANCA.-¡Ah Plácido; mis lágrimas sólo te preocupan por lo que pueden perjudicarte en tus proyectos!

PLÁCIDO.-Pues sí; pueden perjudicarme.

BLANCA.-¿Y qué he de hacer? Dilo tú.

PLÁCIDO.-Callar, sufrir, tener paciencia.

BLANCA.-¿Y tú?

PLÁCIDO.-Yo..., por mi camino. ¡No te cruces en él!

BLANCA.-¿Y si me cruzo?

PLÁCIDO.-¡Te apartaré!

BLANCA.-¿Y eso me dices tú?... ¡No; no eres el mismo de antes!

PLÁCIDO.-Pues si no soy el mismo, no busques al antiguo y respeta al nuevo.

BLANCA.-¡Es que al Plácido de antes yo le amaba! Y al de hoy...

PLÁCIDO.-¿Qué?

BLANCA.-¡Casi lo desprecio!

PLÁCIDO.-¡Despréciame del todo y déjame!

BLANCA.-¡Siento impulsos de obedecerte!

PLÁCIDO.-Pues sigue tus impulsos.

BLANCA.-¡Ay Dios mío..., qué débil y qué torpe soy!

PLÁCIDO.- ¡Calla, que viene gente!