Bibliografía José Hernández - El Mercurio de Rosario
Si nosotros fuéramos susceptibles de sentir orgullo, ó almenos de confesarlo conociéndolo, nunca tendríamos mejor oportunidad para manifestarlo, que en estos momentos, al haber escrito el nombre del distinguido escritor que encabeza este artículo.
Pero nuestro orgullo, sería orgullo nacional.
Hijo de una nación, que bien pudiera decirse que recien empieza á la vida del progreso y de la civilización, nos sentimos enaltecidos en cada uno de nuestros compatriotas que avanzan un paso en el engrandecimiento nacional.
José Hernandez pertenece á la carrera de las letras.
Entre los muy pocos obreros que trabajan para darnos una literatura propia, hoy ocupa un lugar distinguido este valiente publicista, cuya fecunda imaginación nos ha dado las bien concluidas pájinas de Martin Fierro.
En esta obra, se hace la mas viva y acabada pintura de la dramática existencia de nuestros gauchos, cuyo tipo caballeresco se va perdiendo, ó se ha bastardeado con el contacto de la civilización que empieza á extenderse en la campaña. Martin Fierro, es una leyenda de coloridos tan naturales y patéticos, tan rica de novedad, tan filosóficamente historiada la vida errante del gaucho, tan llena de fuego y de pasión como de ternura y sentimiento, que viene á colocar á su autor entre los primeros poetas argentinos.
Porque el Martin Fierro es, á nuestro entender, una joya literaria que está destinada á embellecer nuestras bibliotecas.
Pero no siendo nuestro ánimo hacer la crítica del precioso libro de Hernandez, vamos á volver al punto de partida.
Con todo lo que se relaciona con nuestra naciente literatura, somos como el avaro ante su tesoro, le damos la importancia de nuestra codicia nacional, de nuestro amor á lo bello, de nuestra fé en los triunfos futuros de la inteligencia argentina.
Por esto hablamos con entusiasmo de Martin Fierro.
Y este legítimo entusiasmo se exalta mas cuando vemos lo bien que ha sido recibida esta obra en el extrangero.
El autor de Martin Fierro se le distingue en Nueva-York, dándole un lugar preferente en una Asociación Literaria.
En un periódico español se reproduce su obra haciéndole los más justicieros encomios.
En París están publicando en el popular «Correo de Ultramar» el Martin Fierro, honor que pocos trabajos literarios de la República Argentina han alcanzado.
De Norte-América han solicitado la adquiescencia del autor para hacer una edición de lujo, cuyo tiraje será de muchos miles.
También se ha pedido el retrato de Hernandez y algunos apuntes biográficos, para que precedan á la obra; reservándose allí hacer el juicio crítico de esa producción del Rio de la Plata.
Con tal motivo, véase lo que dice una correspondencia de Nueva-York, dirigida en Agosto á La Tribuna de Montevideo.
« En algún periódico español, no recordamos bien si de las Antillas ó de la Península, hemos leído por décima vez á Magariños Cervantes en su Celiar.
« A continuación y con un pequeño preámbulo del editor, hemos regalado nuestra imaginación con la lectura de Martin Fierro, por el Sr. D. José Hernandez. Piezas de ese genero, que caracterizan tipos nacionales que han de llevar á la posteridad el retrato fiel é imperecedero de un pueblo, no deberían quedar, según nos informa el preámbulo aludido, archivadas en poder de un círculo de amigos.
« Martin Fierro, primo hermano de Celiar, como la ha bautizado el editor citado, ha despertado el deseo de imprimir seis mil ejemplares en tipo hermoso y papel de lujo, siendo este número el calculado fácil de colocar en los países de lengua española mas inmediatos á este. Para el objeto es necesario la autorización del señor Hernandez ó del poseedor del derecho de publicación.
« Al intercalar esto que es ageno al argumento de la presente correspondencia, lo hacemos para que sirva de aviso á quienes pudiera interesar. Si se quisiera favorecer nuestro proyecto, estimaremos se nos remita propuesta cerrada y rotulada «Equis-New-York» remitiendo el paquete á la oficina de La Tribuna de Montevideo, el cual, no lo dudamos, nos será remitido por esos amables editores.
« Rogamos también, en caso que fuese aceptada nuestra idea, se nos remita una copia fotográfica del autor Sr. Hernandez, y algunos apuntes biográficos de él. Estos dos objetos, contribuirán en mucho al embellecimiento de la obra.
« Hacemos votos por la felicidad del Sr. Hernandez, á quien hemos cedido ya un lugar de preferencia en nuestra asociación Literaria. ¡Que la patria al bendecir su nombre, le entone un himno de admiración!» [1] La obra de Hernandez, pues, ya es popular en el extranjero y ha dado á su autor una justa celebridad.
En tanto ¿qué ha hecho la prensa Argentina?
¿Se ha ocupado acaso de recorrer sus páginas, de formular su juicio, de saludar siquiera á su autor.
No; ha callado con el abandono que le es peculiar, cuando se trata de las figuras distinguidas que se levantan entre nosotros.
¡Mezcla de egoismo y de indiferencia, donde no brota una chispa de ese fuego santo, que en el lenguaje patriótico, llámase orgullo nacional!!
Nosotros no creamos reputaciones, antes bien, devoramos nuestros hijos, á semejanza del dios de la fábula.
Ese egoísmo en lo que se relaciona á los hombres que han de dar una literatura á nuestro país, nos lleva hasta cometer actos de grandes injusticias.
Hace algún tiempo que hemos pedido, por la prensa, se nos remitan apuntes biográficos de hombres que se hayan distinguido en la literatura, en el foro, en el clero, en las armas, en la política, en algo, en fin, ya como proceres de la patria, como mártires, como amigos de la humanidad. Este pedido lo hicimos por habérnoslo encomendado el bibliógrafo Sr. Cortés, que está para emprender la publicación de un Diccionario Biográfico Americano, y que quería que en él figurase dignamente la República Argentina.
Sin embargo que hemos hecho este llamado varias veces, hasta hoy ni por amor al país, ni como recuerdos de familia, se nos ha enviado un solo apunte para poder mandar al Diccionario.
En este mismo mes hemos anunciado la publicación del Parnaso Argentino, trabajo del mismo literato señor Cortés, permitiéndonos rogar á nuestros colegas presten su valioso apoyo á esa obra nacional, y nadie nos ha honrado contestando á nuestra invitación.
Esto ¿qué significa?
¿Así es posible tengamos literatura, si se mira con tanto menosprecio los primeros trabajos que han de formar la base de su monumento?
Triste es decirlo, pero al paso que vamos, tarde ó nunca llegaremos al Helicon, donde no sería tan difícil trepar en alas de esa inteligencia, que como un don del cielo, chispea con tanta superabundancia desde las orillas del Plata hasta las nevadas cumbres de los Andes.
Carlos Calvo es una reputación europea, y en la República Argentina no se conocen sus obras.
Alberdi es mas respetado en el extranjero por sus grandes talentos, que en nuestro país, donde es raro encontrar uno de sus libros.
Y así muchos prohombres en las letras como en el foro, á quienes su pátria olvida.
¿Quién conoce la obra de Hernández, sin embargo de haberse anunciado en las librerías?
Sus compatriotas los argentinos, muy pocos; pero en cambio ya es aplaudida en la Banda Oriental, en Norte-América, en España y en Paris. Muy pronto será conocida en todas partes del mundo, donde haya quien hable el idioma de Cervantes.
¿Y eso, á quién lo debemos? — á los extranjeros que nos honran.
Al cerrar este artículo, solo sentimos que nuestra pobre pluma haya tenido que ocuparse de la literatura nacional, cuando hay tantos escritores que si hubieran emprendido esta digna tarea, hubieran podido estimular, entusiasmando á la noble juventud que se levanta en la arena literaria.
Nosotros hemos creído cumplir con un deber, al rendir este pobre homenaje al inspirado autor de Martin Fierro.
- Este artículo fué transcripto en La Tribuna de Montevideo de 13 de Diciembre de 1873.
- ↑ La extensa correspondencia de que han sido copiados los anteriores párrafos, es de Nueva York Junio 30 de 1873, y publicada en La Tribuna de Montevideo, el 24 de Agosto del mismo año.
Nota
[editar]Este artículo apareció publicado en algunas ediciones del libro El Gaucho Martín Fierro.