Ir al contenido

Conde Lucanor:Ejemplo 42

De Wikisource, la biblioteca libre.


Exemplo XLIIº - De lo que contesçió a una falsa veguina

[editar]

Otra vez fablava el conde Lucanor con Patronio, su consegero, en esta guisa:

-Patronio, yo et otras muchas gentes estávamos fablando et preguntávamosnos que cuál era la manera que un omne malo podría aver para fazer a todas las otras gentes cosa porque más mal les veniesse. Et los unos dizían que por ser omne reboltoso, et los otros dizían que por seer omne muy peleador, et los otros dizían que por seer muy mal fechor en la tierra, et los otros dizían que la cosa porque el omne malo podría fazer más mal a todas las otras gentes que era por seer de mala lengua et assacador. Et por el buen entendimiento que vós avedes, ruégovos que me digades de cuál mal destos podría venir más mal a todas las gentes.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, para que vós sepades esto, mucho querría que sopiésedes lo que contesçió al diablo con una muger destas que se fazen beguinas.

El conde le preguntó cómo fuera aquello.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, en una villa avía un muy buen mancebo et era casado con una muger et fazían buena vida en uno, assí que nunca entre ellos avía desabenençia.

Et porque el diablo se despaga sienpre de las buenas cosas, ovo desto muy grand pesar, et pero que andido muy grand tiempo por meter mal entre ellos, nunca lo pudo guisar.

Et un día, viniendo el diablo de aquel logar do fazían vida aquel omne et aquella muger, muy triste porque non podía poner ý ningún mal, topó con una veguina. Et desque se conoscieron, preguntól’ que por qué vinía triste.

Et él díxole que vinía de aquella villa do fazían vida aquel omne et aquella muger et que avía muy grand tiempo que andava por poner mal entrellos et nunca pudiera; et desque lo sopiera aquel su mayoral, quel’ dixiera que pues tan grand tiempo avía que andava en aquello et pues non lo fazía, que sopiesse que era perdido con él; et que por esta razón vinía triste.

Et ella díxol’ que se marabillava, pues tanto sabía, cómo non lo podía fazer, mas que si fiziesse lo que ella querié, que ella le pornía recabdo en esto.

Et el diablo le dixo que faría lo que ella quisiesse en tal que guisasse cómo pusiesse mal entre aquel omne et aquella muger.

Et de que el diablo et aquella beguina fueron a esto avenidos, fuesse la beguina para aquel logar do vivían aquel omne et aquella muger, et tanto fizo de día en día, fasta que se fizo conosçer con aquella muger de aquel mançebo et fízol’ entender que era criada de su madre, et por este debdo que avía con ella, que era muy tenuda de la servir et que la serviría cuanto pudiesse.

Et la buena muger, fiando en esto, tóvola en su casa et fiava della toda su fazienda, et esso mismo fazía su marido.

Et desque ella ovo morado muy grand tiempo en su casa et era privada de entramos, vino un día muy triste et dixo a la muger, que fiava en ella:

-Fija, mucho me pesa desto que agora oí: que vuestro marido que se paga más de otra muger que non de vos, et ruégovos quel’ fagades mucha onra et mucho plazer porque él non se pague más de otra muger que de vos, ca desto vos podría venir más mal que de otra cosa ninguna.

Cuando la buena muger esto oyó, comoquier que non lo creía, tovo desto muy grand pesar et entristeçió muy fieramente. Et desque la mala beguina la vio estar triste, fuesse para en el logar pora do su marido avía de venir.

Et de que se encontró con él, díxol’ quel’ pesava mucho de lo que fazié en tener tan buena muger como tenié et amar más a otra que non a ella, et que esto, que ella lo sabía ya, et que tomara grand pesar et quel’ dixiera que, pues él esto fazié, fiziéndol’ ella tanto serviçio, que cataría otro que la amasse a ella tanto como él o más, que por Dios, que guardasse que esto non lo sopiesse su muger, sinon que sería muerta.

Cuando el marido esto oyó, comoquier que lo non creyó, tomó ende grand pesar et fincó muy triste.

Et desque la falsa beguina le dexó assí, fuesse adelante a su muger et díxol’, amostrándol’ muy grand pesar:

-Fija, non sé qué desaventura es ésta, que vuestro marido es muy despagado de vos; et porque lo entendades que es verdat, esto que yo vos digo, agora veredes como viene muy triste et muy sañudo, lo que él non solía fazer.

Et desque la dexó con este cuidado, fuesse para su marido et díxol’ esso mismo. Et desque el marido llegó a su casa et falló a su muger triste, et de los plazeres que solían en uno aver que non avían ninguno, estavan cada uno con muy grand cuidado.

Et de que el marido fue a otra parte, dixo la mala beguina a la buena muger que si ella quisiesse, que buscaría algún omne muy sabidor quel’ fiziesse alguna cosa con que su marido perdiesse aquel mal talante que avía contra ella.

Et la muger, queriendo aver muy buena vida con su marido, díxol’ quel’ plazía et que gelo gradescería mucho.

Et a cabo de algunos días, tornó a ella et díxol’ que avía fallado un omne muy sabidor et quel’ dixiera que si oviesse unos pocos de cabellos de la varba de su marido de los que están en la garganta, que faría con ellos una maestría que perdiesse el marido toda la saña que avía della, et que vivrían en buena vida como solían o por aventura mejor, et que a la ora que viniesse, que guisasse que se echasse a dormir en su regaço. Et diol’ una nabaja con que cortasse los cabellos.

Et la buena muger, por el grand amor que avía a su marido, pesándol’ mucho de la estrañeza que entrellos avía caído et cudiçiando más que cosa del mundo tornar a la buena vida que en uno solían aver díxol’ quel’ plazía et que lo faría assí. Et tomó la navaja que la mala beguina traxo para lo fazer.

Et la beguina falsa tornó al marido, et díxol’ que avía muy grand duelo de la su muerte, et por ende que gelo non podía encobrir: que sopiesse que su muger le quería matar et irse con su amigo; et porque entendiesse quel’ dizía verdat, que su muger et aquel su amigo avían acordado que lo matassen en esta manera: que luego que viniesse, que guisaría que el que se adormiesse en su regaço della, et desque fuesse adormido, quel’ degollasse con una navaja que tenía paral’ degollar.

Et cuando el marido esto oyó, fue mucho espantado, et como quier que ante estava con mal cuidado por las falsas palabras que la mala beguina le avía dicho, por esto que agora dixo fue muy cuitado et puso en su coraçón de se guardar et de lo provar; et fuesse para su casa.

Et luego que su muger lo vio, reçibiólo mejor que los otros días de ante, et díxol’ que sienpre andava travajando et que non quería folgar nin descansar, mas que se echasse allí cerca della et que pusiesse la cabeça en su regaço, et ella quel’ espulgaría.

Cuando el marido esto oyó, tovo por çierto lo quel’ dixiera la falsa beguina, et por provar lo que su muger faría, echósse a dormir en su regaço et començó de dar a entender que durmía. Et de que su muger tovo que era adormido bien, sacó la navaja para le cortar los cabellos, segund la falsa beguina le avía dicho. Cuando el marido le vio la navaja en la mano cerca de la su garganta, teniendo que era verdat lo que la falsa beguina le dixiera, sacól’ la navaja de las manos et degollóla con ella.

Et al roído que se fizo cuando la degollava, recudieron el padre et los hermanos de la muger. Et cuando vieron que la muger era degollada et que nunca fasta aquel día oyeron al su marido nin a otro omne ninguna cosa mala en ella, por el grand pesar que ovieron, endereçaron todos al marido et matáronlo.

Et a este roído recudieron los parientes del marido et mataron a aquellos que mataron a su pariente. Et en tal guisa se revolvió el pleito, que se mataron aquel día la mayor parte de cuantos eran en aquella villa.

Et todo esto vino por las falsas palabras que sopo dezir aquella falsa beguina.

Pero porque Dios nunca quiere que el que mal fecho faze que finque sin pena, nin aún, que el mal fecho sea encubierto, guisó que fuesse sabido que todo aquel mal viniera por aquella falsa beguina, et fizieron della muchas malas justicias, et diéronle muy mala muerte et muy cruel.

Et vós, señor conde Lucanor, si queredes saber cuál es el pior omne del mundo et de que más mal puede venir a las gentes, sabet que es el que se muestra por buen christiano et por omne bueno et leal, et la su entençión es falsa, et anda asacando falsedades et mentiras por meter mal entre llas gentes. Et conséjovos yo que siempre vos guardedes de los que vierdes que se fazen gatos religiosos, que los más dellos sienpre andan con mal et con engaño, et para que los podades conosçer, tomad el consejo del Evangelio que dize: «A fructibus eorum coñosçetis eos» que quiere dezir «que por las sus obras los cognosçeredes». Ca çierto sed que non a omne en el mundo que muy luengamente pueda encubrir las obras que tiene en la voluntad, ca bien las puede encobrir algún tiempo, mas non luengamente.

Et el conde tovo que era verdad esto que Patronio le dixo et puso en su coraçón de lo fazer assí. Rogó a Dios quel’ guardasse a él et a todos sus amigos de tal omne.

Et entendiendo don Johan que este enxiemplo era muy bueno, fízolo escrivir en este libro et fizo estos viessos que dizen assí:


Para mientes a las obras et non a la semejança,
si cobdiçiares ser guardado de aver mala andança.

Et la istoria deste enxiemplo es ésta que se sigue: