Cosmos: Tomo I/Prefacio

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época

PREFACIO
DE
ALEJANDRO DE HUMBOLDT [1].


Próxima á su fin mi existencia, ofrezco á mis compatriotas una obra que ocupa mi pensamiento hace ya medio siglo; héla abandonado en diferentes ocasiones, dudando de que empresa tan temeraria lograra al cabo realizarse; pero otras tantas, quizás imprudentemente, he vuelto á proseguirla, persistiendo así en mi propósito primero. Doy al público el Cosmos, con la natural timidez que me inspira la justa desconfianza de mis fuerzas, y procurando olvidar que aquellas obras por mucho tiempo esperadas, son las que con menor benevolencia se reciben generalmente.

Las vicisitudes de mi vida y el ardiente deseo de instruirme en muy diferentes materias, me obligaron á ocuparme durante muchos años, y esclusivamente en apariencia, en el estudio de ciencias especiales, como la botánica, la geología, la química, la astronomía y el magnetismo terrestre. Preparacion necesaria era esta, si habian de emprenderse con utilidad lejanos viajes; pero tambien tales trabajos tenían otro objeto más elevado: el de comprender el mundo de los fenómenos y de las formas físicas en su conexion y mútua influencia. Desde mi primera edad he tenido la suerte de escuchar los benévolos consejos de hombres superiores, convenciéndome desde luego de que si no se poseen sólidos conocimientos relativamente á las diversas partes de las ciencias naturales, la contemplacion de la Naturaleza en mas estensos horizontes, como el intento de comprender las leyes porque se rige la física del mundo, solo vana y quimérica empresa serian.

Los conocimientos especiales se asimilan y fecundan mútuamente por el mismo enlace de las cosas. Cuando la botánica descriptiva, por ejemplo, no se circunscribe á los estrechos límites del estudio de las formas y su reunion en géneros y especies, lleva al observador que recorre bajo diferentes climas, vastas estensiones continentales, montañas y mesetas, á las fundamentales nociones de la Geografía de las plantas, á la esposicion de la distribucion de los vejetales, segun la distancia del Ecuador y su elevacion sobre el nivel de los mares. Ahora bien; para comprender las complicadas causas de las leyes que regulan esta distribucion, preciso es penetrar en el estudio profundo de los cambios de temperatura del radiante suelo y del Océano aéreo de que nuestro globo se halla envuelto. De este, modo es como el naturalista ávido de saber se vé conducido de una esfera de fenómenos dada á otra segunda que limita los efectos de aquella. La Geografía de las plantas, cuyo nombre era casi desconocido há medio siglo, nos ofreceria una árida nomenclatura, desprovista de interés, si no recibiese poderoso auxilio de los estudios meteorológicos.

La mayor parte de los viajeros que han verificado espediciones científicas, se limitaron á visitar costas, y así necesariamente tiene que suceder en los viajes alrededor del mundo; yo he disfrutado de la ventaja de haber recorrido espacios considerables en el interior de dos grandes continentes, y en regiones en que presentan los mas fuertes contrastes, como son: el paisage tropical y alpino de Méjico ó de la América del Sur, y el paisaje de las estepas del Asia boreal. Empresas de esta clase debian, dada la tendencia á generalizar las ideas que hay en mi espíritu, vivificar mi ardimiento, y escitarme á reunir en una obra especial, los fenómenos terrestres y los que se efectuan en los espacios celestes. La descripcion física de la Tierra, poco determinada hasta entonces como ciencia, se convirtió, segun este pensamiento, que se estendia á todas las cosas creadas, en una descripcion física del Mundo.

Grandes dificultades presenta la composicion de una obra semejante, si ha de reunir al valor científico, el mérito de la forma literaria. Trátase de llevar el órden y la luz á la riqueza inmensa de materiales que se ofrecen al pensamiento, sin despojar á los cuadros de la Naturaleza del soplo que los anima; porque si nos limitáramos á esponer resultados generales, incurriríamos en una gran aridez y monotonía, parecida á la que resultaria de enumerar multitud de hechos particulares. No me atrevo á lisonjearme de haber satisfecho condiciones tan difíciles de llenar, y evitado escollos cuya existencia únicamente puedo yo señalar.

La débil esperanza que tengo de obtener la indulgencia del público descansa en el interés que ha manifestado hace tantos años, por una obra publicada poco despues de mi vuelta de Méjico y los Estados-Unidos, con el título de Cuadros de la Naturaleza. Este libro, escrito primitivamente en aleman, y traducido al francés, con raro conocimiento de ambos idiomas, trata bajo puntos de vista generales, de algunas ramas de la geografía física, tales como la fisonomía de los vegetales, de las sábanas y de los desiertos, y el aspecto de las cataratas. Si ha sido de alguna utilidad, débese menos á los conocimientos que en él han podido encontrarse, que á la influencia que ha ejercido en el ánimo y la imaginacion de una juventud ávida de saber y pronta á lanzarse á lejanas empresas. He procurado hacer ver en el Cosmos, lo mismo que en los Cuadros de la Naturaleza, que la exacta y precisa descripcion de los fenómenos no es absolutamente inconciliable con la pintura viva y animada de las imponentes escenas de la creacion.

Esponer en cursos ó lecciones públicas las ideas que se creen nuevas, me pareció siempre el medio mejor de darlas la posible claridad; por esto intenté este ensayo en dos lenguas diferentes, en París y en Berlin. No conozco los cuadernos que oyentes entendidos formaron entonces, prefiriendo no consultarlos; porque la redaccion de un libro impone bien diversas obligaciones de las que lleva consigo la esposicion oral de un curso público. A escepcion de algunos fragmentos de la Introduccion, todo el Cosmos ha sido escrito en los años de 1843 y 1844; debiendo advertir, que el curso que dí en Berlin, y que se compone de sesenta lecciones, es anterior á mi espedicion al Norte del Asia.

El primer tomo de esta obra contiene un cuadro de la Naturaleza, que abarca el conjunto de los fenómenos del Universo, desde las nebulosas planetarias basta la geografía de las plantas y los anímales, terminando por las razas humanas. Este cuadro va precedido de algunas consideraciones sobre los diferentes grados de goce que ofrecen el estudio de la naturaleza y el conocimiento de sus leyes, y una discusion razonada sobre los límites de la ciencia del Cosmos, y el método segun el cual intento esponerla. Todo lo que respecta al detalle de las observaciones particulares, y á los recuerdos de la antigüedad clásica, eterna fuente de instruccion y de vida, está reunido en notas colocadas al final de cada tomo.

Es observacion muy frecuente y al parecer poco consoladora, la de que cuanto no tiene sus raíces en las profundidades del pensamiento, del sentimiento y de la imaginacion creadora, cuanto depende de los progresos de la esperiencia, de las revoluciones que la creciente perfeccion de los instrumentos y la esfera mas estensa cada dia de la observacion hacen esperimentar á las teorías físicas, pronto envegece. Las obras de ciencias naturales llevan pues en sí mismas un germen de destruccion, de tal suerte que en menos de un cuarto de siglo se ven condenadas al olvido por la rápida marcha de los descubrimientos, é ilegibles para aquellos que se encuentran á la altura de los progresos del tiempo. Sin negar la exactitud de estas reflexiones, pienso no obstante que aquellos á quienes el prolongado é íntimo contacto con la naturaleza penetró del sentimiento de su grandeza, y que en este saludable comercio fortificaron á la vez su carácter y su espíritu, no pueden afligirse de que cada dia sea mas y mas conocida, y se estienda incesantemente el horizonte de las ideas como el de los hechos. En el estado actual de nuestros conocimientos partes muy importantes de la física del mundo están ya cimentados sobre sólidos fundamentos. Un libro en que se pretende reunir todo lo que en una época dada se ha descubierto en los espacios celestes, en la superficie del globo, y á la débil distancia en que nos está permitido leer en sus profundidades, puede, si no me engaño, ofrecer aun algun interés, cualquiera que sean los progresos futuros de la ciencia, con tal que logre retratar vivamente una parte siquiera de lo que el espíritu humano apercibe como general, constante y eterno, entre las aparentes fluctuaciones de los fenómenos del Universo.





  1. Las unidades de medida de que en esta obra se hace uso son las del sistema métrico, legal y vigente en España; y las indicaciones termométricas, se refieren á la escala centígrada.
    (N. de los T.)