El Gíbaro/Escena VI

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ESCENA VI.


EL BAILE DE GARABATO.


rreyánense á
  mi lao
Toiticos los que
  aquí estan,
Y jagamos una
  ruea,
Paque puean
  escuchal:
Ey suseso acontesió
En la semana pasaa,

Que es de aqueyos que encocoran
Y achongan jasta rabiay.
Muaba á canto e talao
A mi baca coloraa
Ey jueves á eso e la una,
Poquito menos ó mas;
Cuando yegó primo Sico,
Que me diba á combial
Pa un baile, que aqueya noche
Jasian en la besindá,
En caje de una comae
Que ey queria festejay,
Casaa con un primo suyo
Jasia tres meses no mas,
Y que era, asigun la fama
Y si bale isil veydá,
De chupe y dejeme ey cabo:
Y no repito lo emas
Que sus muchos amaores
De eya cuentan sin paral,
Polque ey cuento seria laygo
Y no hay quien no sepa ya
Que á enamoraos y á locos
Nayden les debe escuchay.
Espaché en un paire nuestro,
Luego me juy á refrescal
Ar rio, despues me puse
Los trapos e cristianay
Y, ey malambo ebajo er braso,
Dejando mi estansia atrás,
Apenas anochesio

Vide ey baile prensipial.
Era la casa e la fiesta
De yagua e sierra techaa,
Los setos y soberaos
De tablas solo aserraas,
Con bentanas correisas
Y soleras sin labral.
La sala onde se bailaba
La tenian alumbraa
Con cuatro belas e sebo
A los estantes pegaas,
Y otra sobre una tabliya
En que se via un San Blas,
Un ramo e parma bendita,
Tres mochos sin espigay,
Un tigüero, una baraja
Y una atarraya emplomaa.
A la erecha, junio ar seto,
Habia mujeres sentaas
Sobre una canoa grande,
Que ayi tenian arrimaa.
A mano suida lo mesmo,
Las habia arreyanaas
Ensima una costanera
Con dos trosos lebantaa.
Un ture, aygunas banquetas
Y un banco sin resparday,
Seybian de asiento á los músicos,
Cantores y á pocos mas.
Rompió ey baile primo Sico
Con su comae Treniá,

Con un sonduro que daba
Imbidia veyo bailal.
Requintaba la bigüela,
Ey güiro diba á jablay,
Y los tiples y maracas
No les diban muy atrás.
Los garrones e mi primo
Repicaban sin paral,
Y atajaba la pareja
Tan á tiempo y á compas,
Que hubo biejo que la baba
Le bino ay suelo á paray.
Bailóse espues un cabayo,
Unas caënas etrás,
Un fandanguiyo bombeao,
Y un seis se diba á tocay;
Cuando dentró esbanesío
En er baile un camaraa,
Con ey sombrero en la oreja
Y la daga esembainaa.
Parao en mitá e la sala
Dijo:—¿Quién es capatás
En este baile, señores,
Que habemos de platical?
—Yo soy, repuso mi primo,
Pa lo que guste manday.
—No mas queria, que un rato
Aquí me ejaran bailal,
Polque se lo he prometio
A una jembra que aquí está.
—Mucho jiso en prometeyo

Poyque puee que quede mal,
Manque benga acompañao
Con ey mesmo Barrabás.
—Jise bien; y si aigun guapo
Me lo quisiere pribay,
Le pelsinare la cara,
Y naide baylará mas.
—Eso agora lo beremos.
—Pues asina lo berá.
Dió un rempujon á mi primo,
Que ay punto se jiso atrás,
Y metió mano ay moruno
Rabiando pol peleay.
Toitos jisimos lo propio,
Y se puso caa cuar
En ey bando de uno ó de otro,
Confolme á su boluntá.
Las belas fueron ar suelo;
Queándonos por un iguar
Toos prietos, pues ni las manos
Nos podiamos miray.
¿Quién aqueya masamorra
Sera capas e contal?
Las jembras esperesías
Gritaban á no poel mas;
Unas en ey aposento
Se fueron á refugiay,
Otras ayá en la cosina,
Aygunas arrinconaas
En la sala, y jasta una
Se fue de mieo á sumbal

Poy la bentana mas arta,
Con su bojote cargaa.

En poquísimos menutos
Se dieron mas cuchiyaas,
Y repartieron mas palos,
Que letras tiene un misar:
Y no hubieran acabao
Ni con ey juicio fínay,
Si no se mete pol medio

La mosa mas aqueyaa,
Que tiene ey barrio e Culebras
En toa su besindá;
La cuar en cuenta e correy,
Al iguar de las emás,
Agarró un cabo de bela
Y en un tison de capá,
Que sacó de los fogones,
Lo prendió á fuelsa é soplay.
Yegó á la sala y gritando:
¡Señores! que jaya pas,
Nos dijo: Atórense un poco
No se bayan á matal:
Yo que soy causa e la riña
Se lo bengo é suplicay.
Escúcheme, que ay momento
La buya se acabará.
En broma le ije á Cilirio
Que no seria capás
De esbaratal este baile,
Y er lo ha jecho de beydá.
Su intencion no era ofendel
A unas gentes tan honraas,
Sino dal á conocey
Que pol mí no teme á naa.
No queamos muy satisfechos;
Pero nos jiso queal
La risa de aygunos cuantos,
Que cada ves diba á mas.
Era ey caso que un mosito
Benío de la Suidá,

Muy agentao y muy tieso,
Asin que oyó ey juracan,
Se metió ebajo una mesa
A aprendel á gateay;
Y entonces me lo sacaban
Sin poel tabía jablal.
Cilirio le dió á mi primo
La mano, voivió á embaynay
La daga; y toos en un veibo
Se ofresieron su amistá;
Se acuairiyaron los músicos
Y mujeres, y á baylay
Otra bes, cuar si tay cosa,
Acabara é presensial
Se puso toita la jente
Con mucha tranquiliá;
Menos sinco ú seis jerios
Que se fueron á curay.