El contrato social: Libro Tercero: Capítulo IX

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CAPÍTULO IX.
De las señales de un buen gobierno.

Segun esto, cuando se pregunta cual es el mejor gobierno, se hace una pregunta que no tiene solucion y que es ademas indeterminada; ó, si se quiere, tiene tantas buenas soluciones como combinaciones hay posibles en las posiciones absolutas y relativas de los pueblos.

Pero si se preguntase cuales son las señales, que hacen conocer que tal pueblo, por ejemplo, está bien ó mal gobernado, ya seria otra cosa, y esta cuestion de hecho podria resolverse.

Vemos con todo que no se resuelve porque cada cual quiere hacerlo á su modo. Los súbditos ensalzan la tranquilidad pública, los ciudadanos la libertad individual; el uno prefiere la seguridad de las posesiones, y el otro la de las personas; el uno asegura que el mejor gobierno es el mas severo, el otro defiende que lo es el mas suave; este quiere que se castiguen los delitos, y aquel que se prevengan; el uno cree que le conviene que sus vecinos le teman, el otro prefiere no ser conocido de ellos; el uno está contento cuando circula el dinero, el otro exije que el pueblo tenga pan. Y aun cuando todos estuviesen de acuerdo sobre estos y otros puntos semejantes, estaríamos por esto mas adelantados? No teniendo las cantidades morales una medida determinada, aunque conviniesemos en la señal, como convendríamos en la estimacion?

Por lo que á mí toca, siempre me admiro de que se desconozca, ó de que se tenga la mala fé de no convenir en una señal tan sencilla. Cual es el fin de toda asociacion política? la conservacion y la prosperidad de sus miembros. Y cual es la señal mas segura para saber si se conservan y prosperan? su número y su poblacion. No busqueis pues en otra parte esta señal tan disputada. Suponiendo en todo una igualdad, aquel gobierno en el cual sin medios estranjeros, sin naturalizaciones, sin colonias, los ciudadanos pueblan y se multiplican mas, es infaliblemente el mejor. Aquel en el cual un pueblo se disminuye y se va acabando, es el peor. Calculadores, ahora os toca á vosotros; contad, medid y comparad [1].



  1. Segun el mismo principio, se ha de juzgar de los siglos que merecen la preferencia en cuanto á la prosperidad del género humano. Han sido muy admirados aquellos en que han florecido las letras y las artes, sin penetrar el objeto secreto de su cultura, sin considerar su funesto resultado: idque apud imperitos humanitas vocabatur, cum pars servitutis esset. ¿Cuando será que sepamos divisar en las máximas de los libros el grosero interés que hace hablar á sus autores? No; por mas que digan, cuando á pesar de su esplendor un pais se despuebla, no es verdad que todo vaya bien; ni basta que un poeta tenga cien mil libras de renta para que su siglo sea el mejor de todos. Menos se ha de atender á la aparente quietud y á la tranquilidad de los gefes que al bienestar de las naciones enteras, y sobre todo de los estados mas numerosos. El granizo asola uno que otro distrito, pero raras veces es causa de carestia. Los tumultos, las guerras civiles alarman mucho á los gefes; pero no producen los verdaderos males de los pueblos, que pueden aun tener algun alivio, mientras se está disputando quien será su tirano. De su estado permanente es de donde nacen sus prosperidades ó sus calamidades reales: cuando todo gime bajo una coyunda aterradora, todo perece entonces: entonces es cuando los gefes, destruyendo los pueblos á su antojo, ubi solitudinem faciunt, pacem appellant. Cuando las desavenencias de los grandes tenian en agitacion el reino de Francia, y el coadjutor de Paris llevaba un puñal en la faltriquera al ir al parlamento, no impedia esto que el pueblo francés fuese feliz y numeroso, gozando de una comodidad libre y decente. En otro tiempo la Grecia florecia en medio de las mas atroces guerras; la sangre corria á torrentes, y todo el pais estaba muy poblado. Parece, dice Maquiavel, que en medio de las mortandades, de las proscripciones, de las guerras civiles, nuestra república adquiria mas poderio; las virtude de sus ciudadanos, sus costumbres, su independencia, podian mas para consolidarla, de lo que todas sus distensiones para debilitarla. Un poco de agitacion da movimiento á los ánimos, y lo que hace que la especie prospere, no es tanto la paz como la libertad.