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Elementos de economía política: 07

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Capítulo II : Del valor.

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    • I. Propiedades del valor.
    • II. De la medida del valor.
    • III. Del valor de las cosas en moneda y del precio corriente. -Cómo se regula el precio por la oferta y el pedido. -Cómo se regula el precio por los gastos de producción.
    • IV. Del precio original.

§. II. De la medida del valor.

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28. Como las cantidades no pueden medirse más que con otra cantidad, tomada arbitrariamente para servir de término de comparación, es claro que los valores no pueden medirse sino con un valor esencialmente variable, y por consiguiente, que no existe marco, medida del valor; y en fin, que no puede apreciarse la grandeza absoluta del valor de las cosas, sino solamente su grandeza relativa y comparativa. Cuando decimos que una casa vale 10,000 pesos, lo único que aseguramos es que el valor de aquella casa es igual al de una suma de 10,000 pesos; pero el valor de esta suma no es un valor existente por sí mismo, prescindiendo de toda comparación, y no podemos formarnos una idea de él, sino comparándole con todas las cosas que pueden obtenerse en cambio; con el de la casa, por ejemplo.
29. Y ésta es una nueva dificultad para la Economía política; pero no es esta ciencia la única en que hay puntos que es imposible resolver; acaso las propiedades del valor no son más fugitivas que las de la electricidad. ¿Tenemos, por ventura, para apreciar el calórico una medida absoluta? No; el termómetro no señala la cantidad absoluta de calor, sino solamente relaciones o resultados de comparación.
30. Puesto que toda riqueza es variable y relativa según los lugares y los tiempos, no pueden compararse dos porciones de riqueza sino cuando ambas se hallan en el mismo lugar y en el mismo tiempo. Salvo un caso de excepción, 1,000 pesos de este año valen más o menos que 1,000 pesos del año pasado; 1,000 pesos en Madrid no son lo mismo que 1,000 pesos en París o en Londres. Cambiando de país, el clima, las contribuciones, las costumbres, etc., influyen sobre el valor de las cosas; es, pues, de toda imposibilidad comparar exactamente las riquezas de dos naciones, porque si existen en la misma época, no pueden existir en el mismo lugar; por consiguiente, cuando se evalúan los capitales y las rentas de Inglaterra y de Francia, por ejemplo, en kilogramos de oro para comprarlos, se comparan dos cosas que tienen un nombre común y las mismas propiedades físicas, pero que no tienen en igual grado el mismo valor, es decir, la única calidad que las hace ser riquezas cambiables. Así, empeñarse en comparar las riquezas de dos épocas o de dos países diferentes más que de un modo aproximativo es empeñarse en hacer una cosa imposible.
31. Varios economistas han procurado de terminar la ley general que regula la variación del valor en cambio. Unos han creído hallarla en la fórmula de la oferta y el pedido; otros en la de los gastos de producción. Más adelante explicaremos estos dos teoremas, después de haber estudiado la naturaleza del precio corriente, esto es, del precio de las cosas en moneda.
32. De lo que dejamos dicho sobre la naturaleza íntima del valor resulta que la investigación de un marco o medida fija del valor debe ser cosa muy difícil por lo menos; y en efecto, los esfuerzos hechos hasta ahora han demostrado la imposibilidad de llegar a un resultado satisfactorio, pudiendo decirse, con J. B. Say, que ésta es la cuadratura del círculo de la Economía política. No entraremos aquí en la demostración completa de este aserto, demasiado larga y abstracta para hallar cabida en estos Elementos, y nos limitaremos a asegurar sobre la fe de los maestros de la ciencia:
33. 1.º Que no hay medida segura e inmutable del valor.
2.º Que la moneda no ofrece una medida segura, un marco del valor.
3.º Que lo mismo puede decirse del trigo y del trabajo humano.
M. Rossi ha demostrado con singular talento estas tres proposiciones [1], a las que también J. B. Say ha consagrado tres capítulos excelentes [2]. Nosotros no volveremos a ocuparnos más que en la segunda proposición al hablar de las monedas. (Véase el cap. IX.)

  1. Lecciones de Economía política. (T. I, lec. 9, 10 y 11.)
  2. Curso completo de Economía política. (Parte tercera, cap. XIII, XIV y XV.)