Elementos de economía política: 18
Apariencia
§. II. De la doctrina de Malthus.
[editar] 131. Malthus, en vista de las grandes cuestiones sociales suscitadas por los sucesos de la revolución francesa de 1789, hizo laboriosas investigaciones sobre la población de todos los países del globo, en todas las épocas de la historia, y generalizó su sistema formulándole, en cuanto a la primera parte, en dos proposiciones, que han llegado a ser célebres [1].
132. PRIMERA PROPOSICIÓN. -La población, si no se le opusiese ningún obstáculo, se desarrollaría incesantemente, siguiendo una progresión geométrica y sin límites asignables.
SEGUNDA PROPOSICIÓN. -Los medios de subsistencia [2], por el contrario, nunca pueden desarrollarse sino siguiendo una progresión aritmética, como uno, dos, tres, cuatro, etc.
O en otros términos, y según lo que ha sucedido en Norte-América, la población, duplicándose de 25 en 25 años, aumenta como
- 1 ...... 2 ...... 4 ...... 8 ...... 16,
en 25, en 50, en 75, en 100, en 125 años, etc., al paso que los medios de subsistencia no aumentan más que como
- 1 ...... 2 ...... 3 ...... 4 ...... 5.
Siendo el mismo el punto de partida, ya desde el tercer término empieza a manifestarse una diferencia, que llegaría a ser inconmensurable.
133. Estas dos proposiciones se demuestran fácilmente. En abstracto, es evidente que si uno da dos (y vamos a ver que la población puede triplicarse, o por lo menos duplicarse, como lo prueba el ejemplo de Norte-América), por la misma razón dos darán cuatro, y cuatro darán ocho. Por consiguiente, si los obstáculos materiales, la libertad humana (que Malthus no echaba en olvido) no contrariasen la reproducción de la especie humana, llegaría a cubrir el globo lo mismo que cualquier otra semilla.
El hombre es apto para la reproducción a los diez y seis años, pero supongamos que no lo sea hasta los veinte; la mujer lo es hasta los cuarenta y cinco, pero supongamos que lo sea sólo hasta los cuarenta; resultará que un matrimonio puede ser apto para la reproducción de su especie por espacio de veinte años cuando menos; dedúzcase, si se quiere, la mitad de este tiempo por la lactancia y todos los accidentes posibles; siempre resultará que cada matrimonio puede dar diez hijos. Supongamos solamente seis, es decir, tres nuevos matrimonios, que, a la vuelta de veinte años, poblarán del mismo modo que el primer matrimonio, suponiendo que sea natural que una mitad próximamente de los humanos perezca antes de los veinte años, como en efecto sucede ahora. Es, pues, evidente que la población tiende a triplicarse en veinte años, o a lo menos a aumentarse de un modo prodigioso. (J. B. Say.)
134. Veamos ahora hechos conocidos. La población de los Estados-Unidos se ha duplicado más de una vez en el trascurso del siglo pasado, en menos de veinte y cinco años; y en los últimos cincuenta años (de 1790 a 1840) se ha cuadruplicado y más, sin contar las emigraciones europeas, y deduciendo una fuerte proporción de esclavos, que no se reproducen con la misma fecundidad que los hombres libres [3].
135. Esta rápida multiplicación está en armonía con los fenómenos análogos de la naturaleza. Una adormidera produce 32,000 simientes; un olmo 100,000; una carpa pone 342,000 huevos; un beleño cubriría el globo en cuatro años, dos arenques llenarían el mar en diez años, aunque el Océano cubriese toda la tierra; por último, en la hora presente, la Europa podría estar poblada en su totalidad por los descendientes de la familia Montmorency [4].
Este incremento de la especie humana está también en armonía con lo que se observa después de las catástrofes que han dejado un vacío en su población; los matrimonios son más frecuentes y más fecundos, los nacimientos se multiplican [5].
136. La segunda proposición es igualmente exacta, porque, para que no fuese cierta, sería preciso que no hubiese obstáculos para el desarrollo de los cereales, del trigo, por ejemplo: ahora bien, la tierra que da la subsistencia es limitada; además, no produce sino con ayuda del trabajo y de los capitales, que también son limitados (65 y siguientes).
En segundo lugar, puede admitirse por hipótesis, que, mientras se apliquen capitales a las tierras de primera calidad, la producción podrá aumentar en proporción de la población; pero esta proporción no será la misma con tierras de segunda y de tercera calidad.
En tercer lugar, siendo notorio que la fuerza productiva de la tierra se agota en cuatro o cinco años, es preciso dejarla descansar o bonificarla con un exceso de abono, es decir, con un exceso de capitales.
En cuarto y último, cuando la tierra envejece y produce menos, no por eso dejan de suceder hombres robustos a otros hombres; y aquellos, más numerosas y más jóvenes, tienden a reproducirse cada vez más.
137. Ahora, ¿por qué esa ley natural que se ha realizado muchas veces en los Estados Unidos a nuestra vista, antes y después de la obra de Malthus, no ha tenido ni tiene siempre en todas partes su curso? La Providencia ha dado a la unión de los sexos el atractivo del placer y la delicia de la paternidad, y muy a duras penas consiguen la religión, la moral, la ley y la autoridad paterna contener y dirigir ese instinto, que impulsa a los dos sexos a la unión y a la propagación de nuestra especie. ¿Cuáles han sido los obstáculos más enérgicos que esas causas tan poderosas?
Una de dos: o esos millones de seres no han nacido, o bien no han vivido.
138. Ahora bien, veamos lo que pasa en el globo. En ciertos países de la América del Sur, y aun de Europa, no hay más que una población precoz que no envejece; en Nidjni-Novogorod, seiscientos sesenta y un niños sobre mil, no llegan a los seis años; en otras partes, por el contrario, como en algunos puntos de Francia, de Suiza e Inglaterra, el número de los nacimientos es proporcionalmente menor, y la vida es más larga; de donde resulta que hay países en que los hombres nacen inútilmente para morir en breve, después de haber aumentado los padecimientos de los demás.
139. Estos hechos habían sido ya observados en la antigüedad; pero Malthus los ha hecho constar de un modo más general y científico, y a él es a quien correspondo el honor de haber descubierto el principio de la población; porque el descubrimiento de una verdad no pertenece tanto al que la vislumbra como al que la demuestra y la vulgariza.
140. Esta tendencia aumenta la miseria de las clases pobres, e impide, cuando no la combate la libertad del hombre, toda mejora duradera en su condición. Si, por ejemplo, las subsistencias de un país son apenas suficientes para diez millones de hombres, cuando sobreviene un millón más, los pobres viven peor; su número hace bajar los jornales por efecto de la competencia, y subir los precios de los alimentos.
141. Después de haber sentado las dos proposiciones, Malthus enumera los obstáculos que se han opuesto, se oponen todavía y se opondrán siempre, uno a lo menos, al desarrollo de la población.
142. Según Malthus, cuando los hombres no hacen uso de su libertad para limitar los nacimientos, la población tiende a sobreponerse a las subsistencias, y entonces la muerte restablece el equilibrio. Hay, pues, dos especies de obstáculos al desarrollo de la población: los que impiden los nacimientos, o sean los obstáculos preventivos, y los que destruyen a los hombres nacidos, o sean los obstáculos represivos.
143. Los obstáculos represivos son todas las calamidades que hacen morir a los hombres antes del término ordinario: los lugares insalubres en que tienen por necesidad que habitar los pobres, el desaseo, los malos alimentos, la insuficiencia de vestidos, el abuso de los licores fuertes, la crápula, etc., en fin, el hambre, que engendra todos los males. Con decir que los obstáculos represivos son el vicio y la MISERIA, Malthus ha resumido la precedente nomenclatura de los obstáculos que influyen directa o indirectamente por medio de los gérmenes que dejan en pos de sí, y por consiguiente, los dolores morales que engendran.
En cuanto al hambre, su acción es instantánea. Los niños, los viejos, los enfermos; en una palabra, los seres débiles sucumban los primeros, y los fuertes, si resisten, se resienten al cabo de las privaciones que han sufrido.
De la miseria resultan las complicaciones políticas, que casi siempre han ocasionado las guerras que matan directamente, y como consecuencia, las devastaciones, que matan también. Malthus hace sobre este punto excelentes investigaciones, y la lectura de su libro es indispensable a los historiadores para explicar una multitud de sucesos antiguos y modernos.
144. Los obstáculos preventivos, en sentir de Malthus, pueden reducirse a dos muy opuestos: el libertinaje, que destruye la fecundidad, y la violencia moral [6] (moral restraint), que la proporciona a las necesidades de la sociedad.
El libertinaje, que es siempre el vicio, y casi siempre la miseria, y que hemos visto obrar como medio represivo, comprende la incontinencia y la promiscuidad, cuyos efectos se observan en el estado de esclavitud, la poligamia y la prostitución de nuestros países, que es una de las reliquias de la esclavitud antigua.
- ↑ Ensayo sobre el principio de población.
- ↑ Débese entender por subsistencia o alimentos todo lo que es indispensable al hombre para subsistir, sustento, vestido y habitación.
- ↑ Veamos un estado de seis censos de población:
En 1790 había 3.927,827 habitantes
En 1800, 5,305,925
En 1810, 7.239,814
En 1820, 9.638,131
En 1830, 12.866,020
En 1840, 17.062,566
Si dividimos la cifra de 1840 por la de 1790, veremos que, en cincuenta años, la población se ha cuadruplicado con mucho exceso. En el día se cuenta más de un 15 por 100 de esclavos. Malthus estableció su ley en su primera edición de 1798; los censos posteriores la han confirmado. - ↑ Los hebreos que entraron en Egipto eran 70; cuatro siglos después había en Egipto 600,000 hebreos aptos para el servicio de las armas. En 1590 un hombre y una mujer, arrojados por un naufragio A la isla de Pinos, habían producido 12,000 individuos cuando la descubrieron los holandeses en 1667. J. B. Say cita todos estos ejemplos.
- ↑ Puede citarse como ejemplo reciente lo que sucedió después del cólera.
- ↑ Malthus entiende por violencia moral el celibato impuesto por la reflexión, los casamientos tardíos y la prudencia en el uso del matrimonio.