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Historia general de el Reyno de Chile/Libro I/I

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época

LIBRO PRIMERO.


HISTORIA GENERAL DEL REYNO DE CHILE
Y NUEVA ESTREMADURA
en que se trata del origen de los indios chilenos, de su descubrimiento, costumbres, vsos, ritos, supersticiones, errores, ignorancias, y policia en la paz; esfuerzo y valentia en la guerra.

CAPÍTULO I.


Del Origen de los Indios de Chile, y de las Noticias que acerca de el se ha conservado


Intento de escribir esta historia.—Difficultad de conocer el origen de los indios occidentales.—No tienen los indios historias ni memorias de la antigüedad.—Laet. in descrip. Ind. Occid.—P. Acosta, 1 i 6, l. c. 28. Solorz. de Jure ind. lib. 16. cap. 8. n. 21. tom. 1.—Vanas fabulas de el origen de los hombres.—Errores de los antiguos acerca de el origen de los hombres.—Señales de el Dilubio que ay en Chile.—Error de los indios de Chile acerca de el Dilubio y de su Tenten.—Ficcion de dos culebras y de el modo como se escaparon los hombres de el Dilubio.—Transfórmanse en peñas.—Fingen que engendran los peces hixos en las mugeres.—Error de el modo como se conservaron los hombres y los animales en el Dilubio.—Que el monte Tenten subió sobre las aguas hasta la region del sol con los hombres.—Como se disminuyeron las aguas.—Muestran aver tenido alguna luz sobre el Dilubio pero mezclada con errores.—Bend. Perci. tom. 2. lib. II dispos. 1. n. 1.—Caiet. apud. Perei 1. 2, in. Genes. lib. 12 disp. 9, n. 44.—Opinion de Cayetano: que algunos montes no se innundaron con el Dilubio.—No se acogieron a ellos los hombres por ser incredulos.—Altura de las sierras de Chile.—Lo cierto es que todos los indios occidentales perecieron con el Dilubio.

Hechos y plumas son igualmente necessarios para volar a la eternidad de la Fama. Muchos, como el Fenix, vatieron alentadamente sus alas para encender su pira, y despues, por falta de pluma, no volaron a la memoria, quedándose sus hechos enterrados en sus cenizas. Y assi sintiendo el ver en esta tan distante y tan feliz Arabia de el Reyno de Chile tantos y tan raros Fenices, que con admirable esfuerzo y valentía en la conquista temporal vatieron sus alas y espadas, revatiendo con esfuerzo las de el enemigo; y que otros muchos en la conquista espiritual se fabricaron gloriosos mausoleos, y al soplo de la persecucion y con las alas de su predicacion y santa vida, se abrassaron en divinos ardores, muriendo para vivir gloriosos; y que por falta de pluma no han volado a la merecida fama, quisse dar esta felicidad a mi pluma, para que cobren otros muchos alientos y alas para volar a su imitacion. En este primer Tomo daré a luz los hechos famosos de los Conquistadores temporales, y en otros dos Tomos los gloriosos de los espirituales. Y por quanto el principio de qualquiera obra es la materia, y esta la han dado los Indios de Chile para esta historia, comenzaré por ellos, inquiriendo su origen, su descubrimiento, sus costumbres, calidades y suelo, que darán materia gustosa para los dos primeros libros; y en los demas referiré las conquistas y hechos, assi de Españoles como de Indios, por el orden de los Gobernadores de el Reyno de Chile.

Assi como entré a discurrir en el origen de los Indios occidentales y de Chile, me encontré con el embarazo de vn entrincado laborinto de dificultades y de confussas sendas; y para no perderme en ellas, me valí de los ilos que con delgado ingenio torcieron y con avisada advertencia añudaron a la entrada graves autores para acertar con la salida. La dificultad está en averiguar por donde passaron tantas Naciones despues de el Dilubio general a las Indias Occidentales, que comunmente llaman la America? Y crece esta dificultad en los Indios de Chile, assi por estar divididos de los demas por una parte de el mar, y otra de unas altissimas Sierras nevadas, escala de las nubes y competidoras de ellas en la blancura, como por ser tan differentes de todos los demas indios en el lenguage, costumbres y ceremonias, y tan superiores en el esfuerzo y valentia militar y ser Chile el estremo de este nuevo mundo, y el mas estremado terreno, cuyos términos son el famoso Estrecho de Magallanes, fin de el mar de el sur y de las regiones australes, vnion con el mar de el Norte y raya de entrambos Orbes. Y lo que haze mas insuperable la difficultad de conocer su origen, es no hallarse entre los Indios occidentales historias, libros, tablas, pergaminos, cortezas, bronces, mármoles, columnas, medallas, epitafios, inscripciones, cifras, caracteres, nudos, ni ilos de donde poder tirar para salir de este laborinto, ni otra materia ni arte con que conservar las memorias antiguas, como bien notó el Padre Joseph de Acosta en su erudita historia de las Indias Occidentales. Y aunque los Mexicanos usaron de Geroglificos y pinturas, estampándolos en pieles de animales, y los Peruanos de Quipos, que son vnos cordones de lana de differentes colores, que cada vno les acuerda su diversa historia, como lo refiere Laet en la descripcion de las Indias Occidentales: con todo eso no alcanzan estas memorias al tiempo de el Patriarca Noe ni de ninguno de sus hixos; y assi dixo el Doctissimo Pineda, en el libro de Rebus Salomonis, que era obscurissimo el origen de los Indios occidentales.

Sin eso, como les faltó a los Indios el conocimiento de el Verdadero Dios, la noticia de la creacion del mundo y origen de los hombres, fingieron differentes desvarios y fabulosos principios de su origen, como lo notaron Acosta y Solorzano, con otros autores. Y como no alcanzaron a saber como se multiplicaron los hombres despues de el Dilubio, soñaron differentes desvarios, y creyeron en sus sueños: que donde falta la luz de la fe, todo es desvarío y tropezar entre confussas sombras, aun a la luz de el Sol, como les contexió a los Indios de el Perú, que Juzgaron que sus Reyes eran hixos y descendientes de el sol, y para que todos los adorassen y estimassen como a tales, los sacaban al rayar de el sol a vna ventana vestidos y adornados de lucientes laminas y joyas de oro, para que viendo reverberar en ellos sus lucientes rayos, los tubiessen y venerassen como a hixos suyos. Otros se imaginan hixos de algunas fuentes, lagunas, cuevas y peñas, que veneran por sagradas y juzgan que de ellas tubieron su primer origen.

No deben ser tenidos por tan rusticos y barbaros por tales errores, como deben ser llorados por ignorantes y por faltos de la verdadera luz de la fe: que los Romanos y los Griegos, que fueron maestros de las ciencias y mexor policia de el mundo, fingieron en esta materia mayores y mas ciegas fabulas, y las tubieron tan creidas, como estos indios sus mentiras. Bien aplaudida fué la fabula de Deucalion y Pirra, que echando piedras azia atras producian hombres y mugeres. Como tambien las ormigas de Jupiter, convertidas en hombres que llamaban Mirmidones, segun Ovidio, y Na....... [1] Atheniense con menos errado discurso creyeron haber sido criados de la tierra, amasada con varro; de donde inventaron aquel adagio de llamar: Latea proles, que es: generacion de varro, a los hombres. Y no dudo, siguiéramos todos semexantes desvarios, si las Sagradas letras y el Spiritu Santo no nos enseñaran las verdades que professamos de la Fe, y como esta les falta a los indios de Chile, les sobran los errores, que brevemente tocaré en este tomo, dexándolos para el tercero, donde se verá como les entró la verdadera Luz por medio de los Españoles y predicadores evangelicos; si bien muchos se estan hasta ahora en su infidelidad i pertinaces en sus errores, cerrando las puertas a la luz divina, aun despues de la predicacion y diligencia de fervorosos operarios de el Evangelio para sacarlos de ellos.

No tienen estos Indios de Chile noticias de escritura alguna, sagradas ni profanas, ni memoria alguna de la creacion y de el principio de el mundo ni de los hombres: solo tienen algunos varruntos de el Dilubio, por haberles dexado el Señor algunas señales para conocerle; y aunque de el no tienen noticia cierta ni tradicion, por las señales coligen averle avido; como son averse hallado guessos mui grandes de Vallenas en lugares altissimos, quales son los Pinares y las cordilleras y sierras nevadas, cuya eminencia sobrepuxa con muchas ventaxas a las nubes, pues el que está en su cumbre, vee las nubes avaxo, como entresuelo entre ella y la tierra [2]. Y en algunos riscos mui altos, que con el tiempo se han ido derrumbando, se veen multitud de conchas de el mar, encorporadas con los riscos, mui distantes de las orillas de el mar. Y en lo mas encumbrado de las sierras nevadas, vi, yendo a poner de paz los indios Puelches, vna mesa que hazia una loma mui dilatada, toda ella cuaxada de multitud de conchas de el mar y de differentes mariscos, todos convertidos en piedras, señal de que llegó alli el Dilubio y dexó aquella infinidad de conchas, y argumento de lo que subieron las aguas, pues estando estas sierras superiores a las nubes, entre el mar de el Norte y el de el Sur, y tan distantes de uno y otro, que por la parte que miran al mar de el Norte estan distantes doscientas leguas de el, y por la parte que miran al mar de el Sur, se apartan de el ciento y cincuenta, los sobrepujaron con muchas ventaxas y para memoria perpetua dexaron tantas señales, y para que el tiempo no las borre, quiso el Señor que cada concha fuesse una piedra y cada marisco un marmol donde quedasse escrito su castigo y su poder. Traxe con admiracion algunas de estas conchas convertidas en piedras, para ablandar los corazones de piedra de los Indios, que no creian las verdades de la sagrada escritura y el castigo que embió Dios sobre toda la tierra, por sus peccados, con el Dilubio. Porque aunque de estas y otras señales conocen los Chilenos una inundacion general, el Demonio se la mezcla con tantos errores y mentiras, que no saben que aya avido Dilubio en castigo de peccados, ni se persuaden a eso, sino a un dilubio de mentiras, que el demonio les ha enseñado y persuadido, cuya tradicion ha passado de Padres a hixos. Y es que tienen mui creido que quando salió el mar y anegó la tierra antiguamente, sin saber quando (porque no tienen serie de tiempos, ni computo de años) se escaparon algunos Indios en las cimas de unos montes altos que llaman Tenten, que los tienen por cosa sagrada. Y en todas las Provincias ay algun Tenten y cerro de grande veneracion, por tener creido que en el se salvaron sus antepassados de el Dilubio general, y están a la mira, para si vbiere otro dilubio, acogerse a el para escapar de el peligro, perssuadidos a que en el tienen su sagrado para la occasion, presuncion que pretendieron los descendientes de Noé quando fabricaron la torre de Babel. Añaden a esto: que antes que succediesse el dilubio o salida de el mar, que ellos imaginan, les avisó un hombre, pobre y humilde, y que por serlo, no hizieron caso de el, que siempre la sobervia humana desprecia la humildad y no cree lo que no es conforme a su gusto. En la cumbre de cada uno de estos montes altos llamados Tenten, dizen que habita una culebra de el mismo nombre, que sin duda es el Demonio, que los habla, y que antes que saliesse el mar les dixo lo que avia de succeder, y que se acogiessen al sagrado de aquel monte, que en él se librarian y el los ampararia. Mas que los Indios no lo creyeron, y trataron entre si que si acaso sucediesse la inundacion que dezia Tenten, unos se convertirian en vallenas, otros en pege espada, otros en lisas, otros en robalos, otros en atunes, y otros pescados; que el Tenten les faboreceria para eso: para que si saliessen derrepente las aguas y no pudiessen llegar a la cumbre de el monte, se quedassen nadando sobre ella, transformados en pezes: que assi les engaña el Demonio.

Fingen tambien que avia otra Culebra en la tierra y en los lugares baxos llamada Caicai-Vilu, y otros dizen que en esos mismos cerros, y que esta era enemiga de la otra culebra Tenten y assimismo enemiga de los hombres, y para acabarlos hizo salir el mar, y con su inundacion quiso cubrir y anegar el cerro Tenten y a la culebra de su nombre, y assi mismo a los hombres que se acogiessen a su amparo y trepassen a su cumbre. Y compitiendo las dos culebras Tenten y Caicai, esta hazia subir el mar, y aquella hazia levantar el cerro de la tierra y sobrepuxar al mar tanto quanto se lebantaban sus aguas. Y que lo que succedió a los Indios, quando el mar comenzó a salir y inundar la tierra, fué que todos a gran priessa se acogieron al Tenten, subiendo a porfia a lo alto y llebando cada uno consigo sus hijos y mugeres y la comida que con la prisa y la turbacion podian cargar. Y a unos les alcanzaba el agua a la raiz de el monte y a otros al medio, siendo mui pocos los que llegaron a salvarse a la cumbre. Y a los que alcanzó el agua les succedió como lo avian trazado, que se convirtieron en Pezes y se conservaron nadando en las aguas, vnos transformados en vallenas, otros en lisas, otros en robalos, otros en atunes, y otros en differentes pezes. Y de estas transformaciones, fingieron algunas en peñas, diziendo: que porque no los llebassen las corrientes de las aguas, se avian muchos convertido en peñas por su voluntad y con ayuda de el Tenten. Y en confirmacion de esto muestran en Chiloé una peña que tiene figura de muger con sus hixos a cuestas y otros a los lados, que el autor de la naturaleza la crió de aquella forma, que parece muger con sus hixos. Y tienen mui creido que aquella muger en el Dilubio, no pudiendo llegar a la cumbre de el Tenten, le pidió transformarse en piedra con sus hixos porque no la llebassen las corrientes, y que hasta ahora se quedó alli convertida en piedra. Y de los que se transformaron en Peces, dizen que passada la inundacion o dilubio, salian de el mar a comunicar con las mugeres que iban a pescar o coger marisco, y particularmente acariciaban a las doncellas, engendrando hixos en ellas; y que de ay proceden los linages que ay entre ellos, de indios que tienen nombres de pezes, porque muchos linages llevan nombres de vallenas, lobos marinos, lisas y otros pezes. Y ayúdales a creer que su antepassados se transformaron en peses, el aver visto en estas costas de el mar de Chile en muchas occasiones Sirenas, que han salido a las playas con rostro y pechos de muger, y algunas con hixos en los brazos.

Asentadas estas fingidas transformaciones y soñado Dilubio, queda la difficultad de como se conservaron los hombres y los animales; a lo qual dizen: que los animales tubieron mas instinto que los hombres, y que conociendo mexor los tiempos y las mudanzas, y que conociendo la inundacion general, se subieron con presteza al Tenten y se escaparon de las aguas en su cumbre, llegando a ella mas presto que los hombres, que por incredulos fueron pocos los que se salvaron en la cumbre de el Tenten. Y que de estos murieron los mas abrassados de el sol. Porque como fingen que las dos culebras, Caicai y Tenten, eran enemigas, y que Caicai hizo salir las aguas de el mar para que, sobrepuxando a los montes, anegassen a los hombres y al monte Tenten y a su culebra, que los faborecia, y que Tenten, para mostrar su poder y que ni el mar le podia inundar ni sobrepuxar con sus aguas, se iba suspendiendo y levantando sobre ellas. Y que en esta competencia la vna culebra, que era el Demonio, diziendo Cai, cai hazia crecer mas y mas las aguas, y de ay tomó el nombre de Caicai. Y la otra culebra, que era como cosa divina, que amparaba a los hombres y a los animales en lo alto de su monte, diziendo Ten, ten hazia que el monte se suspendiesse sobre las aguas, y en esta porfia subió tanto que llegó hasta el sol. Los hombres que estaban en el Tenten se abrassaban con sus, ardores, y aunque se cubrian con callanas y tiestos, la fuerza de el sol, por estar tan cercanos a el, los quitó a muchos la vida y peló a otros, y de ay dizen que proceden los calvos. Y que últimamente el ambre los apretó de suerte que se comian unos a otros. Y solamente attendieron a conservar algunos animales de cada especie para que multiplicassen, y algunas semillas para sembrar.

En el número de los hombres que se conservaron en el Dilubio ay entre los Indios de Chile grande variedad, que no puede faltar entre tantos desvarios. Porque vnos dizen que se conservaron en el Tenten dos hombres y dos mugeres con sus hixos. Otros, que un hombre solo y vna muger, a quienes llaman: Llituche, que quiere dezir en su lengua: Principio de la generacion de los hombres, sean dos, o quatro con sus hixos. A estos les dixo el Tenten que para aplacar su enoxo y el de Caicai, señor del mar, que sacrificassen uno de sus hixos, y descuartizándole en quatro partes, las echassen al mar, para que las comiessen los Reyes de los Pezes y las Sirenas, y se serenasse el mar. Y que haziéndolo assi, se fueron disminuyendo las aguas y volviendo a vaxar el mar. Y al passo que las aguas iban vaxando, a esse paso iba tambien vaxando el monte Tenten, hasta que se assentó en su propio lugar. Y diciendo entonzes la culebra Ten, ten, quedaron ella y el monte con ese nombre de Tenten, celebre y de grande religion entre los indios. Que como a misserables ha tenido engañados esta astuta Culebra, que engañó a nuestros primeros Padres en el Paraiso.

En la obscuridad de esta fabula parece que relampaguean algunas vislumbres de la verdadera historia de el Dilubio, porque reconocen inundacion general y el averse salvado en ella algunos hombres y las especies de los animales; el aver tenido avisos antes de el Dilubio; el aver offrecido sacrificio Noé despues de el; pero todo mezclado de errores, y confussa la luz con variedad de tinieblas. Ignoran los nombres de los que se escaparon en este su fabuloso Dilubio. Y eso no era mucho no teniendo escrituras, que aun teniéndolas, nosotros no sabemos con certidumbre los nombres de la muger y las Nueras de Noé, sobre que ay reñida controversia entre los interpretes de las divinas letras, como notó Benedicto Pereira. Y en lo que toca a la seguridad de que gozaron los montes sublimes, o Tentenes, no son tan de el todo fabulosos, como suenan. Porque si borraran el crecimiento de el monte y el subir a porfia sobre las aguas, saliendo de su assiento, hallaran en su fabor al Eminentissimo Cardenal Cayetano, que defiende que las cumbres de algunos montes demasiadamente empinados se eximieron de la general inundacion de el Dilubio, no llegando las aguas a vañar sus cumbres, aunque llegaron a recostarse en sus faldas. Y que cuando dize Moises que sobrepuxó el agua quince codos sobre los montes mas altos que estan debaxo de el cielo, se ha de entender del cielo aereo, y de aquellos que no sobrepuxan la region de el ayre, ni taladrando las nubes, se descuellan sobre ellas; porque los que con erguido cuello se lebantan sobre las nubes, quedan essentos de sus llubias. Y entre los que gozan de esta immunidad, cuentan el monte de el Paraiso, donde se escapó y fué recevido Enoc desde que le trasladó Dios de este mundo. Otros les dan esta prerrogativa al monte Olimpo, al Alto y al Atlante, a cuyas sobervias cimas digeron los antiguos que no les tocaron las aguas, respetando sus eminentes cabezas, atribuyéndolo a que excede su altura a la media region de el ayre.

De aquí filosofan que aviendo sido las llubias causa de aquella general inundacion, no podian las aguas crecer ni escalar mas arriba de la region de donde se fraguaban. Y a la obgecion que se haze que por que no se escaparon en sus empinadas cumbres algunos hombres, responde: que como estubieron siempre incredulos a la predicacion y Vaticinio de Noe, aunque veian llober, vivian con esperanzas de que cessarian las aguas y se serenaria el tiempo, como acaecia en otras grandes llubias y avenidas. Y quando conocieron el peligro, ya la furia de las aguas y la tenebrosidad de el ayre les avian cerrado el passo para penetrar por las corrientes y para subir a las cimas de los montes.

Esta opinion, aunque es singular y la contradicen autores de mucha quenta, la autoriza mucho tan grave y docto autor como el agudissimo Cayetano, que por su admirable ingenio ha merecido ese nombre, y es seguido y acclamado en las escuelas. Estos son los crepusculos de la verdad, que pueden disculpar en parte la fabulosa narracion de los Tentenes, que mirado bien quan sobre las nubes están los montes de las sierras nevadas de Chile que puesto uno en la cumbre vee las nubes en una profundidad y hondura grandissima, si la opinion de Cayetano es verdadera en ellos se pudiera verificar. Pero ni es de mi intento calificar opiniones, ni de mi profession apoyar fabulas. Y assi afirmándome en la seguridad de la opinion corriente, y suponiendo que el mundo todo se anegó con el Dilubio, como lo dize la sagrada escritura, sobrepuxando los montes mas sublimes, es forzoso confessar que todos los indios occidentales perecieron sin quedar ninguno, y assi mismo los de Chile, y aviendo de tener todos origen de Noe y sus hixos, queda la dificultad en su fuerza y el cuidado de averiguar de donde o por donde vinieron sus descendientes a poblar las Indias Occidentales y este Reyno de Chile, vltimo remate de ellas. [3]


  1. Inintelijible.
  2. Como la jeolojía es propiamente una ciencia del presente siglo, el historiador jesuita no tenia motivo para calcular que las osamentas de que habla i muchas otras que se ha encontrado mas tarde en nuestro territorio, especialmente en la laguna de Tagua-tagua, provincia de Colchagua, departamento de Caupolican, provenian del megaterium, del ichtyosaurus, pleyosaurus, pterodactylus, i otros cuadrúpedos antidiluvianos. La ballena era el cetáceo mas colosal conocido por los antiguos i por esto les servia de tipo.

    Cuando se desaguó, hace veinte o treinta años, la laguna de Tagua-Tagua, se encontró, segun Asta-Buruaga, en el tajo, a cinco o seis metros de profundidad, los esqueletos de dos mastodontes, probablemente macho i hembra. Esqueletos de este mismo jénero u otro análogo se ha encontrado en el cerro del Chivato, a orillas del Maule, departamento de Talca.

  3. Las curiosas revelaciones que Rosales obtuvo personalmente de los indios, i que hoi dia están completamente estinguidas en su memoria, coinciden con las reminiscencias i huellas de la universalidad del Diluvio que encontró Humboldt en los rios de Venezuela i Nueva Granada, por lo cual puede sentarse como un hecho jeolójico perfectamente comprobado la universalidad de ese fenómeno en el territorio del nuevo mundo. En este sentido i para justificar teorías científicas mucho mas modernas que la existencia del historiador, las tradiciones que apunta son sumamente interesantes para la ciencia prehistórica, por mas que vayan envueltas en divagaciones fabulosas.