Historia general del Perú, o Comentarios reales de los incas (Tomo I)/Capítulo XIX

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época

CAPÍTULO XIX.

Protestacion del autor sobre la historia.

Ya que hemos puesto la primera piedra de nuestro edificio, aunque fabulosa, en el origen de los Incas Reyes del Perú, será razon pasemos adelante en la conquista y reduccion de los Indios, extendiendo algo mas la relacion sumaria que me dió aquel Inca, con la relacion de otros muchos Incas é Indios naturales de los pueblos que este primer Inca Manco Capac mandó poblar y reduxo á su imperio, con los quales me crié y comuniqué hasta los veinte años. En este tiempo tuve noticia de todo lo que vamos escribiendo; porque en mis niñeces me contaban sus historias, como se cuentan las fábulas á los niños. Despues en edad mas crecida me dieron larga noticia de sus leyes y gobierno, cotejando el nuevo gobierno de los Españoles con el de los Incas, dividiendo en particular los delitos y las penas, y el rigor de ellas; decianme cómo procedian sus reyes en paz y en guerra, de qué manera trataban á sus vasallos, y como eran servidos de ellos. Demas de esto, me contaban como á propio hijo toda su idolatría, sus ritos, ceremonias y sacrificios, sus fiestas principales y no principales, y cómo las celebraban: decianme sus abuses y supersticiones, sus agüeros malos y buenos, asi los que miraban en sus sacrificios como fuera de ellos. En suma digo, que me dieron noticia de todo lo que tuvieron en su república, que si entonces lo escribiera fuera mas copiosa esta historia. Demas de habermelo dicho los Indios, alcancé y vi por mis ojos mucha parte de aquella idolatría, sus fiestas y supersticiones, que aun en mis tiempos hasta los doce ó trece años de mi edad no se habian acabado del todo. Yo nací ocho años despues que los Españoles ganaron mi tierra, y cómo lo he dicho, me crié en ella hasta los veinte años, y así vi muchas cosas de las que hacian los Indios en aquella su gentilidad, las quales contaré diciendo que las vi. Sin la relacion que mis parientes me dieron de las cosas dichas, y sin lo que yo vi, he habido otras muchas relaciones de las conquistas y hechos de aquellos Reyes: porque luego que propuse escribir esta historia, escribi á los condiscípulos de escuela y gramática, encargándoles que cada uno me ayudase con la relacion que pudiese haber de las particulares conquistas que los Incas hicieron de las provincias de sus madres; porque cada provincia tiene sus cuentas y nudos con sus historias, anales, y la tradicion de ellas; y por esto retiene mejor lo que en ella pasó que lo que pasó en la agena. Los condiscípulos, tomando de veras lo que les pedí, cada qual dió cuenta de mi intencion a su madre y parientes: los quales, sabiendo que un Indio hijo de su tierra queria escribir los sucesos de ella, sacaron de sus archivos las relaciones que tenian de sus historias y me las enviaron: y así tuve la noticia de los hechos y conquistas de cada Inca, que es la misma que los historiadores Españoles tuvieron, sino que ésta será mas larga, como lo advertirémos en muchas partes de ella. Y porque todos los hechos de este primer Inca son principios y fundamento de la historia que hemos de escribir, nos valdrá mucho decirlos aquí, a lo menos los mas importantes, porque no los repitamos adelante en las vidas y hechos, de cada uno de los Incas sus descendientes; porque todos ellos generalmente, así los reyes como los no reyes y se preciaron de imitar en todo y por todo la condicion, obras y costumbres de este primer príncipe Manco Capac; y dichas sus cosas, habremos dicho las de todos ellos. Irémos con atencion de decir las hazañas mas historiales, dexando otras muchas por impertinentes y prolixas: Y aunque algunas cosas de las dichas, y otras que se dirán parezcan fabulosas, me pareció no dexar de escribirlas, por no quitar los fundamentos sobre que los Indios se fundan para las cosas mayores y mejores que de su Imperio cuentan; porque, en fin, de estos principios fabulosos procedieron las grandezas que en realidad de verdad posee hoy España; por lo qual se me permitirá decir lo que conviniere, para la mejor noticia que se pueda, dar de los principios, medios y fines de aquella monarquía, que yo protesto decir llanamente la relacion que mamé en la leche, y la que despues acá he habido, pedida á los propios mios; y prometo que la aficcion de ellos no sea parte para dexar de decir la verdad del hecho, sin quitar de lo malo, ni añadir a lo bueno que tuvieron: que bien sé que la gentilidad es un mar de errores, y no escribiré novedades que no se hayan oido, sino las mismas cosas que los historiadores Españoles han escrito de aquella tierra, y de los reyes de ella; y alegaré las mismas palabras de ellos donde conviniere, para que se vea que no finjo ficciones en favor de mis parientes, sino que digo lo mismo que los Españoles dixeron; solo serviré de comento para declarar y ampliar muchas cosas que ellos asomaron á decir, y las dexaron imperfectas por haberles faltado relacion entera. Otras muchas se añadirán que faltan de sus historias y pasaron en hecho de verdad; y algunas se quitarán que sobran, por falsa relacion que tuvieron, por no saberla pedir el Español con distincion de tiempos y edades, y division de provincias y naciones; ó por no entender al Indio que se la daba; ó por no entenderse el uno al otro por la dificultad del lenguage: que el Español que piensa que sabe mas de él, ignora de diez partes las nueve, por las muchas cosas que un mismo vocablo significa, y por las diferentes pronunciaciones que una misma diccion tiene para muy diferentes significaciones, como se verá adelante en algunos vocablos que será forzoso traerlos á cuenta.

Demas de esto, en todo lo que de esta república, antes destruida que conocida, dixere, será contando llanamente lo que en su antigüedad tuvo de su idolatría, ritos, sacrificios y ceremonias, y en su gobierno, leyes y costumbres en paz y en guerra, sin comparar cosa alguna de estas á otras semejantes que en las historias divinas y humanas se hallan, ni al gobierno de nuestros tiempos, porque toda comparacion es odiosa. El que las leyere podrá cotejarlas á su gusto, que muchas hallará semejantes a las antiguas, así de la Santa Escritura, como de las profanas y fábulas de la gentilidad antigua: muchas leyes y costumbres verá que se parecen á las de nuestro siglo, otras muchas oirá en todo contrarias: de mi parte he hecho lo que he podido, no habiendo podido lo que he deseado. Al discreto lector suplico reciba mi ánimo, que es de darle gusto y contento, aunque las fuerzas ni la habilidad de un Indio, nacido entre los Indios y criado entre armas y caballos, no puedan llegar allá.