Historia general del Perú, o Comentarios reales de los incas (Tomo I)/Capítulo XXX

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CAPÍTULO XXX

Muchos dioses que historiadores Españoles impropiamente aplican á los Indios

Volviendo á la idolatría de los Incas, decimos mas largamente que atras se dixo, que no tuviéron mas dioses que al sol, al qual adoraron exteriormente: hiciéronle templos, las paredes de alto á baxo aforradas con planchas de oro: ofreciéronle sacrificios de muchas cosas: presentáronle grandes dádivas de mucho oro, y de todas las cosas mas preciosas que tenian, en agradecimiento de que él se las había dado; adjudicáronle por hacienda suya la tercia parte de todas las tierras de labor de los reynos y provincias que conquistaron, cosecha de ellas, é innumerable ganado: hiciéronle casas de gran clausura y recogimiento para mugeres dedicadas á él, las quales guardaban perpetua virginidad.

Demas del sol adoraron al Pachacamac, como se ha dicho, interiormente por Dios no conocido. Tuviéronle en mayor veneracion que al sol; no le ofreciéron sacrificios ni le hicieron templos, porque decian que no le conocian porque no se habia dexado ver; empero que creian que lo habia. Y en su lugar diremos del templo famoso y riquísimo que hubo en el valle llamado Pachacamac dedicado a este Dios no conocido. De manera que los Incas no adoraron mas dioses que los dos que hemos dicho, visible é invisible, porque aquellos príncipes y sus Amantas, que eran los filósofos y doctores de su república, con ser gente tan sin enseñanza de letras, que nunca las tuvieron, alcanzaron que era cosa indigna y de mucha afrenta y deshonra aplicar honra, poderío, nombre, fama ó virtud divina á las cosas inferiores del cielo abaxo; y así estableciéron ley y mandaron pregonarla para que en todo el imperio supiesen que no habian de adorar mas de al Pachacamac por supremo Dios y Señor, al sol por el bien que hacia á todos, á la luna venerasen y honrasen porque era su muger y hermana, y a las estrellas por damas y criadas de su casa y corte.

Adelante en su lugar tratarémos del dios Viracocha, que fue una fantasma que se apareció a un príncipe heredero de los Incas, diciendo que era hijo del sol. Los Españoles aplican otros muchos dioses a los Incas, por no saber dividir los tiempos y las idolatrías de aquella primera edad y las de la segunda, y tambien por no saber la propiedad del lenguage, para saber pedir y recibir la relacion de los Indios; de cuya ignorancia ha nacido dar á los Incas muchos dioses ó todos los que ellos quitaron á los Indios que sujetaron á su imperio; que los tuvieron tantos y tan estraños como arriba se ha dicho. Particularmente nació este engaño de no saber los Españoles las muchas y diversas significaciones que tiene este nombre huaca; el qual, pronunciada la última sílaba en lo alto del paladar, quiere decir, ídolo como Júpiter, Marte, Vénus y es nombre que no permite que de él se deduzca verbo para decir idolatrar. Demas de esta primera y principal significacion tiene otras muchas, cuyos exemplos irémos poniendo para que se entiendan mejor: quiere decir cosa sagrada, como eran todas aquellas en que el demonio les hablaba: esto es, los ídolos, las peñas, piedras grandes ó árboles en que el enemigo entraba para hacerles creer que era Dios. Asimismo llaman huaca á las cosas que haabian ofrecido al sol, como figuras de hombres, aves y animales hechas de oro ó de plata, ó de palo, y qualesquiera otras ofrendas las quales tenian por sagradas, porque las habia recibido el sol en ofrenda y eran suyas; y porque lo eran las tenian en gran veneracion. Tambien llaman huaca á qualquiera templo grande ó chico, y á los sepulcros que tenian en los campos á los rincones de las casas, de donde el demonio hablaba á los sacerdotes y á otros particulares que trataban con él familiarmente; los quales rincones tenian por lugares santos, y así los respetaban como á un oratorio ó santuario. Tambien dán el mismo nombre á todas aquellas cosas que en hermosura ó en excelencia se aventajan de las otras de su especie, como una rosa, manzana ó camuesa, ó qualquiera otra fruta que sea mayor y mas hermosa que todas las de su árbol; y á los árboles que hacen la misma ventaja á los de su especie le dan el mismo nombre. Por el contrario llaman huaca á las cosas muy feas y monstruosas que causan horror y asombro; y así daban este nombre á las culebras grandes de los Antis, que son de á veinte y cinco y de á treinta pies de largo. Tambien llaman huaca á las cosas que salen de su curso natural, como á la muger que páre dos de un vientre; á la madre y á los mellizos daban este nombre por la estrañeza del parto y nacimiento: á la parida sacaban por las calles con gran fiesta y regocijo, y le ponian guirnaldas de flores, con grandes bailes y cantares por su mucha fecundidad. Otras naciones lo tomaban en contrario, que lloraban teniendo por mal agüero los tales partos. El mismo nombre dan á las ovejas que paren dos de un vientre, digo al ganado de aquella tierra, que por ser grande su ordinario parir no es mas de uno como vacas ó yeguas, y en sus sacrificios ofrecían mas ayna de los corderos mellizos, si los habia que de los otros, porque los tenian por mayór deidad; por lo qual les llaman huaca; por el semejante llaman huaca al huevo de dos llemas, y el mismo nombre dan á los niños que nacen de pies ó doblados, ó con seis dedos en pies ó manos, ó nace corcobado ó con qualquiera defecto mayor ó menor en el cuerpo ó en el rostro, como sacar partido alguno de los labios, que de estos habia muchos, ó visojo que llaman señalado de naturaleza. Asimismo dan este nombre a las fuentes muy caudalosas que salen hechas rios, porque se aventajan de las comunes, y á las piedrecitas y guijarros que hallan en los rios ó arroyos con estraños labores ó de diversos colores que se diferencian de las ordinarias.

Llamaron huaca á la gran cordillera de la sierra nevada que corre por todo el Perú á la larga hasta el estrecho de Magallanes, por su largura y eminencia: que cierto es admirabilísima á quien la mira con atencion. Dan el mismo nombre á los cerros muy altos que se aventajan de los otros cerros, como las torres altas de las casas comunes, y á las cuestas grandes que se hallan por los caminos, que las hay de tres, quatro, cinco y seis leguas de alto, casi tan derechas como una pared. A las quales los Españoles corrompiendo el nombre dicen apachitas, y que los Indios las adoraban y les ofrecian ofrendas. De las cuestas dirémos luego, y qué manera de adoracion era la que hacian y á quien. A todas estas cosas y otras semejantes llamaron huaca, no por tenerlas por dioses ni adorarlas, sino por la particular ventaja que hacian á las comunes, por esta causa las miraban y trataban con veneracion y respeto. Por las quales significaciones tan diferentes los Españoles, no entendiendo mas de la primera y principal significacion que quiere decir ídolo, entienden que tenian por dioses todas aquellas cosas que llaman huaca, y que las adoraban los Incas, como lo hacian los de la primera edad.

Declarando el nombre apachitas, que los Españoles dán á las cumbres de las cuestas muy altas y las hacen dioses de los Indios, es de saber que ha de decir apachecta, es dativo, y el genitivo es apachecpa, de este participio de presente apachec que es el nominativo, y con la sílaba ta se hace dativo; quiere decir al que hace llevar, sin decir quien es ni declarar qué es lo que hace llevar, pero conforme al frasis de la lengua como atrás hemos dicho y adelante dirémos de la mucha significacion que los Indios encierran en sola una palaabra: quiere decir demos gracias y ofrezcamos algo al que hace llevar estas cargas, dándonos fuerzas y vigor para subir por cuestas tan ásperas como ésta; y nunca lo decian si no quando estaban ya en lo alto de la cuesta. Por esto dicen los historiadores Españoles que llamaban apachitas á las cumbres de las cuestas, entendiendo que hablaban con ellas, porque alli les oían decir esta palabra apachecta, y como no entienden lo que quiere decir, dánselo por nombre á las cuestas. Entendian los Indios con lumbre natural que se debian dar gracias y hacer alguna ofrenda al Pachacamac, Dios no conocido, que ellos adoraban mentalmente por haberles ayudado en aquel trabajo; y así luego que habian subido la cuesta se descargaban, y alzando los ojos al cielo, baxándolos al suelo y haciendo las mismas ostentaciones de adoracion que atrás diximos para nombrar al Pachacamac, repetian dos, tres veces al dativo apachecta, y en ofrenda se tiraban de las cejas, y que arrancasen algun pelo ó no, lo soplaban hácia el cielo y echaban la yerba llamada coca que llevaban en la boca, que ellos tanto aprecian, como diciendo que le ofrecian lo mas preciado que llevaban; y á mas no poder ni tener otra cosa mejor ofrecian algun palillo ó algunas pajuelas, si las hallaban por allí cerca: y no las hallando ofrecian un guijarro donde no lo habia echaban un puñado de tierra, y de estas ofrendas habia grandes montone en las cumbres de las cuestas. No miraban al sol quando hacían aquellas ceremonias, porque no era la adoración á él sino al Pachacamac, y las ofrendas mas eran señales de sus afectos que no ofrendas, porque bien entendían que cosas tan viles no eran para ofrecer. De todo lo qual soy testigo que lo ví caminando con ellos muchas veces, y mas digo que no lo hacian los Indios que iban descargados sino los que llevaban carga. Ahora en estos tiempos, pro la misericordia de Dios, en lo alto de aquellas cuestas tienen puestas cruces, que adoran en hacimiento de gracias de haberselas comunicado nuestro señor.