Idilio de la tarde y de la luna
En la tarde que cae con suavidad de lana
Se alarga del camino la apacible oración,
I hai en el campo una santa paz virjiliana
De égogla evanjélica i de buen corazón.
La Sombra i el Silencio, dos hermanos cartujos,
Se encuentran en la senda que tranquean los brujos
Araña una voz lánguida: «que morir tenemos»
I otra voz carraspea: «Hermano, ya lo sabemos».
En la monotonía del silencio
Se deshojan las horas una a una,
I hai en todo una media luz de luna
Lentamente arrastrando su silencio.
Su larga suavidad resbala un viento
Enfermo de emoción,
Cargado con adioses i lamentos
Que robara en alguna provinciana estación.
En la torre blanquizca de la iglesia lejana
Como una cuna mece un Angelus la campana
Sus notas se derrumban por las barrancas,
I en el claustro que alarga su paz cristiana
Hai una caravana de tocas blancas.
La tarde dice versos a la luna
Que descuelga su velo de gasa bruna.
El silencio está acaracolado
Las horas deshojan lirios;
Bajo la superficie del estanque alumbrado
Se dijera que hai una gruta de cirios.
Qué espiritual el rezo de los arroyos mansos
Ah! quién besara la luna de los remansos.