La Divina Comedia (traducción de Manuel Aranda y Sanjuán)/El infierno/Canto XIV
Despues añadió:—Ya es tiempo de que nos apartemos de este bosque; procura venir detrás de mí: sus márgenes nos ofrecen un camino; pues no son ardientes, y sobre ellas se extinguen todas las brasas.
CANTO XIV.
Nos pusimos en marcha siguiendo una de aquellas orillas petrificadas: el vapor del arroyuelo formaba sobre él una niebla, que preservaba del fuego las ondas y los ribazos. Así como los flamencos que habitan entre Gante y Brujas, temiendo al mar que avanza hácia ellos, levantan diques para contenerle; ó como los Paduanos lo hacen á lo largo del Brenta para defender sus ciudades y castillos, antes que el Chiarentana[1] sienta el color, de un modo semejante eran formados aquellos ribazos; pero su constructor, quien quier que fuese, no los habia hecho tan altos ni tan gruesos.
Nos hallábamos ya tan léjos de la selva, que no me habria sido posible descubrirla, por más que volviese atrás la vista, cuando encontramos una legion de almas, que venia á lo largo del ribazo[2]: cada cual de ellas me miraba, como de noche suelen mirarse unos á otros los humanos á la escasa luz de la luna nueva, y aguzaban hacia nosotros las pestañas, como hace un sastre viejo para enfilar la aguja.
Examinado de este modo por aquellas almas, fuí conocido por una de ellas, que me cogió el vestido, exclamando:—¡Qué maravilla!—Y yo, mientras me tendia los brazos, miré atentamente su abrasado rostro, de tal modo que, á pesar de estar desfigurado, no me fué imposible conocerle á mi vez, é inclinando hácia su faz la mia contesté:—¿Vos aquí, ser Brunetto[3]?—Y él repuso:—¡Oh hijo mio! no te enojes si Brunetto Latini vuelve un poco atrás contigo, y deja que se adelanten las demás almas.—Yo le dije:—Os lo ruego cuanto me es posible; y si quereis que nos sentemos, lo haré, si así le place á este con quien voy.—¡Oh! hijo mio! replicó: cualquiera de nosotros que se detenga un momento, queda despues cien años sufriendo esta lluvia, sin poder esquivar el fuego que le abrasa. Así pues, sigue adelante; yo caminaré á tu lado, y luego me reuniré á mi mesnada, que va llorando sus eternos tormentos.
No me atreví á bajar del ribazo por donde iba para nivelarme con él; pero tenia la cabeza inclinada, en actitud respetuosa. Empezó de este modo:—¿Cuál es la suerte ó el destino que te trae aquí abajo antes de tu última hora? ¿Y quién es ese que te enseña el camino?—Allá arriba, en la vida serena, le respondí, me extravié en un valle antes de haberse llenado mi edad[4]. Pero ayer de mañana, le volví la espalda; y cuando retrocedia otra vez hácia él, se me apareció ese, y me volvió al verdadero camino por esta via.—A lo que me contestó:—Si sigues tu estrella, no puedes menos de llegar á glorioso puerto, dado que yo en el mundo predijera bien tu destino. Y á no haber muerto tan pronto, viendo que el cielo te era tan favorable, te habria dado alientos para proseguir tu obra. Pero aquel pueblo ingrato y malo, que en otro tiempo descendió de Fiésole[5], y que aun conserva algo de la aspereza de sus montañas y de sus rocas, será tu enemigo, por lo mismo que prodigarás el bien; lo cual es natural, pues no conviene que madure el dulce higo entre ásperos serbales. Una antigua fama les da en el mundo el nombre de ciegos[6]; raza avara, envidiosa y soberbia: ¡que sus malas costumbres no te marchen núnca! La fortuna te reserva tanto honor, que los dos partidos anhelarán poseerte; pero la yerba estará léjos del pico[7]. Hagan las bestias fiesolanas forrage de sus mismos cuerpos[8], y no puedan tocar á la planta[9], si es que todavia sale alguna de entre su estiércol, en la que reviva la santa semilla de aquellos romanos que quedaron despues de construido aquel nido de perversidad.
—Si todos mis deseos se hubiesen realizado, le respondí, no estaríais vos fuera de la humana naturaleza; porque tengo siempre fija en mi mente y ahora me contrista verla así vuestra querida, buena y paternal imágen, cuando me enseñabais en el mundo cómo el hombre se inmortaliza: me creo pues en el deber, mientras viva, de patentizar con mis palabras el agradecimiento que os profeso. Conservo grabado en la memoria cuanto me referís acerca de mi destino, para hacerlo explicar con otro texto[10] por una Dama que lo sabrá hacer, si consigo llegar hasta ella. Solamente deseo manifestaros, que estoy dispuesto á correr todos los azares de la Fortuna, con tal que mi conciencia no me recuerda de nada. No es la vez primera que he oido semejante prediccion; y así, mueva su rueda la fortuna como le plazca, y el campesino su azada[11].
Entonces mi Maestro se volvió hácia la derecha, me miró, y despues me dijo:—Bien escucha, quien bien retiene.
—No por eso dejé de seguir hablando con ser Brunetto; y preguntándole quiénes eran sus más notables y eminentes compañeros, me contestó:—Bueno es que conozcas á algunos de ellos: con respecto á los otros, vale más callar; que para tanta conversacion el tiempo es corto. Sabe, pues, que todos ellos fueron clérigos[12] y literatos de gran fama, y el mismo pecado los contaminó á todos en el mundo. Con aquella turba desolada va Prisciano[13], como tambien Fran cisco de Acorso[14]; y si desearas conocer á tan inmunda caterva, podrias ver á aquel que por el Siervo de los siervos de Dios[15] fue trasladado del Arno al Bacchiglione[16], donde dejó sus mal extendidos miembros. Más te diria; pero no puedo avanzar ni hablar más, porque ya veo salir nuevo humo de la arena. Vienen almas con las cuales no debo estar. Te recomiendo mi Tesoro[17], en el que aun vive mi memoria, y no pido nada más.
Despues se volvió con los otros, del mismo modo que los que, en la campiña de Verona, disputan á la carrera el palio[18] verde, pareciéndose en el correr á los que vencen y no á los vencidos.
CANTO XV.
Encontrábame ya en un sitio donde se oia el rimbombar del agua que caia en el otro recinto, rumor semejante al zumbido que producen las abejas en sus colmenas, cuando
- ↑ Chiarentana, monte de los Alpes, donde tiene su origen el Brenta, rio formado por la licuacion de las nieves de aquel.
- ↑ Los sodomitas.
- ↑ Miser Brunetto Latini, orador, poeta, historiador, filósofo y teólogo de Florencia; estaba al frente de una escuela célebre, de donde salieron Guido Cavalcante y Dante. Fué secretario de la República, que le confirió varias embajadas. Obligado á expatriarse por ser partidario de los Guelfos, fijó su residencia en Paris, donde compuso en francés una especie de enciclopedia, titulada El Tesoro. Dante le hace figurar en este círculo, por haber ejercido violencia contra sí mismo, entregándose al feo vicio de los sodomitas.
- ↑ Esto es, antes de haber cumplido enteramente el año 35 de su vida. La vision de Dante comienza el 24 de Marzo del año 1300, en cuyo tiempo le faltaban cerca de dos meses al poeta para cumplir aquella edad. Los comentadores discurren con sutilezas sobre este pasaje; pero el sentido, está claro. Dante dice, que se extravió en el Valle de los vicios y de los odios políticos, antes de cumplir la edad de 35 años; «pero ayer (24 de Marzo de 1300) le volví la espalda;» esto es, quise salir de el, etc.
- ↑ El pueblo florentino tuvo su origen en Fiésole, antigua ciudad, situada en una áspera colina á tres millas de Florencia.
- ↑ Cuéntase que se dió este apodo á los fiorentinos, cuando entre varias cosas que les ofreció la ciudad de Pisa para pagarles un beneficio, eligieron inconsideradamente las menos apreciables; pero esto es una fábula. Se llamó ciegos á los Florentinos, porque se dejaron engañar neciamente por Totila, abriéndole las puertas de la ciudad.
- ↑ Expresion alegórica, que equivale á decir, que su deseo no se cumplirá nunca.
- ↑ Quiere decir: devórense mútuamente los florentinos, procedentes de Fiésole.
- ↑ Esto es, que no molesten á ningun ciudadano, que teniendo presente su origen romano, conserve ánimo de tal. Dicese que Florencia fué fundada por una colonia de romanos, y aumentada despues por los fiezolanos: Dante se creia descendiente de aquellos.
- ↑ La prediccion de Farinata, que le será explicada por Beatriz.
- ↑ Modismo proverbial, que equivale á decir: «Cumpla cada uno su deber, y venga lo que Dios quiera.»
- ↑ Cherci: por contraposicion á los ignorantes, llamados legos, los antiguos italianos denominaban clérigos á los hombres doctos.
- ↑ Prisciano, gramático de Cesárea, que floreció en el siglo VI.
- ↑ Jurisconsulto de Florencia.
- ↑ El Papa.
- ↑ Andrés de Mozzi, que fué desposeido del obispado de Florencia á causa de sus vicios, y trasladado despues al de Vicenza, por donde pasa el Bacchiglione, en cuyo obispado salió su alma de su libidinoso cuerpo.
- ↑ Título de una especie de enciclopedia, escrita en francés por Brunetto Latini.
- ↑ El palio era una especie de bandera verde que se concedia como premio al que corría más. Se celebraba esta fiesta el primer domingo de Cuaresma.