La araucana segunda parte/XXV
XXV
Asientan los españoles su campo en Millarapué; llega a | |
desafiarlos un indio de parte de Caupolicán; vienen a la batalla | |
muy reñida y sangrienta; señálanse Tucapel y Rengo; cuéntase | |
también el valor que los españoles mostraron aquel día | |
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aunque en los pueblos comarcanos fueron |
»con pacto y condición que si vencieres, |
Venida, pues, la noche, los soldados |
Unos, sin alas, con ligero vuelo |
Mas cada cual de presto se endereza, |
El fiero Tucapel, habiendo hecho |
Delante desta escuadra, pues, venía |
Que aquel que se mostrare buen soldado |
Hierve el coraje, crece la contienda |
Fue de la maza el ginovés cogido |
Echó por tierra la furiosa espada |
También acrecentaban el estrago, |
Estaba ya en el suelo una rodilla |
Rengo le respondió: «Si ya no fuera |
Pues de aquella manera y más furiosas |