La perfecta casada: Capitulo 8

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La perfecta casada de Fray Luis de León
Capitulo 8

Vínole al gusto una heredad, y compróla, y del fructo de sus palmas plantó viña.

Esto no es algún nuevo precepto, diferente de los pasados, ni otra virtud más particular que las dichas; sino antes es como una cosa que se consigue y nace dellas. Porque cierto es que la casada que fuere tan tasada en sus gastos y tan no curiosa por una parte, y por otra tan casera y veladora y aprovechada, no sólo conservará y tendrá en pie lo que su marido adquiriere, sino también ella lo acrecentará por su parte, que es lo que aquí agora se dice. Porque, de tan grande industria y vela, el fructo no puede ser sino grande.

Por manera que a los demás títulos que, siguiendo esta doctrina de Dios, habemos dado a la buena mujer, añadimos agora éste: que sea adelantadora de su hacienda, no como título diferente de los primeros, sino como cosa que se sigue dellos, y que declara la fuerza de los pasados, y lo que pueden, y el hasta dónde han de llegar. Y así, decir que compró heredamiento y que plantó viña del sudor de su mano, es avisarle que del ser casera, que se le pide, su proprio punto es no parar hasta esto, que es, no sólo bastecer a su casa, sino también adelantar su hacienda; no sólo hacer que lo que está dentro de sus puertas esté bien proveído, sino hacer también que se acrecienten en número los bienes y posesiones de fuera. Y es decirle que pretenda y se precie ella también de, señalando como con el dedo alguna parte de sus posesiones, poder decir claramente: «Éste es fructo de mis trabajos; mi industria añadió esto a mi casa; de mis sudores fructificó esta hacienda»; como lo han hecho en nuestros tiempos algunas.

Pero dirán que es esto pedir mucho. A las cuales pregunto yo: ¿qué es en esto lo que tienen por mucho? ¿Tienen por mucho que, de la diligencia y aprovechamiento y labor de una mujer, acompañada de sus mujeres, salga cosa de tanto valor como es esto? ¿O tienen por mucho que quiera ella gastar y que nosotros la obliguemos a que gaste en estos aprovechamientos y haciendas, y no en sus contentos lo que adquiriere? Si aquesto postrero es lo que les parece mucho en aquesta doctrina, no tiene razón, ni en tener otro ningún gasto por más suyo ni por más apacible y gustoso ni en pensar que se vende en la tienda cosa que, comprada, las hermosee más que estas compras. Porque aquello pasa en el aire, y el bien y honra y contento, juntamente con el buen nombre, que por esta otra vía se adquiere, como tiene raíces en la virtud, es duradero y perpetuo. Mas si lo primero las espanta, porque no creen que sus manos pueden venir a ser de tan grande provecho, lo uno hácense injuria a sí mismas y limitan su poder apocadamente, y lo otro ellas saben que no es así, y que pueden, si quieren aplicarse, pasar de esta raya, porque ¿adónde no llegará la que puede hacer y la que hiciere lo que se sigue?