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Libro de Buen Amor: 072

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Libro de Buen Amor
de Arcipreste de Hita
De cómo clérigos e legos, e flayres e monjas, e dueñas, e joglares salieron a reçebir a don Amor III

De cómo clérigos e legos, e flayres e monjas, e dueñas, e joglares salieron a reçebir a don Amor III


«Dexa todos aquéstos, toma de nos serviçio.»
Las monjas le dixieron: «Señor, non avrías viçio,
son pobres bahareros de mucho mal bolliçio,
señor, vete connusco, prueba nuestro çeliçio.»

Allí responden todos, que non gelo consejavan,
que amavan falsamente a quantos las amavan,
son parientas del cuervo, de cras en cras andavan,
tarde cumplen o nunca lo que afiusavan.

Todo su mayor fecho es dar muchos sometes,
palabrillas pintadas, fermosillos afeytes,
con gestos amorosos e engañosos juguetes,
traen a muchos locos con sus falsos risetes.

Mío señor don Amor, si él a mí creyera,
el convid de las monjas aquéste resçibiera,
todo viçio del mundo et todo plaser oviera,
si en la mongía entrara, nunca se arrepintiera.

Mas como el grand' señor non debe ser vandero,
non quiso resçebir el convid refertero,
dioles muchas graçias, estava plasentero,
a todos prometió merçed, et a mí primero.

Desque vi a mi señor, que non tenía posada,
et vi que la contienda era ya sosegada,
finqué los mis hinojos ant' él e su mesnada,
demandele merçed aquesta señalada:

«Señor, tú me oviste de pequeño criado,
el bien, si algo sé, de ti me fue mostrado,
de ti fui aperçebido e de ti fui castigado,
en esta santa fiesta sey de mí ospedado.»

Su mesura fue tanta, que oyó mi petiçión,
fue a la mi posada con esta proçesión,
todos le acompañan con grand' consolaçión,
tiempo ha que non anduve tan buena estaçión.

Fuéronse a sus posadas las más de aquestas gentes,
pero que en mi casa fincaron los instrumentes,
mi señor don Amor en todo paró mientes,
ca vido pequeñas casas para tantos servientes.

Dis': «Mando, que mi tienda finque en aquel plado;
si me viniere a ver algund enamorado,
de noche e de día allí, sea el estrado:
ca todo tiempo quiere a todos ser pagado».

Desque ovo yantado, fue la tienda armada,
nunca pudo ver omen cosa tan acabada,
bien creo que de ángeles fue tal cosa obrada,
que omen terrenal d'esto non faría nada.

La obra de la tienda vos querría contar,
avérsevos ha un poco a tardar la yantar:
es una grand estoria, pero non es de dexar,
muchos dexan la çena por fermoso cantar.

El mástel, en que se arma, es blanco de color,
un marfil ochavado, nunca l' vistes mejor,
de piedras muy preçiosas çerrado en derredor,
alúmbrase la tienda de su grand' resplandor.

En la çima del mástel una piedra estava,
creo, que era robí, al fuego semejava,
non avía menester sol, tanto de sí alumbrava
de seda son las cuerdas con que ella se tirava.

En suma vos lo cuento por non vos detener,
si todo esto escribiese, en Toledo non ay papel,
en la obra de dentro ay tanto de faser,
que si lo desir puedo, meresçía el beber.