Los condenados: 05
Escena III
[editar]Dichos; GINÉS, que aparece medroso por el fondo, cuando BARBUÉS dice las últimas expresiones. Entra recatándose.
GINÉS.- ¡Válgame Santa Orosia bendita, abogada contra los malos encuentros!... ¡Éstos aquí... y Vicenta no!... ¿Y cómo le doy yo a Vicenta la cartita para...? (Mirando a las dos casas.)
BARBUÉS.- (Sorprendido al verle.) ¡Eh!... ¿Quién es?
GINÉS.- (Con timidez.) Nadie, señor... digo, yo. Buscaba a Vicenta. Me prometió una trucha.
BARBUÉS.- ¡Trucha! Eso eres tú... (Observándole fijamente.) Y yo voy a escabecharte con este palo. (Le amenaza.)
GINÉS.- ¡Oh, señor! (Huyendo.) ¡Vicenta!
BARBUÉS.- ¡Pillete!
FELICIANA.- (Conteniéndole.) Busca a Vicenta. Será tal vez su novio...
GINÉS.- (Temblando.) Sí, señora... su... novio...
FELICIANA.- Búscala por ahí. (Señalando a la derecha.)
GINÉS.- Voy... ¡Gracias!... ¡Qué fiera de hombre!... (Entra en la casa de la derecha.)
BARBUÉS.- (Que le ha examinado con atención.) ¿Ve usted ese danzante? Apostaría que es de la cuadrilla de vagabundos que tanta guerra dieron por acá el año pasado, y el otro... Pues ahora... pongo mi cabeza a que este pájaro anda en la compañía de un sujeto sospechoso... pero muy sospechoso, que suele morar en la Canal de Berdún, o en Biniés, y en ciertas épocas del año, se corre por los montes de Ansó hasta los puertos.
FELICIANA.- (Curiosa.) ¿Su nombre?...
BARBUÉS.- José León le llaman.
FELICIANA.- (Asombrada.) José León... (Queriendo disimular su asombro; se turba.) Ya... José León...
BARBUÉS.- (Que ha notado su turbación, la mira fijamente.) Vamos... que le conoce usted
GINÉS.- (Por la derecha, con una rebanada de pan y una trucha, comiendo.) Gracias a Santa Orosia bendita, di la carta a Vicenta y ella me obsequió con esta benditísima trucha.
BARBUÉS.- (Abalanzándose a él.) Ven acá, títere.
GINÉS.- ¡Ay, ay!
BARBUÉS.- Díme la verdad, o te mato. (Le coge por una oreja.) ¿Andas tú en compañía de ese que llaman José León, habitante en las huertas de Biniés?
GINÉS.- No... digo, sí... Es mi amigo... No vivimos ya en las huertas; nos hemos venido más acá, a las ruinas del Temple, junto a Santa Lucia... ¡ay, ay!
BARBUÉS.- Ya le dirá yo a Gastón qué clase de avechuchos entran en su casa.
GINÉS.- Señor, yo soy un hombre honrado.
BARBUÉS.- Largo pronto de aquí, si no quieres que...
FELICIANA.- ¡Deje al chico, por Dios! ¡Pero qué feróstico y qué...!
GINÉS.- Con permiso. ¡Pies para qué os quiero!... (Vase corriendo y comiendo.)