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Los expósitos

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LOS EXPÓSITOS


¡Oh! cuando el beso de tu madre tierna
Te dé la bendicion de la mañana
Y te acaricie el alma soñolienta
Con el inmenso amor de su mirada
Acuérdate de aquellos
Que madre solo á su nodriza llaman!

Cuando en el seno de tu padre escondas
La frente juvenil desesperada
Y bajen, como bálsamo del cielo,
Á consolar tu angustia sus palabras,
Acuérdate de aquellos
Que lloran ¡ay! en su desierta almohada!

Cuando en las horas de la noche negra
Contra tus muros la tormenta brama
Mientras en lecho de mullida ropa
Junto á los hijos de tu amor descansas,
Acuérdate de aquellos
Que al solo amparo de los cielos andan!

Cuando á la mesa del hogar paterno
El pan de Dios con tus hermanos pártas,
Bajo la auré:ola de la frente noble
Que con sus gotas de sudor le gana,
Acuérdate de aquellos

Que el vil mendrugo de limosna guardan!
Cuando á la puerta del hogar paterno
Vuelvas de la fatiga y la batalla
y entre los brazos de tu madre sientas
Desfallecida de ternura el alma,
Acuérdate de aquellos
Que arrojan ¡ay! tras de la puerta extraña!

Y cuando el llanto de. tus ojos tristes,
(Ya para siempre oscurecida el alma),
Riegue la sombra de la cruz bendita
Al pié de su sepulcro se levanta,
Acuérdate de aquellos
Que ni la tumba de sus padres hallan!

Ah! piensa que el Señor no puso en vano
Un ráyo de piedad dentro del alma,
y sobre el humo de la tierra triste
El sempiterno hogar de la esperanza.

Ricardo Gutierrez.