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Los italianos en la Argentina/VIII

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época

VIII.

Socletà Itallana dI Tiro á Segno.

(La Nación del 15 de Septiembre de 1895).

El 23 de Junio del año pasađo se constituyó la primera Comisión Directiva de la Sociedad italiana de Tiro al Blanco, que cuenta con cerca de ochocientos socios y que realiza hoy la proeza de inaugurar un magnífico poligono.

Formaron esa primera Comisión, los señores Priani, como presidente; Morra, como vice; Ponzini, tesorero; Franzoni, secretario; Lavarello, Meucci y Rocca, consejeros; á los que se agregaron después los señores Bianchi y Fiori, presidentes de las sociedades Reduci Patrie Battaglie y Fratellanza Militare, respectivamente.

Con loable empeño, y no sin tropezar con serias dificultades, esta comisión se puso á la lahor, ayudada por lo más importante de la colonia italiana, y poco después realizaba — alrededor de las fiestas del 20 de Septiembre-el primer gran concurso de tiro, cuyos resultados no pudieron ser mejores. Cooperó á ello con eficacia la Sociedad Suiza de Tiro, hace veinte años establecida en Buenos Aires, que desde los primeros momentos fraternizó con su colega italiana.

En su primera sesión el comité resolvió aclamar padrino de la fiesta al Rey de Italia, y proclamar presidentes honorarios al Ministro de la Guerra argentino, y á los Ministros plenipotenciarios de Italia y Suiza.

El concurso se inauguri el 8 de Septiembre, á pesar del mal tiempo, con 300 tiradores inscriptos, de los cuales 203 eran italianos, 34 argentinos, 41 suizos, 17 alemanes, 11 franceses y 3 españoles.

La distribución de premios se hizo, solemnemente, en la noche del 20 de Septiembre, en presencia de las autoridades argentinas, italianas y suizas, entregándose á los mejoris tiradores tres placas de plata de «campionato », cuatro copas de plata, diez grandes medallas de oro, trece de primera y cincuenta y ocho de segunda clase; cincuenta grandes medallas de plata, y 66 y 58 de primera y segunda clase; cincuenta medallas de cobre y ciento veinte donativos consistentes en objetos de arte, armas, etc.

El Ministro de la Guerra, General Luis M. Campos, visito el campo de tiro, y como dice ccn justa satisfacción la Comisión directiva en su Memoria: « Después de minuciosa inspección, encargó al señor Carlos Morra, director de las construcciones militares argentinas, que redactara un proyecto para la construcción inmediata de un polígono de tiro en el territorio de la capital. Este hecho debe satisfacer en gran manera al comité, porque se debe exelusivamente á su iniciativa y á su obra ».

Losresultados materiales fueron también excelentes, pues la Comisión pudo donar más de 4000 $ para la construcción del nuevo hospital italiano, 1000 para la caja de reimpatración, 1000 para la Sociedad de Tiro Suizo,200 al Hospitał de Niños, etc.

Las inscripciones y series de diversas categorías produjeron 13.176 8, y la venta de municiones 4249; el total del producido fué de $ 22.457,52.

El primer resultado animó á los miembros de la nueva sociedad á proseguir sus trabajos con mayor entusiasmo si cabe.

Lo que su esfuerzo ha alcanzado, se verá por la siguiente rápida deseripción del stand que hoy se inaugura en Villa Devoto, aunque un inconveniente de última hora haya impedido que el edificio esté completamente terminado: faltan algunos trabajos de carpintería y pintura, á los que no se dará fin sino el 22 del corriente.

Respecto al programa de la fiesta con que se abre la solemnización del 20 de Septiembre, nuestros lectores han tenído ya ocasión de conocerlo. Limitémonos, pues, á los datos descriptivos del poligono.

El terreno en que se ha construído el polígono, es un rectángulo de cien metros de ancho, por mil poco más ó menos de largo.

Está situado sobre el ferrocarril al Pacifico, del lado izquierdo y á tres cuadras de la estación Villa Devoto, en un paraje pintoresco y alto-veintiocio metros sobre el nivel del mar,- lo que lo pone en excelentes condiciones.

Desde la estación se llega al poligono por una prolongación đel andén, que va hasta el primer paso á nivel; se entra al campo de tiro por la calle más importante de la villa.

El edificio ó stand se levanta á doseientos metros de la entrada, habiéndose dejado ésé espacio para hacer en él vastos jardines, ya delineados; en ellos se proyecta levantar algunos monumentos para honrar la memoria de ilustres italianos.

La construcción del stand es toda de madera, habiéndose usado en ella pino de tea, con excepción de la parte central —el vestibulo semicircular-revestido exteriorinente con chapas de lierro liso galvanizado.

Este edificio mide sesenta metros de largo por diez de ancho, salvo en su parte central, que sobresale diez inetros, y que, por lo tanto, tiene un ancho de veinte.

El piso del stand está á un inetro más ó menos sobre el divel del terreno, y se le lha dividido en dos partes completamente independientes una de otra; con esta disposición, el hábil arquitecto se propuso asegurar la completa inmovilidad del piso de los palcos de los tiradores, y lo ha logrado, no dejando entre éste y el de las galerias del público, ninguna continuidad que pudiera transmitir las vilbraciones inevitables, en el continuo movimiento de los espectadores.

El piso de la parte del stand destinada al público, está quince centinetros más abajo que el de loB tiradores, disposiciún que podría parecer anormal, pero que va encaminada á permitir que los espectadores vean los blancos por debajo de los diafragmas, de que hablareulos en seguida.

A ser más alto el piso, estos aparatos protectores ocultarian ios blancos, y el público se quedaria sin ver nada. El stand, en su conjunto, comprende un gran vestibulo semicircular de diez metros de ancho, dos depósitos de armas, un taller de armería, un buffet, seis piezas para uso de la administración, tres boleterías, una galería de cincuenta y dos metros de largo por cinco de ancho para el público y veinticuatro palcos ó «stalli » para los tiradores.

Estos palcos se comunican entre si por medio de otra galería de 52 metros de largo por dos y medio de ancho, y miden dos por dos cincuenta, de modo que hay en ellos comodidad para el tirador en cualquier posición que adopte, y para el comisario del tiro.

La arquitectura del stand es sencilla, como lo requieren el objeto de ese edificio y el material de que se ha construído. Sin embargo, se ha tratado de que presente un aspecto herinoso y elegante, y á ello responde la parte saliente del medio con su vestíbulo semicircular y cúpula semiesférica, sus torreones laterales de quince metros de alto, etc., etc.

El conjunto de la construcción es nuevo y característico.

Se ha decorado el edificio con colores vivos que hacen resaltar las molduras; de otro modo, se perderian de vista á corta distancia; los colores son claros, para que se destaquen bien del verde intenso predominante en el terreno.

El asunto principal de la decoración son los escudos de las ciudades principales de Italia: en el centro, al exterior, el de Roma, y á los lados, sucesivamente, los de Nápoles y Milán, Turín y Génova, Venecia y Florencia, Bolonia y Palermo. Alrededor del vestíbulo figuran los de Reggio di Calabria, Aquila, Ancona, Piacenza, Cagliari, Brescia, Padua, Verona, Catania, Messina, Livorno, Bari, Parma, Pisa, Módena, Alejandría, Lucca, Peruzia y Rávena. Ocupa el centro el escudo de Messina, por ser ésta la ciudad más importante de Jas allí representadas. Al lado del stand hay un pequeno pabellón destinado al tiro de revólver.

La construcción de ese edificio es en un todo análoga á la del grande.

El restaurant está situado á un lado de la gran plaza proyectada, y es también de madera y de arquitectura semejante á la del stand.

El campo de tiro tiene quínientos cíncuenta metros de largo, más ó menos, y está defendido lateralmente por dos terraplenes longitudinales y ocho oblicuos, cuyas alturas están calculadas con relación á la trayectoria de los tiros hasta quinientos metros.

Transversalmente al campo de tiro y á trescientos metros de distancia, se han construído dos espaldones de siete metros y medio de altura, dejando entre ambos una brecha de diez metros para el tiro á quinientos, cerrándose el campo á ésta distancia por otro espaldón situado cinco metros detrás de los blancos, y que es de ocho y medio de alto.

Dos diafragmas de madera, rellenos con fagina y tierra, atraviesan el campo; otro se ha colocado en la brecha de los espaldones, á trescientos metros. El objeto de estos diafragmas es - como se sabe -- detener los tiros altos que podrían pasar por encima de los terraplenes de protección.

La defensa se hace, pues, por la disposición y altura combinadas de los terraplenes, y es de todo punto imposible que una bala salga del polígono, yendo á ocasionar alguna casual desgracia.

Los abrigos para los marcadores de blancos están excavados á dos metros, veinticinco bajo el nivel del stand, y se hallan revestidos de mampostería y cubiertos .por un techo. Se llega: á ellos por el lado opuesto al ferrocarril, y en los sitios en que el camino no está protegido por las terraplenes, lo cstd por trincheras especiales.

El tiro á revólver está situado á la izquierda del poligono, defendido por una pared de mampostería de cincuenta metros de largo, y cerrado en la extremidad por un terraplén transversal de cuatro metros de alto, que le sirve de espaldón.

Este tiro tieme seis blancos á cincuenta metros.

El otro, el grande, tiene veinte blancos para el tiro á trescientos metros y cuatro para el tiro á quinientos.

Los blancos son de madera, de un sistema adoptado para el Tiro nacional, en Italia, conocidos por el nombre de á saliscendi, es decir, que mientras uno baja el otro sube; los aparatos que los ponen en movimiento están resguardados de las balas.

Los marcadores se comunican con los einpleados del and, además de las señales ópticas ordinarias, por medio de campanillas eléctricas. Cada blanco tiene un hilo que lo une al palco de tiradores correspondiente.

La distancia de centro á centro en los blancos es de un metro cincuenta para el tiro á cincuenta metros, de dos para el de trescientos, y de dos veinte para el de quinientos.

El costo total del edificio, una vez completamente terminado, será de cien mil pesos, poco más ó menos.

Es autor de los planos y ha dirigido los trabajos el ingeniero arquitecto Sr. José Franceschi, quien ha recibido muchas y merecidas felicitaciones, no sólo por lo excelente de su obra, sino también por la empeñada constancia con que ha sabido llevarla á término en un cortísimo espacio de tiempo. En efecto, los trabajos se comenzaron el 1 de Julio, y estarán terminados definitivamente en muy pocos días más.


Tal es, ligeramente reseñada, la nueva obra con que la colonia italiana ha venido, una vez más, á probarnos su vitalidad, su poder y su progresista espíritu.