Los ladrones de Londres/Prólogo

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época



PRÓLOGO.





Cuatro palabras del traductor.



Entre las concepciones mas celebradas del genio literario moderno, merece sin disputa lugar preferente la novela del fecundo y fantástico autor cuya version hemos osado hacer en el lenguage patrio. En efecto, con ella el célebre inglés Cárlos Díckens ha hecho inmarcescible la corona gloriosa que ciñe su frente. Digno discípulo del gran Schakspeare y émulo aventajado del inmortal Cervantes, ha logrado reunir en la presente obra los dos tipos sublimes de estos padres de la literatura actual.

Nada mas seductor, nada mas terrible á un tiempo que el desarrollo consecutivo de tan interesante produccion. Dejando á parte el interés siempre creciente de la accion desde la primera página, los carácteres de los personages en ella descritos, cautivan la mente del lector hasta el punto de considerarlos como seres reales á quienes vé todos los dias en su práctica de la vida social, aun cuando velados con el vapor que engendran en ella el disimulo y las conveniencias individuales.

En fin, el cuadro brillante de todas las virtudes de todos los vicios; de la mas simpática belleza y de la mas repulsiva fealdad moral, está delineado en esta obra maestra de la inspiracion y del arte con pincel tan delicado , que el ojo del alma descubre á la vez toda la magestad y toda la miseria de esta criatura predilecta que como angel caído arde en el fuego calzinador, que se titula malamente civilizacion.

Cierto es que el no menos fecundo novelista francés Eugenio Sue con su pluma poética logró ya una vez patentizar la carcoma anterior que devora esos círculos sociales, tan seductores mirados desde sus estremos, pero que tanto hielan al corazon penetrando en su centro. Sin embargo nos atrevemos á afirmar que en la presente novela , Cárlos Dickens ha roto del todo el misterio que encubre tanta agonía. Cada página de este libro magico es una prueba evidente de que las costumbres sociales en su mas refinada ilustracion; cuando no las alienta el aura de la virtud modesta, alma de la verdadera perfeccion humana, hacen al individuo tan ó mas miserable que la estupida fatalidad de la ignorancia. Tal es el pensamiento filosófico del autor. Anatómico profundo, critico severo sin ser mordaz, con la risa y el terror mezclados, análiza una por una todas las fibras de ese corazon inmenso del mundo que se denomina Sociedad!

Conocemos asaz las dificultades insuperables del lenguage original empleado en la mayor parte de esta obra, y tememos no haber logrado nuestro afan de trasladar al idioma español su elocucion con la pureza y ecsactitud que requieren las producciones de su clase; pero nos ha alentado hasta concluir nuestro trabajo, la esperanza en la benevolencia que nos dispensará el lector considerando el gran bien que de todos modos resultará, dando á conocer á muchos de nuestros compatricios una de las joyas mas brillantes de la literatura moderna.

J. J. y C.