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Los viajes de Marco Polo/Libro II/Capítulo II

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época

CAPITULO II.

PREMIOS AL EJÉRCITO.

Hé aquí cómo lo recompensó el Kan. A los que regían cien hombres, les dió el manlo de mil; á los que mil, el de diez mil, y además regaló á los jefes y soldados joyas; entre ellas tablas de mando y caballos. Las ablas de mando fueron distribuidas así: al capitan de cien hombres, una de plata; al de mil, de oro ó de plata sobredorada; al de diez mil, tabla de oro con cabeza de leon.

Las primeras y segundas pesaban 120 dracmas, las últimas 220, y en todas había es crito: «Por la fuerza de Dios y por la gra cia que ha concedido á nuestro emperador, sea bendito el nombre del gran Kan, y los que no le obedezcan muertos y extermina dos.» Sigue despues un escrito en el que se especifican las atribuciones otorgadas á ca da uno.

El que mande un granda ejército, ó cien mil soldados obtiene una tabla de oro de cuatrocientas dracmas de peso, donde se consigna lo mismo que en las otras, y en la extremidad inferior de la tabla hay grabado un leon, y sobre éste un sol y una luna: los que consiguen estas tablas adquieren mu cha autoridad y muchas preeminencias, entre otras las de que les cubran con una sombrilla mientras cabalgan y la de sentarse en silla de plata.