Obras de Miguel de Cervantes Saavedra/Advertencia

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época

ADVERTENCIA.


En el Prospecto de nuestra Biblioteca indicamos lijeramente la consideracion que nos habia movido á dedicar su primer tomo al autor ilustre de que mas se gloría nuestra nacion, Colocado Cervantes en el período mas luminoso de la historia literaria de España, ocupa allí el primer lugar: él por sí solo forma una época y una gran seccion, donde no tiene compañero. Como novelista (y no de otra manera debe considerársele) divide por mitad los cuatro siglos que han mediado desde el Bocacio hasta Walter Scott y Manzoni, y señala el punto donde concluyó el progreso y comenzó la decadencia del arte.

Faltaba en España una coleccion de las obras de Cervantes que pudiese llamarse completa. Todos tenian el Don Quijote, muchos las Novelas ejemplares, algunos la Galatea el Pérsilesy pocos las poesías, y nadie las habia recogido en un solo cuerpo.

A esta necesidad hemos intentado acudir; y, cosa que parecia dificilísima, hemos logrado reunirlo todo en un solo volúmen, que confiamos no desagradará, ó por lo ménos será una prueba de los deseos que nos animan de propagar y popularizar las buenas lecturas, y ostentar á la vista de los extranjeros el tesoro de que somos poseedores.

Lo único que falta á la integridad de las obras de Cervantes son sus composiciones dramáticas. No por su escaso mérito hubieran dejado de ocupar un lugar en este tomo; pues de los grandes ingenios hasta los desperdicios se aprovechan y se guardan. Pero, segun el plan que nos hemos propuesto en nuestra empresa, estos documentos importantes de la historia del teatro tienen su lugar propio y exclusivo en otra seccion, en la cual ó se echarian de ménos ó deberian repetirse, so pena de culpable omision ó manquedad. La literatura dramática ofrece un fenómeno digno de notarse, que la distingue, y es que ha caminado sola é independiente de los demas géneros, prosperando cuando ellos decaian, y corrompiéndose cuando ellos se purificaban: generalmente hablando, los que han sobresalido por su admirable talento en la escena, han sido fuera de ella poetas muy medianos; y por el contrario, autores felicísimos en la fábula cantada ó narrada, se han estrellado contra las dificultades del diálogo y de la disposicion. Este hecho, que no hemos podido menos de tener presente en nuestros trabajos, ha debido por necesidad influir en nuestro repartimiento.

No encarecemos nuestra diligente escrupulosidad en la revision del texto, y aun confesarémos que en esto hemos andado sobrado parcos y meticulosos. Otros mas autorizados nos han dado el ejemplo, y no habiamos de atrevernos á lo que no se atrevió la Academia española. Algunas cosas leemos en Cervantes que él no pudo escribir tales como están impresas; pero otras hay, aunque pocas, en que podemos asegurar la manera en que Cervantes las escribió ó quiso escribirlas en medio de su genial precipitacion. Solo cuando hemos adquirido este convencimiento ha cesado nuestra perplejidad: no hemos enmendado el texto; hemos corregido una prueba.

Una variante curiosa, en la cual sin embargo nadie, que sepamos, habia parado la atencion, se hallará en la segunda parte del Don Quijote. Su importancia se recomienda tanto mas, cuanto tiene relacion con el carácter dominante de la época.

Nada inédito creiamos poder presentar en este primer tomo. Pero aun en esto nos ha sido la suerte favorable; y una oda al conde de Saldaña, de cuya autenticidad no puede dudarse. cierra la marcha de las poesías sueltas hasta ahora no recopiladas.

Si no en todo hubiéremos acertado, el público hará justicia á nuestro buen deseo.