Página:1891-Últimos escritos, Pedro Antonio de Alarcón.pdf/30

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bían adoptado la buena idea de establecerse en el Parador público, á fin de alimentarse con sangre de pasajero.-En cambio salieron á relucir las tres guitarras que iban á bordo; y como entre la tripulación no faltaban dos ó tres buenas mozas, y el ventero tenía varias hijas muy guapas, y érase una templada noche de primavera, y algunos apenas habíamos entrado en quintas, se bailó hasta cerca del amanecer, que, ya rendidos de sueño y de fatiga, nos acostamos todos los viajeros de ambos sexos, á obscuras y. como Dios quiso, en la todavía desenganchada galera, la cual emprendió, al cabo. de una hora, su segunda majestuosa jornada.

Más agradable aún que el anterior fué este otro día de viaje, pues los pasajeros nos tratábamos ya como hermanos, y algunos con intimidad todavía más dulce, mientras que el terreno iba quebrándose y hermoseándose progresivamente según que penetrábamos en la estrecha garganta que abre paso á la cálida y montuosa tierra de Almería.-No recuer-