Página:1891-Últimos escritos, Pedro Antonio de Alarcón.pdf/32

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con esto y con la faja encarnada y el desabotonado chaleco de vivos colores, si no parecían moros de Marruecos, parecían moros de Trípoli ó de Túnez. Las venteras, en fin, y las moradoras de los pueblecillos ó aduares por donde pasábamos, nos miraban con unos enormes ojos negros en que relucian todas las fiebres de los sedientos arenales, mientras que su pálida y morenísima tez y sus gallardos cuerpos, muy bajos de talle, traían á la memoria bíblicos asuntos de famosos cuadros y grabados.

Hasta para los hijos de Granada, todo aquello ofrecía novedad y hechizo; pues hay que advertir que la provincia de Almería tiene más de levantisca y de murciana que de andaluza, ora en la vestimenta, tipo y lenguaje de sus indígenas, ora en la fisonomía y productos del terreno... Yo de mí sé decir que, lo mismo en 1854 que cuando, en 1861, después de conocer algo el Africa, hice á caballo mi segundo viaje á Almería, sentí allí emociones más propias de Oriente que de Europa, más semíticas que ja-