busca del vellocino de oro de la gloria!...
Porque he de advertiros que esta expedición era la segunda jornada de mi primer viaje al paraninfo de las Letras; era un rodeo para trasladarme á Madrid; era mi verdadera salida de D. Quijote; era, en fin, consecuencia de haber abandonado pocos días antes mi hogar, contra los consejos de mis benditos padres, á los diez y nueve años y algunos meses de edad, llevando en el baúl una reputación manuscrita (según dijo cierta pupilera madrileña, con relación á otro personaje por mi estilo) y poseedor de tan poco dinero ó cosa semejante, que, habiéndome tocado la quinta algunas semanas después, tuve que volverme más que á prisa de Madrid á Guadix, en busca del perdón y del bolsillo del autor de mis días, antes de que el Gobierno de S. M. me declarara prófugo. Iba yo, pues, á Málaga la mañana que digo, á embarcarme para Cádiz, donde poseía parte de un periódico literario que érame preciso organizar de modo que me sostuviese en la Corte, y he aquí la razón de que me pusiera tan