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 Y aunque parezca que ya no existe
Los que la busquen la encontrarán,
Si la cultivan con dulce empeño
Nunca su fuente se agotará.

 Porque es la humilde, pobre violeta,
El filon rico y el manantial,
Siempre se oculta, nunca se agota
El dulce afecto de mi amistad.

 Sus padres, temiendo que por dedicarse á hacer versos atrasara en los ramos de instruccion primaria, trataron de desviar su natural inclinacion; pero su constancia pudo vencer este poderoso obstáculo, porque no hacia una obra que no tuviera relacion con el objeto de su constante adoracion: la familia; y luego que comprendieron era en ella una cosa espontánea, un impulso secreto del alma, la dejaron en completa libertad que siguiese el curso de sus buenas ideas.

 Al principio de su carrera literaria no fué posible que desistiese del empeño con que ocultaba su nombre bajo el anagrama de Amira: el popular poeta D. José Fornáris que siempre la ha distinguido mucho, ya como escritora, ya como mujer, le dedicó unos lindos versos instándole á cantar y que descubriese su nombre; ella le contestó entonces con estos, bastante bellos y sonoros al par que modestos.



 Tus versos me dejan confusa y turbada
Mas tanta indulgencia me presta valor,
Por eso te ofrezco mi pobre trovada
Luchando en las dudas de un vago temor.
 ¿Celebras mis versos? Con ojos de amigo
Tu viste sin duda mi pobre cancion,
Pues ellos belleza no llevan consigo,
Ni tienen tampoco ninguna ambicion.