de su diámetro aparente; elemento óptico cuya determinacion presentará siempre una gran incertidumbre. Admitiendo con Herschell que el diámetro aparente de Arturo no escede de un décimo de segundo, resultará que su diámetro real es once veces mayor que el diámetro del Sol (6). Una vez que la distancia de la estrella 61 del Cisne es conocida, merced á los trabajos de Bessel, es posible determinar aproximadamente la masa de esta estrella doble. Bien es verdad, que no basta la porcion de la órbita que el satélite ha recorrido desde las observaciones de Bradley, para fijar con gran precision los elementos de su órbita real, y particularmente el eje máximo; sin embargo, el célebre astrónomo de Kœnigsberg (7) cree poder afirmar que «la masa de esta estrella doble no difiere en mucho de la mitad de la del Sol.» Este es un resultado de medidas efectivas; que por lo tocante á analogías fundadas en la masa que predomina en los planetas provistos de satélites, y en la observacion hecha por Struve de que hay entre las estrellas brillantes seis veces mas sistemas binarios que entre las estrellas telescópicas, han creido otros astrónomos poder atribuir á la mayor parte de las estrellas dobles, una masa media superior á la del Sol (8). Mucho tiempo ha de pasar todavía antes de obtener en este punto resultados generales. Añadamos por último, que Argelander coloca al Sol en el rango de las estrellas cuyo movimiento propio es considerable.
Causas numerosas que obran incesantemente produciendo variaciones en la posicion relativa de las estrellas y de las nebulosas, en el resplandor las de diferentes regiones del cielo, y en la apariencia general de las constelaciones, pueden despues de miles de años imprimir un carácter nuevo al aspecto grandioso y pintoresco de la bóveda estrellada. Estas causas son: los movimientos propios de las estrellas; el de traslacion que lleva en el espacio todo