una region se ha deteriorado; si el invierno se ha hecho en ella mas dulce, y el estio menos cálido. El termómetro es el único medio de resolver cuestiones semejantes, y su descubrimiento apenas se remonta á dos siglos y medio; y casi no ha sido aplicado de una manera racional hasta hace ciento veinte años. La naturaleza y la novedad del medio restrigen asi considerablemente el campo de nuestras investigaciones acerca de las temperaturas atmosféricas. No sucede lo mismo cuando se trata del calor central de la Tierra. Asi como de la igualdad en la duracion de las oscilaciones de un péndulo puede deducirse la invariabilidad de su temperatura, asi tambien la constancia de la velocidad de rotacion que anima al globo terrestre, nos dá la medida de la estabilidad de su temperatura media. El descubrimiento de esta relacion entre la duracion del dia y el calor del globo, es ciertamente una de las mas brillantes aplicaciones que han podido hacerse de un largo conocimiento de los movimientos celestes, al estudio del estado térmico de nuestro planeta. Se sabe que la velocidad de rotacion de la Tierra depende de su volúmen; enfriándose la masa de la Tierra por medio de la irradiacion, debe disminuir su volúmen; por consiguiente todo decrecimiento de temperatura, corresponde á un aumento de la velocidad de rotacion, es decir, á una disminucion en la duracion del dia. Ahora bien, teniendo en cuenta las desigualdades seculares del movimiento de la Luna, en el cálculo de los eclipses observados en las épocas mas remotas, se encuentra que desde el tiempo de Hiparco, es decir, dos mil años há, la duracion del dia no ha disminuido ciertamente ni aun la centésima parte de un segundo. Puede afirmarse sin salir de estos mismos límites, que la temperatura media del globo terrestre no ha variado en 1170 de grado, desde dos mil años acá (40).
Esta invariabilidad en las dimensiones, supone una invariabilidad igual en la distribucion de la densidad por el