geográfica. Por la aguja imantada puede saberse la hora que es del día, lo mismo que bajo los trópicos por las oscilaciones del barómetro. Las auroras boreales, resplandores rogizos que coloran el cielo de nuestras regiones árticas, ejercen tambien sobre la aguja una accion pasajera, pero inmediata. Cuando el movimiento horario de la aguja se vé turbado por una tempestad magnética, acontece con frecuencia que la perturbacion se manifiesta simultáneamente, asi como suena, en la tierra y en el mar, á centenares y millares de leguas, ó bien se propaga en todos sentidos por la superficie del globo, de una manera sucesiva y con cortos intervalos de tiempo (43). En el primer caso, la simultaneidad de los fenómenos podria servir para determinar las longitudes geográficas, lo mismo que los eclipses de los satélites de Júpiter, las señales de fuego y las estrellas errantes convenientemente observadas. Es cosa verdaderamente admirable, que los movimientos irregulares de dos pequeñas agujas imantadas pueden revelarnos la distancia que las separa, aunque se las suspenda bajo tierra á grandes profundidades, y enseñarnos por ejemplo, á qué distancia del Oriente de Gœtinga ó de Paris, se encuentra Casan. Existen regiones en el globo en que los navegantes, envueltos de nieblas espesas durante muchos dias, se ven privados con frecuencia de los medios astronómicos que sirven para determinar la hora, y la posicion del buque: la inclinacion de la aguja les indicaria entonces con exactitud si se hallan al Norte ó Sud del puerto á donde deben arribar (44).
Pero cuando la súbita perturbacion del movimiento horario de la aguja anuncia y prueba la existencia de una tempestad magnética, es preciso confesar que ignoramos aun el lugar donde reside la causa perturbadora: ¿será en la corteza terrestre, ó en las regiones superiores de la atmósfera? Por desgracia la cuestion aun no está resuelta en