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tra la superficie procede por largos periodos, pudiendo estar interrumpida durante siglos y reproducirse enseguida con nueva energía, como antiguamente acaeció en el Vesubio (Fisove) (13). En Roma pensábase ya en tiempo de Neron en colocar al Etna entre los volcanes que se apagan poco á poco (14); mas tarde afirmó Eliano que su vértice se hundia porque los navegantes no lo distinguian ya de tan lejos como otras veces (15). Si los indicios de la primera erupcion subsisten, y se conserva intacta la armazon primitiva, entonces el volcan se alza del centro de un cráter de levantamiento, y el cono de erupcion está rodeado de una muralla circular de rocas cuyo asiento ha sido fuertemente empujado hácia arriba. Algunas vcces, no se encuentran vestigios del recinto que formaba esta especie de círculo, y en tales casos el volcan cuya figura no es siempre circular, se levanta inmediatamente sobre una meseta á la manera de prolongada cumbre; tal es el Pichincha, al pie del cual está construida la ciudad de Quito.

Asi como la naturaleza de las rocas, es decir, la mezcla ó la asociacion de las especies minerales simples que se reúnen para formar el granito, la roca y el micasquisto, ó el traquito, el basalto y la dolerita, no depende de nuestros climas actuales, y permanece idéntica en todas las latitudes, asi tambien vemos que por do quiera las mismas leyes presiden al órden de superposicion de las capas que componen la corteza terrestre, á sus mútuas penetraciones y á los efectos de su levantamiento. Cabalmente en el aspecto de los volcanes, es donde se ha puesto de manifiesto esta identidad general de forma y de estructura. Cuando el navegante alejándose de su patria llega á otros cielos, en donde estrellas desconocidas sustituyen á las constelaciones que acostumbraba ver, encuentra en las islas y mares apartados palmeras, arbustos nuevos para él, y las especies raras