Römer, 2.ª parte, l. I, p. 131, nota 14. Véase sobre la inverosímil hipótesis de Fusieneri, que atribuia la formacion de las piedras meteóricas á la condensacion súbita de vapores metálicos de que estuvieron ordinariamente cargadas las capas superiores de la atmósfera, como sobre la penetracion mútua y la mezcla de gases de especies diferentes, mi Relat hist. t. I, p. 525.
^(70) Pág. 110.—Bessel, en la Astron. Nachrichten de Schum., 1839, números 380 y 381, p. 222 y 346. Termina la Memoria con una comparacion de las longitudes del Sol con las épocas de la aparicion del mes de noviembre, á partir de 1799, fecha de la primera observacion practicada en Cumana.
^(71) Pág. 110.—El doctor Tomás Forster dice (The pocket Encyclop. of natural Phænomena, 1827, p. 17), que en el colegio de Christ-Church en Cambridge, se conserva un manuscrito titulado: EphEmerides rerum naturalium, cuyo autor parece ser un fraile del siglo precedente. Al lado de cada dia del año, indica el manuscrito el fenómeno correspondiente, como la primera florescencia de ciertas plantas, la llegada de los pájaros, etc.. El 10 de agosto está designado bajo el nombre de meteorodes. Esta indicacion, unida á la tradicion relativa á las lágrimas de fuego de San Lorenzo, determinaron á M. Forster á seguir asiduamente la aparicion del mes de agosto. (Quételet, Corresp. mathem., serie III, t. 1, 1837, p. 433).
^(72) Pág. 111.— Humboldt, Relat. hist., t. 1, p. 519-527; Ellicot en las Transact. of the American Society, 1804, t. VI p. 29. Arago dice, hablando de la aparicion de noviembre: «Asi se confirma cada vez mas la existencia de una zona compuesta de millares de pequeños cuerpos, cuyas órbitas encuentran al plano de la eclíptica hácia el punto que la Tierra va á ocupar todos los años del 11 al 13 de noviembre. Es un nuevo mundo planetario que empieza á revelársenos.» (Annuaire de 1836, p. 296.)
^(73) Pág. 111.—Cf. Musschenbroek, Introd. ad Phil. Nat., t. II, p. 1061; Howard, Climate of London, t. II, p. 23, observaciones del año 1806,. por consiguiente, siete años anteriores á las primeras de Brandes (Benzenberg, Sternschnuppen, p. 240-244); las observaciones de agosto hechas por Tomás Forster, en Quételet, obra citada, p. 438-453; las de Adolfo Erman, de Boguslawski y de Kreil, en el Jahrbuch de Schum. 1838, p. 317-330. Sobre la posicion del punto de divergencia de los meteoros en la constelacion de Perseo, el 10 agosto 1839, véanse las escelentes medidas de Bessel y de Erman (Schum., Astron. Nachrichten, números 385 y 428). Sin embargo, parece que el movimiento en la órbita