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no fue retrógrado el 10 de agosto de 1837. Véase Arago, en los Comptes rendus. 1837. t. II. p. 183.

^(74)  Pág. 111.—El 25 de abril de 1095, «una infinidad de personas vieron caer las estrellas del cielo, tan compactas como el granizo,» (ut grando, nisi lucerent, pro densitate putaretur; Baldr., p. 88); llegóse á creer en el concilio de Clermont, que tal suceso debia ser presagio de grandes revoluciones en la cristiandad; Wilken, Geschichte der Kreuzzüge, t. I, p. 75. El 22 de abril de 1800, se vió una gran lluvia de estrellas errantes en la Virginia y en Massachussets; parecía «como la combustion de un cohete que hubiese durado dos horas.» Arago fue el primero que señaló la periodicidad de este «surco de asteroides.» (Annuaire de 1836, p. 297). Las lluvias de aerolitos á principios de diciembre, son tambien muy notables; y pueden encontrarse indicios de su periodicidad en las antiguas observaciones de Brandes (contó dos mil estrellas errantes durante la noche del 6 al 7 de diciembre de 1798), y quizás tambien en la enorme lluvia de aerolitos que cayó en el Brasil, el 11 de diciembre de 1836, cerca del pueblo de Macao, sobre el rio Assu (Brandes, Unterhaltungen. 1845, 1.ª entrega, p. 65, y Comptes rendus, t. V, p. 211). Capocci descubrió doce lluvias de aerolitos entre el 27 y 29 de noviembre (de 1809 á 1839), y otros fenómenos del mismo género correspondientes al 13 noviembre, al 10 agosto y al 17 julio. (Comptes rendus, t. XI, p. 257). Es muy notable, el que ningun flujo periódico de estrellas errantes ó de aerolitos se haya presentado hasta ahora en las partes de la órbita terrestre que corresponden á los meses de enero, febrero y tal vez marzo. Sin embargo, yo he observado en el mar del Sur, el 15 de marzo de 1803, una gran cantidad de estrellas errantes, y se ha visto en Quito una lluvia de meteoros del mismo género, poco tiempo antes del horrible temblor de tierra de Riobamba (3 febrero 1797). Reasumiendo, las épocas siguientes parecen deber fijar la atencion de los observadores:

22-25 abril;
17 julio (17-26 julio?) (Quételet. Corresp., 1837, p. 435);
10 agosto;
12-14 noviembre;
27-29 noviembre;
6-12 diciembre.

La multiplicidad de estos flujos periódicos no deben ser objeto de séria dificultad, como no lo es el gran número de cometas que llenan los espacios celestes, sin que la diferencia esencial que existe entre un cometa aislado y un anillo de asteroides, pueda hacer viciosa la asimilacion.

^(75)  Pág. 112.— Fernando de Wrangel, Reise längs der Nordkuste von