^(80) Pág. 116.— Plinio habia observado ya el color particular de la costra de los aerolitos «colore adusto» (l. II, c. 56 y 38); la espresion «lateribus pluisse» se refiere igualmente al aspecto de los aerolitos cuya superficie indica la accion del fuego.
^(81) Pág. 116.—Humboldt, Relat. hist., t. II, c. 20, p. 299-302.
^(82) Pág. 117.— Gustavo Rose, Reise nach dem Ural, t. II, p 202.
^(83) Pág. 117.—G. Rose, en los Annalen de Poggend., 1825, t. IV., p. 173-192; Rammelsberg, Erstes Suppl. zum chem. Handwörterb. der Mineral., 1843, p. 102.
«Es un hecho muy notable y por mucho tiempo olvidado, dice Olbers, el que ningun aerolito fósil haya sido encontrado entre las conchas fósiles de los terrenos secundarios y terciarios. ¿Débese deducir de aquí que si caen verosimilmente, segun Schreibers, setecientos aerolitos por año sobre la superficie actual del globo, no haya caido ninguno antes de la época en que fué formada esta superficie?» (Olbers. Schum. Jahrbuch, 1838, p. 329). Muchas masas de hierro nativo niquelífero, de naturaleza problemática, han sido halladas á una profundidad de 10 metros debajo de tierra en el norte del Asia (lavaderos de oro de Petropawlowsk), y muy recientemente aun en los Karpatos occidentales (minas de Magura, cerca de Szlanicz). Cf. Erman, Archiv. für wissenschatfl. Kunde von Russland, tomo I, p. 315; y Haidinger, Bericht über die Szlaniczer Schürfe in Ungarn.
^(84) Pág. 117,— Berzélius, Jahresbericht, t. XV, p. 217 y 231; Rammelsberg Handwörterbuch, 2.ª parte, p. 25-28.
^(85) Pág. 118.—«Sir Isaac said, he took all the planets to be composed of the same matter with this earth, viz. earth, water and stones, but variously concocted.» Turner, Collections for the hist. of Grantham, cont. authentic Memoirs of sir Isaac Newton, p. 172.
^(86) Pág. 119.— Adolfo Erman, en los Annalen de Poggend., 1839, t. XLVIII, p. 582-601.
Algunos años antes, dudaba Biot que la corriente de asteroides de noviembre, debiera reaparecer hacia principios de mayo (Comptes rendus, 1836, t. II, p. 670). Mædler investigó, mediante ochenta y seis años de observaciones metereológicas hechas en Berlín, lo que se debe pensar de la popular creencia relativa á los tres famosos dias de frio del mes de mayo (Verhandl. der Vereins für Beförd. des Gartenbaues, 1834, p. 377), y halló que efectivamente, el 11, el 12 y el 13 de mayo, la temperatura retrograda 1.°22, precisamente en la época del año en que