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al menos las regiones que no poseen. En su ciencia, en yo patrimonio se ha trasmitido casi sin interrupción, y en sunomenclatura científica, hallamos las huellas de los numerosos caminosá travésde loscuales penetraron en los mismos pueblos importantes inventos, ó á lo menos sus gérmenes; huellas que son como otros tantos jalones en la historia de la humanidad. Asi han recibido de la estremidad oriental del Asia el conocimiento de la direccion y declinación de la aguja móvil imantada; del Egipto y de la Fenicia preparaciones químicas, tales como el vidrio, materias colorantes animales ú vegetales, y óxidos metálicos; de la India el uso de un pequeño número de cifras, con la facilidad 'de darlas un valor mas elevado en virtud del principio de posicior. Despues que la civilizacion abandonó sus mansiones primeras, situadas entre los trópicos ó en las zonas subtropicales, escogió esta parte del mundo cuyas regiones septentrionales son menos frias que las del Asia Y América, colocadas á iguales latitudes. El continente de Europa es una península occidental del Asia, y yo he esplicado yu cómo debe la dulzura civilizadora de su clima á esta cir— cunstancia, á su forma dividida y articulada, que ya celebró Estrabon, á su situacion en frente del Africa que se estiende álo lejos bajo el Ecuador, y finalmente, á los vientos del Oeste, que en contacto con una vasta estension del Océano, son por esta razon mas calientes en invierno (9). Las condiciones físicas de Europa han opuesto á los progresos de la dv1lizacion menos obstáculos que Asia y Africa, en donde vastas cadenas de montañas paralelas, mesetas y mares de arena forman límites difíciles de franquear. Partiremos, pues, para esponer en sus fases principales la historia de la Contemplacion del Mundo, del rincon de la tierra que por sus relaciones topográficas y su sitio en el glolo ka favorecido mas las comunicaciones entre los pueblos y el engrandecimiento de las miras cósmicas que de ellas resultaron.