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cuencia de las persecuciones de Justiniano, fueron recogidas y aprovechadas por los Arabes durante sus primeras incursiones al Asia. Por incompletos que fuesen los conocimientos de los sacerdotes nestorianos, su particular disposicion para los estudios médicos y farmacéuticos les permitia ejercer una gran influencia sobre una raza que por largo tiempo habia vivido en el pleno goce de la naturaleza libre y que conservaba un sentimiento mas vivo y verdadero de la contemplación del mundo esterior, en cualquiera forma que se les presentase, que los habitantes de las ciudades oriegas é itálicas. Estos rasgos característicos de los Arabes son los que principalmente hacen importante para la historia del Cosmos el período de su dominacion. Debe considerarse á los Arabes, repito una vez mas, como los verdaderos fundadores de las ciencias físicas, tomando esta denomina— cion en el mismo sentido en que lo y se acostumbra.
Es indudable que el encadenamiento íntimo de todas las ideas hace que sea muy difícil asignar en los dominios de la inteligencia la época exacta de su nacimiento. Desde muy antiguo se ven brillar por todas partes algunos puntos luminosos en la historia de la ciencia y de los procedimientos que á ella pueden conducir. ¡Cuánto tiempo no pasó desde Dioscórides, que estrala el mercurio del cinabrio, hasta el químico árabe Dscheder, desde los descubrimien= tos ópticos de Tolomeo hasta los de Alhazen! Pero no pueden considerarse como fundadas las ciencias físicas, Ó mas: ceneralmente aun las ciencias naturales, sino desde el momento en que gran número de hombres marchan concertadamente por las nuevas vias, aunque con desigual éxito. Despues de la simple Contemplacion de la Naturaleza, despues de la observacion de los fenómenos que accidentalmente se producen en los espacios del Cielo y de la Tierra, vienen la investigacion y el análisis de estos fenómenos, la medida del movimiento y del espacio en que los mismos se
